El químico Vladimir Sánchez, conocido en entornos digitales como @breakingvlad, ha hecho énfasis en que las tablas descongelantes fabricadas con aluminio deben emplearse de manera cuidadosa y en combinación con prácticas adecuadas de manejo de alimentos. Sánchez destaca que, a pesar de su eficiencia para transferir calor, el uso de estas herramientas no elimina ciertos peligros asociados a la manipulación inadecuada de productos congelados. Así, se introduce el debate sobre la seguridad alimentaria relacionado con la popularidad creciente de estos utensilios. Según publicó el medio, el atractivo principal de estas tablas radica en su capacidad para reducir drásticamente el tiempo requerido para ablandar y descongelar diferentes ingredientes, aprovechando las propiedades físicas del aluminio.
De acuerdo con la información detallada, estos utensilios se distinguen por prescindir de electricidad o fuentes de calor adicionales para funcionar. Expertos citados por el medio han explicado que el principio subyacente a su funcionamiento responde a la alta conductividad térmica del aluminio, que facilita una transferencia eficiente de energía térmica del ambiente hacia el alimento congelado. El proceso implica colocar directamente el producto congelado sobre la superficie metálica; la rapidez con la que el aluminio conduce el calor permite que los alimentos empiecen a descongelarse en cuestión de minutos, mucho antes que los métodos tradicionales que emplean superficies de madera u otros materiales.
Sánchez, según lo publicado, aclara que el aluminio se comporta como un canal conductor que traslada el calor de la atmósfera hacia el alimento de manera más eficiente que otros materiales habituales en la cocina. Esto se traduce en una disminución considerable en el tiempo necesario para la descongelación, aunque la efectividad exacta puede variar en función del tipo de alimento y de su tamaño o grosor.
El medio reportó que, aun cuando la utilidad de las tablas descongelantes ha sido ampliamente divulgada en redes y foros de cocina doméstica, persisten advertencias de organismos como la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Esta institución ha recordado, a través de sus guías, que no resulta seguro dejar los alimentos a temperatura ambiente durante el proceso de descongelación. Entre 5 °C y 65 °C, los alimentos se ubican en lo que se denomina la "zona de peligro", intervalo térmico en el que las bacterias pueden multiplicarse a gran velocidad si se prolonga el tiempo de exposición fuera de las condiciones de refrigeración.
La AESAN, citada por el medio, insiste en la adopción de métodos que garanticen un adecuado control de la temperatura, como la descongelación en el refrigerador, el uso de agua fría cambiada regularmente o la utilización del microondas. Estas alternativas permiten mantener los alimentos fuera de la zona descrita y disminuir el riesgo de intoxicaciones alimentarias.
En las declaraciones recogidas por la publicación, Sánchez subraya que la clave de estas tablas está en el comportamiento físico del aluminio. Como metal, su estructura atómica permite que el calor fluya rápidamente a través de su masa y llegue al alimento, lo que acorta notablemente el tiempo de descongelación respecto a superficies menos conductoras.
El medio señala que el surgimiento de estos utensilios responde a una demanda creciente en cocinas domésticas y establecimientos de restauración, donde la rapidez a la hora de preparar ingredientes congelados resulta cada vez más valorada. No obstante, tanto Sánchez como la AESAN recomiendan analizar las circunstancias antes de optar por esta herramienta y considerar los procedimientos tradicionales cuando se trate de alimentos especialmente delicados o susceptibles a la contaminación bacteriana.
De acuerdo con la explicación recogida, la placa descongelante basa su uso en la ciencia básica de la transferencia térmica, lo que la convierte en un ejemplo de cómo principios físicos aplicados correctamente pueden facilitar tareas cotidianas. La reacción positiva de los consumidores se ha visto acompañada por un aumento en la demanda y la diversificación de modelos y tamaños disponibles en el mercado.
La publicación concluye la información puntualizando que, pese a las ventajas en rapidez, el uso de las tablas de aluminio no sustituye la necesidad de mantener hábitos seguros en la manipulación y exposición de los alimentos, tanto para consumidores particulares como para profesionales del sector alimentario. Además, recalca que, tal como han informado expertos y autoridades sanitarias, la elección del método de descongelación debe considerar cada caso y el tipo de alimento a preparar, priorizando siempre la seguridad alimentaria y el bienestar de quienes consumen los productos.

