Después de 10 días de suspensión de exportaciones de aceite refinado de soya, el Gobierno de Bolivia determinó este lunes levantar el veto, luego de que se empezara a normalizar el abastecimiento de ese producto y se llegara a un acuerdo con la industria aceitera para garantizar la producción y comercialización en el mercado interno.
“El Gobierno nacional levanta la medida de suspensión temporal de exportaciones de aceite mientras se garantice la comercialización de aceite a precio justo y esta podrá ser aplicada nuevamente de evidenciarse desabastecimiento en el mercado”, informó en conferencia de prensa el ministro de Desarrollo Productivo, Néstor Huanca.
Sin embargo, el veto provocó una pérdida de 50 millones de dólares, según el cálculo de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia. “En estos días donde el Gobierno restringió las exportaciones hemos perdido alrededor de $us 50 millones y esto tiene efectos, no solamente en el ingreso de divisas, también se pierden clientes y se pierden mercados. Es importante que el Gobierno se dé cuenta que, en la medida que no se apoya a las exportaciones, la crisis se va a ir agudizando más”, manifestó el dirigente”, manifestó Danilo Velasco, presidente de la institución al canal Unitel.
El dirigente también pidió al Gobierno dar las condiciones para que el sector productivo exportador puedan aumentar el flujo de las exportaciones y generar mayores divisas para el país.
El aceite refinado de soya es uno de los principales productos de exportación en Bolivia. Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, en 2023 se exportaron 118.1773 toneladas por un valor de más de 135 millones de dólares. El principal mercado es Perú, que concentra poco más de la mitad de la exportación total, seguido de Colombia y Chile.
Según datos oficiales del Gobierno, este año -entre enero y el 4 de diciembre- el país vendió al exterior 116.677 toneladas de aceite, lo que representa el 98,2% del volumen de la exportación del año pasado. “Por lo tanto, la afectación es básicamente nula”, manifestó el viceministro Lacoa.
En las últimas semanas el precio del aceite refinado de soya se disparó en Bolivia y empezó a escasear en los mercados. El Gobierno manifestó que la variación de más del 60% en el precio se debía al agio y la especulación porque algunos intermediarios no estarían cumpliendo con los compromisos de entrega pactada y se encontraron depósitos de acopio ilegal de aceite y otros productos. En ese sentido, el 6 de diciembre determinó suspender temporalmente las exportaciones de aceite refinado para garantizar el abastecimiento interno a precios justos.
Sin embargo, la medida provocó una serie de críticas porque se dio en un momento en el que el país enfrenta una crisis económica marcada principalmente por escasez de dólares. “La restricción del aceite es un gran error, en un momento en el que Bolivia está pasando por una crisis de balanza de pagos y necesita divisas”, manifestó en una entrevista radial de El Deber, el presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco), Jean Pierre Antelo.
Bolivia enfrenta desde hace varios meses el incremento sostenido de los precios de la canasta familiar en el contexto de una crisis económica que inició en el primer trimestre de 2023. De hecho, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) la inflación acumulada de este año (8,82%) es la más alta en 29 años.