La misión de Retorno de Muestras de Marte (MSR, por sus siglas en inglés) de la NASA, una de las iniciativas más ambiciosas en la historia de la exploración espacial, enfrenta un futuro incierto, asegura Time.
Concebida en 1978 como una alternativa segura y económica al envío de astronautas al planeta rojo, esta misión, en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), ha sido un sueño tecnológico durante décadas.
Sin embargo, como menciona Time, los elevados costos y los desafíos logísticos pusieron en peligro su viabilidad, obligando a la NASA a reconsiderar sus planes.
Un proyecto marcado por retrasos y expectativas
El MSR nació con un objetivo claro: recoger muestras de suelo, roca y atmósfera marcianas para traerlas a la Tierra, permitiendo estudios detallados sin los riesgos de enviar misiones tripuladas.
Pero durante más de tres décadas, restricciones presupuestarias y obstáculos técnicos frenaron su desarrollo.
No fue hasta 2009 que la NASA, junto con la ESA, puso en marcha una estrategia formal, cuyo primer hito se alcanzó en 2021 con el aterrizaje del rover Perseverance en el cráter Jezero, un antiguo lago que podría haber albergado vida hace miles de millones de años.
El Perseverance cumplió con éxito su tarea de recolectar diversas muestras en tubos de titanio, las cuales han sido depositadas estratégicamente en la superficie marciana.
A pesar de este logro, la complejidad inherente al diseño del MSR —que incluye el desarrollo de un rover recolector, un módulo de ascenso y una nave orbital de tránsito— resultó ser su principal escollo.
Costos crecientes y problemas técnicos
La magnitud del MSR llevó sus costos a niveles insostenibles. En enero de 2025, Bill Nelson, administrador de la NASA, admitió que los costos estimados habían alcanzado los 11.000 millones de dólares, mientras que las proyecciones indicaban que las muestras no regresarían antes de 2040.
Este panorama, agravado por un recorte de 5.000 millones de dólares en el presupuesto general de la agencia entre 2024 y 2025, obligó a Nelson a declarar que la misión, tal como estaba concebida, no era viable.
“La planificación siguió enfrentando retrasos, mientras que los costos continuaron aumentando”, señaló Nelson. “Era simplemente inaceptable”.
Alternativas para salvar la misión
En busca de soluciones, la NASA ha explorado la posibilidad de asociarse con empresas privadas como SpaceX y Blue Origin, conocidas por su capacidad para reducir costos mediante tecnologías reutilizables.
El uso de cohetes como el Falcon Heavy o el New Glenn podría abaratar considerablemente las fases críticas del proyecto, como el envío de hardware a Marte.
Además, se están evaluando sistemas más compactos y económicos, como la grúa celeste, una tecnología ya probada con los rovers Curiosity y Perseverance.
Estas alternativas podrían reducir el costo total de la misión a entre 5.800 y 7.700 millones de dólares, con una posible fecha de lanzamiento en 2030.
El impacto científico y la competencia internacional
A pesar de las dificultades, el Perseverance ha demostrado el valor científico de estas misiones al recolectar muestras que podrían revelar pistas sobre la historia geológica y la posible habitabilidad de Marte.
Sin embargo, la competencia internacional aumenta la presión sobre la NASA. China, por ejemplo, planea lanzar su propia misión de retorno de muestras, Tianwen-3, para 2028, utilizando una estrategia más sencilla pero menos ambiciosa conocida como “recoger e irse.”
Nelson destacó la importancia de evitar que otras potencias lideren en la recuperación de muestras marcianas: “No creo que quieran que el único retorno de muestras provenga de la nave espacial china”.
Un futuro incierto pero prometedor
El destino del MSR dependerá de ajustes significativos en su diseño y ejecución, así como de la voluntad política y el financiamiento futuro.
Aunque el proyecto ha sido descrito como “fuera de control” en términos financieros, su potencial para revolucionar nuestra comprensión de Marte y la vida en el sistema solar sigue siendo innegable.
La NASA mantiene la esperanza de superar estos obstáculos, apostando por una combinación de innovación técnica y colaboración con el sector privado.
Si logra materializarse, el MSR no solo marcará un hito en la exploración espacial, sino que consolidará el lugar de la humanidad en la búsqueda de respuestas sobre nuestros orígenes y el universo que habitamos.