
*Grupo INECO es una organización dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales. A través de su Fundación INECO, investiga el cerebro humano.
La experiencia de tener un familiar, amigo/a, pareja o ser querido que esté cursando una depresión puede ser un desafío y resultar difícil para su círculo íntimo. Es normal que surja temor, angustia e incertidumbre, así como también dudas sobre qué hacer y cómo ayudar a la persona.
“En el contexto en el cual una persona sufre depresión, el entorno puede cumplir un rol importante de apoyo y contención emocional, entendiendo que se trata de una enfermedad, ayudando a consultar y a seguir un tratamiento adecuado, brindando apoyo y acompañamiento”, afirmó la licenciada Josefina Pérez del Cerro, integrante del Departamento de Psicoterapia de INECO.
En línea con ello, la profesional agregó: “Entender y conocer qué es la depresión nos acerca al ser querido, nos permite conocer mejor lo que le ocurre, y estar más cerca de aceptar, comprender y acompañar”.

En este sentido, la psicoeducación a la familia, amigos, pareja u otros allegados del paciente, resulta fundamental para que puedan comprender el diagnóstico, cuáles son los principales síntomas, cómo actuar frente a situaciones tales como una crisis, cuándo solicitar ayuda a los profesionales, etcétera. Esto puede realizarse a través de una consulta con un profesional de salud (psicólogo/a o psiquiatra) como así también mediante la lectura de material recomendado y con evidencia (libros, artículos, páginas web).
Conocer acerca del diagnóstico a nivel general es importante, pero también lo es informarse sobre lo particular (cómo es la presentación específica en nuestro ser querido, y cuáles son sus recursos y fortalezas). Esto permitirá estar mejor preparado para brindar la ayuda necesaria en el momento adecuado y poder acompañar de la mejor manera posible.
A continuación, la licenciada Pérez del Cerro compartirá algunas estrategias y recomendaciones orientadas a ayudar y acompañar a un ser querido que sufre depresión.

A veces lo mejor no es brindar soluciones, opiniones o consejos para “estar bien”, sino que puede ser más valioso estar presente y disponible para la otra persona: preguntarle cómo se siente, qué necesita, qué le molesta o incomoda, qué lo hace sentir mejor.
Es importante hacerlo con actitud de curiosidad y apertura. Lo que la persona pueda sentir y necesitar puede ser diferente a lo que creemos, o a lo nos hace/haría bien a nosotros.

Acompañarla y validar sus emociones permitirá que se sienta comprendido/a, aceptado/a, escuchado/a. Algunos ejemplos de o que se le puede decir son: “Te entiendo, es difícil”, “Estoy acá para lo que necesites”, “¿Querés que hablemos sobre eso?”, “¿Cómo puedo ayudarte?”.

Evitar comentarios y frases que invalidan (minimizan o trivializan) el malestar o sufrimiento de la persona, como por ejemplo: “No es para tanto”, “Intentá estar bien”, “¿Por qué te afecta tanto eso?”, “Es cuestión de voluntad. Tenés que poner ganas para estar mejor”, “Está todo en tu cabeza. Pensá en positivo”.
Esto puede hacer que la persona se sienta juzgada, no comprendida, frustrada y/o culpable, lo cual puede aumentar su sufrimiento.

Alentarla a realizar actividades, pero sin presionar ni imponer, respetando sus límites. Proponer actividades que resultan (o resultaron en el pasado) agradables para la persona. Por ejemplo: salir a caminar, compartir una comida, ver una película juntos, etcétera. Comenzar poco a poco, con aquellas actividades que impliquen un menor grado de desafío o dificultad, y que fueron más gratificantes en el pasado.
- Frente a comentarios negativos de la persona sobre sí misma, como críticas o autorreproches, por ejemplo: “no puedo”, “soy incapaz”, “no sirvo para nada”, brindar una mirada más amable y compasiva. Por ejemplo: “Entiendo cómo te sentís, es duro/difícil… Estás haciendo lo mejor posible”.
- Reforzar positivamente los logros y alentar a la persona a la consecución de nuevos objetivos.
- Fomentar la autodeterminación. Darle a la persona la posibilidad de tomar decisiones, aún en situaciones cotidianas.
“Estas son solo algunas recomendaciones o sugerencias generales de cómo podemos actuar para ayudar o acompañar a un familiar, amigo/a o pareja que sufre depresión. Es importante personalizar esto a las necesidades y particularidades del ser querido, integrando los aportes y sugerencias de los especialistas (psicólogo/a y psiquiatra)”, concluyó la profesional de INECO.
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