Mientras las economías luchan por sortear la creciente tensión de las guerras comerciales y las consecuencias de una globalización que parece desmoronarse, un fenómeno global avanza sin freno: el crimen organizado. Según The Economist, las pandillas y las mafias internacionales no solo crecieron en número, sino que han transformado sus estructuras y métodos operativos, aprovechando tanto los avances tecnológicos como las oportunidades derivadas de la globalización.
“Temo que el mundo esté perdiendo la batalla contra las bandas y el crimen organizado”, afirmó Jürgen Stock a The Economist, quien el 7 de noviembre dimitió como secretario general de Interpol. Asimismo Stock agregó que “el crecimiento en términos de amplitud, escala y profesionalidad del crimen organizado no tiene precedentes”. Esta alerta resalta la capacidad de las organizaciones criminales para adaptarse y expandirse, un fenómeno que se ha visto impulsado por la tecnología y las nuevas dinámicas globales.
Un mundo digital al servicio del crimen organizado
El crimen internacional experimentó una transformación radical impulsada por la tecnología. El acceso generalizado a aplicaciones de mensajería cifrada y la popularización de las criptomonedas han permitido a las organizaciones delictivas operar de forma más clandestina y eficiente. Ivo de Carvalho Peixinho, responsable de la unidad de ciberdelitos de Interpol, alertó a The Economist sobre los riesgos que representan estos avances: “Cada avance trae consigo una nueva amenaza”. Según el informe de Chainalysis, el robo de criptomonedas y ataques de ransomware generaron ganancias ilícitas por un total de 7.6 mil millones de dólares en 2023, reflejando el auge de las actividades cibernéticas criminales.
Además, la expansión de la Dark Web permitieron a los delincuentes establecer mercados clandestinos donde no solo venden contrabando, sino que también ofrecen servicios como la contratación de sicarios o el lavado de dinero. A esto se suma el uso de herramientas como ChatGPT para redactar mensajes fraudulentos y estafas.
El fenómeno de las drogas sintéticas: una amenaza mundial
El tráfico de drogas continúa siendo una de las principales fuentes de ingresos para las organizaciones criminales. Sin embargo, el mercado está cambiando rápidamente con la proliferación de las drogas sintéticas, mucho más potentes y fáciles de producir. El fentanilo es 50 veces más potente que la heroína, y su expansión está creando una crisis de salud global. A su vez, drogas como el etonitazeno, hasta 500 veces más fuerte que la heroína, están desplazando incluso al fentanilo en algunos mercados, lo que genera un riesgo aún mayor para la salud pública.
Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), las incautaciones de metanfetamina en Asia Oriental y Sudeste Asiático aumentaron cuatro veces entre 2013 y 2022. Los precios de estas drogas sintéticas han caído más de la mitad debido a la producción a gran escala, lo que a su vez ha generado un aumento de la demanda. Esta tendencia refleja cómo el crimen organizado está explotando nuevas tecnologías y métodos de producción para satisfacer el hambre global por sustancias más baratas y poderosas.
La globalización del crimen: mafias que cruzan fronteras
El fenómeno del “polycrime”, según Interpol, refleja la transformación de las estrategias del crimen organizado, que ahora diversifica sus actividades. Bandas como el Tren de Aragua, originaria de Venezuela, han centrado su negocio en el tráfico humano, desplazando en parte el narcotráfico. Este cambio se ve alimentado por la migración masiva, que incrementa la vulnerabilidad de los migrantes frente a las mafias. Organizaciones como el Cártel de Sinaloa y la ‘Ndrangheta italiana expandieron su presencia a más de 40 países, participando en delitos como piratería informática, tráfico de personas y contrabando de bienes falsificados. La ‘Ndrangheta genera 50 mil millones de dólares anuales, lo que supera el PIB de países como Botsuana, evidenciando su gran poder económico global.
El crimen organizado y su penetración en la política
El crimen organizado está alterando el panorama político de varios países. En Colombia, las bandas de sicarios vinculadas a cárteles internacionales han influido en procesos electorales. En 2023, el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio por miembros del crimen organizado colombiano evidenció la creciente conexión entre las mafias y la política en América Latina, según Renato Rivera, del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado. Ecuador, que en 2018 tenía una de las tasas de homicidio más bajas de América del Sur, vio cómo sus números se dispararon a 45 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2023, lo que refleja la creciente violencia asociada al narcotráfico y la presencia de mafias extranjeras.
El control territorial: la expansión de las mafias
Las mafias están expandiendo su poder más allá de la actividad criminal en las calles, ejerciendo control sobre territorios. Bruno Paes Manso, profesor de la Universidad de São Paulo, sostuvo que “el Primer Comando de la Capital (PCC), la principal mafia brasileña, se ha convertido en una agencia reguladora del mercado criminal”.
Con 40,000 miembros activos y 60,000 afiliados en 26 países, el PCC regula la violencia, establece normas para evitar conflictos entre bandas y facilita el tráfico de drogas, armas y personas. Un estudio de la Universidad de Chicago reveló que más del 14% de la población de América Latina, alrededor de 80 millones de personas, vive bajo el dominio de organizaciones criminales. Esta penetración es tan profunda que, en Haití, las mafias llegaron a controlar el país, lo que llevó a la ONU a autorizar una intervención multinacional.
El desafío de la cooperación internacional
A pesar de los esfuerzos de agencias internacionales como Interpol para contrarrestar esta expansión, los sistemas de seguridad siguen siendo fundamentalmente nacionales, lo que limita la eficacia en la lucha contra el crimen organizado transnacional. Según Stephen Kavanagh, director ejecutivo de Interpol, la policía sigue operando con una “mentalidad de perímetro”, lo que dificulta la cooperación efectiva entre países. Esta fragmentación de las fuerzas de seguridad ha permitido que las mafias operen sin mayores obstáculos, ya que estas organizaciones no reconocen fronteras ni límites territoriales.