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El asombro, más que una
El asombro, más que una emoción pasajera, se revela hoy como un factor clave para potenciar la salud integral y nutrir el sentido de pertenencia (Freepik)

La emoción del asombro, a menudo ignorada en la cotidianidad, adquiere relevancia en la ciencia por su impacto en la salud mental y física. Estudios citados por National Geographic destacan que experimentar asombro reduce el estrés, disminuye la inflamación y mejora el bienestar general, convirtiendo a esta emoción en una herramienta para enfrentar los desafíos actuales.

Equipos de investigación documentaron los beneficios concretos del asombro. Un estudio de 2023 en Harvard mostró que 15 minutos en contacto con la naturaleza pueden mejorar la salud mental, lo que evidencia la rapidez con que el asombro influye en el organismo.

Investigaciones de la Universidad de California, Berkeley, bajo la dirección del psicólogo Dacher Keltner, y de la Universidad de California, San Francisco, lideradas por la neurocientífica Virginia Sturm, profundizaron en cómo el asombro no solo transforma el estado de ánimo, sino que también genera cambios fisiológicos.

Sturm señala que esta emoción desplaza al cuerpo del modo de lucha o huida hacia un estado de calma y recuperación, conocido como “descanso y digestión”, reflejado en un mayor tono vagal, indicador del sistema nervioso parasimpático activo.

Entre los efectos del asombro se encuentra la reducción de marcadores biológicos del estrés. Investigaciones demostraron que el asombro puede disminuir los niveles de cortisol y de inflamación. Un estudio de 2015 con 94 estudiantes universitarios reveló que quienes sentían asombro con mayor frecuencia presentaban niveles más bajos de interleucina-6, una proteína asociada a respuestas inflamatorias, incluso al considerar otros factores de salud y personalidad.

Un simple paseo por entornos
Un simple paseo por entornos verdes puede mitigar la tensión acumulada, favoreciendo la calma y el equilibrio emocional (Freepik)

Cambios en el cerebro y vínculos sociales

El cerebro responde de modo particular al asombro. En 2019, científicos de la Universidad de Ámsterdam emplearon resonancia magnética funcional para observar la actividad cerebral de adultos que veían videos inspiradores.

Durante los episodios de asombro, la actividad de la red neuronal por defecto —asociada a pensamientos autocentrados— disminuyó notablemente, lo que contribuye a explicar la sensación de trascendencia y ampliación de perspectiva. Diferencias clave se documentaron entre asombro positivo, provocado por fenómenos naturales como atardeceres, y asombro negativo, desencadenado por eventos amenazantes.

Aunque ambos despiertan admiración, el asombro negativo suele acompañarse de miedo y estar vinculado a una menor cantidad de materia gris en la ínsula, área cerebral que conecta sensaciones corporales y emociones.

La naturaleza destaca como una fuente poderosa de asombro y bienestar. En 2022, una investigación demostró que tras una hora de caminata por el bosque, los participantes presentaban menor actividad en la amígdala —el centro de alarma cerebral— frente a situaciones de estrés, en comparación con quienes caminaron por la ciudad.

Además, en 2023 se observó que, durante 22 días, los días con mayor asombro implicaban 20% menos de estrés, menos molestias físicas y mayor bienestar en 269 adultos. Hallazgos similares se registraron en un grupo de 145 trabajadores de la salud durante la pandemia de COVID-19.

El asombro no solo incide en la salud física y mental, sino que transforma la relación con los demás. Keltner, citado por National Geographic, afirma que el asombro fomenta la empatía, la cooperación y el sentido de pertenencia, al orientar la atención hacia la amabilidad, la comunidad y los propósitos compartidos.

Esta emoción también puede cambiar la percepción del tiempo: un estudio de 2012 publicado en Psychological Science mostró que quienes experimentaban asombro sentían que el tiempo se expandía, haciéndolos menos impacientes, más generosos y más satisfechos con la vida.

Durante momentos de asombro, el
Durante momentos de asombro, el cerebro modera el enfoque en uno mismo y fomenta la apertura a los demás, reforzando la empatía colectiva (Freepik)

Prácticas cotidianas para cultivar el asombro

Lejos de ser exclusiva de situaciones extraordinarias, la experiencia del asombro puede integrarse en la rutina diaria. Sturm sostiene que cualquiera puede generar prácticas que promuevan el asombro en la vida cotidiana, según recoge National Geographic.

Entre las estrategias avaladas por la investigación figuran los paseos breves en la naturaleza, observando los detalles del entorno para mejorar el ánimo y reducir el estrés. En un ensayo de 2021 con adultos mayores, las caminatas semanales centradas en el asombro potenciaron emociones positivas y disminuyeron el malestar más que el grupo de control.

Otras recomendaciones incluyen hacer pausas para mirar el cielo, escuchar música inspiradora o crear pequeños rituales diarios, como admirar los colores de una comida o leer un poema con atención. En experimentos dirigidos por Keltner, las personas que contemplaban árboles altos mostraron mayor disposición a ayudar que quienes miraban edificios convencionales.

La música puede ser fuente de asombro: jóvenes adultos que escucharon obras inspiradoras reportaron mejoras en el ánimo, mayor inspiración y un deseo más intenso de ayudar y de encontrar sentido a la vida.

Observar la grandeza de un
Observar la grandeza de un árbol o dejarse llevar por una melodía inspiradora son pequeños actos que despiertan admiración y fortalecen el bienestar diario (Freepik)

El asombro se intensifica en experiencias colectivas, fenómeno que el sociólogo Émile Durkheim denominó “efervescencia colectiva”. Ya sea en conciertos, eventos deportivos o caminatas grupales, compartir el asombro fortalece la conexión social y la pertenencia. Reflexionar sobre actos de bondad o coraje también puede despertar asombro moral, recordando la capacidad humana para la generosidad y la humildad.

Expertos y participantes en estudios refuerzan la importancia de cultivar el asombro. Hari Srinivasan, neurocientífico de la Universidad de Vanderbilt, expresó a National Geographic: “El asombro me recuerda que bajo lo ordinario se esconde lo infinito”. Sturm resalta que es posible integrar prácticas de asombro en la vida cotidiana, mientras que Keltner subraya su función para promover la empatía y la cooperación.

El asombro, lejos de ser un simple adorno emocional, se convierte en un elemento esencial que otorga significado a la vida diaria. Al reconocer y valorar estos momentos, se fortalece la conexión con uno mismo, con los demás y con el mundo.