Un grupo de destacados científicos, incluidos premios Nobel, emitieron una advertencia sobre los riesgos de continuar investigando la creación de organismos sintéticos con propiedades opuestas a las de seres vivos naturales. Denominada “vida espejo”, esta forma de vida hipotética está compuesta por moléculas de orientación quiral opuesta, aunque sea prometedor para ciertos avances médicos, podría tener consecuencias catastróficas en los ecosistemas y la salud humana. Sobre esta propuesta, la revista Smithsonian compartió un artículo con intervención de especialistas en química.
En la vida tal como la conocemos; las biomoléculas, los aminoácidos y azúcares, poseen quiralidad, una propiedad que describe su orientación espacial. Mientras los aminoácidos tienen una configuración zurda, los azúcares se presentan en su versión diestra. La posibilidad de sintetizar versiones “espejo” de estas moléculas abrieron puertas a aplicaciones potenciales, pero también a riesgos que podrían ser incontrolables.
Durante las últimas décadas, los laboratorios lograron fabricar versiones quiralmente opuestas de moléculas fundamentales para la vida, como proteínas diestras y azúcares zurdos. Este avance representa un paso significativo en biología sintética, ya que estas moléculas espejo poseen propiedades únicas.
Avances científicos y su potencial impacto
La idea de explorar las propiedades de las moléculas espejo no solo surge del avance científico, sino también de una fascinación histórica por uno de los aspectos más enigmáticos de la vida en la Tierra: la quiralidad. Este fenómeno definido por la orientación específica de las moléculas fundamentales para la vida, fue descrito por primera vez en el siglo XIX por el químico Louis Pasteur, quien identificó que los cristales de compuestos químicos podían presentarse en formas “especulares”.
El bioquímico Michael Kay, de la Universidad de Utah, por medio de la revista Science señaló: “Las moléculas espejo no son reconocidas por las enzimas digestivas, lo que les permite mantenerse activas en el cuerpo por periodos prolongados”. Este atributo podría ser revolucionario en el tratamiento de enfermedades crónicas, donde los medicamentos actuales se descomponen demasiado rápido para ser completamente efectivos.
Sin embargo, la investigación también generó preocupaciones. Según el químico y premio Nobel Jack Szostak, de la Universidad de Chicago, las células espejo creadas en laboratorio podrían volverse altamente resistentes a los sistemas biológicos naturales, como las enzimas, que son incapaces de degradarlas debido a su orientación opuesta. Esto incrementa significativamente la posibilidad de que estas formas de vida se expandan sin control en el medio ambiente, interfiriendo con las cadenas alimenticias y causando estragos en los ecosistemas.
Los más optimistas del campo indican que esta propiedad podría facilitar la creación de terapias de mayor duración y efectividad. Pero incluso estos beneficios médicos enfrentan dilemas éticos y prácticos. Como apunta el análisis realizado por expertos y publicado por Science, la creación de bacterias espejo suficientemente robustas con fines terapéuticos podría derivar en patógenos sin precedentes para los cuales no existen defensas naturales.
Postura de los expertos y recomendaciones
Ante los riesgos potenciales asociados a la vida espejo, los especialistas que firman la advertencia publicada en Science, enfatizaron la necesidad de establecer límites claros a la investigación en biología sintética. Entre los 38 autores del artículo, destacan voces como la del Nobel de Química, Szostak, quien alertó sobre la posibilidad de que bacterias espejo suficientemente resistentes se proliferen y comprometan tanto los ecosistemas como el sistema inmune humano.
La postura de estos científicos no rechaza por completo la investigación, sino que propone definir “líneas responsables” que deberían ser cuidadosamente supervisadas por las autoridades reguladoras. Para Michael Kay, existe una oportunidad única para actuar de forma preventiva y afirmó: “Antes de que la economía o la industria dependan de esta tecnología, podemos establecer criterios que eviten consecuencias desastrosas”. Esto incluye detener arriesgados experimentos que podrían resultar en vida sintéticas incontrolables.
Expertos en biología sintética como John Glass y Kate Adamala, que también respaldan la publicación de Science, subrayan que los riesgos superan con creces cualquier beneficio hipotético. Para ellos, la curiosidad científica no justifica la generación de organismos que puedan desestabilizar los sistemas naturales. “Por el bien de la humanidad y de la ciencia misma, debemos evitar la creación de vida espejo”, resaltaron los especialistas.
En sus recomendaciones, los autores hacen un llamado explícito a los gobiernos y a la comunidad científica para que se diseñen políticas que regulen la biología sintética en sus aplicaciones más riesgosas. Esto incluye evaluar cada proyecto en términos de sus posibles impactos globales y no solo de sus beneficios inmediatos. La coordinación internacional es clave para evitar que las fronteras científicas se desplacen de forma descontrolada y sin consenso global.