
La obsidiana, ese vidrio volcánico de brillo oscuro y filo cortante, fue mucho más que una materia prima para los mexicas. Fue símbolo de poder, herramienta cotidiana y objeto de culto. De acuerdo con una reciente investigación publicada en PNAS y encabezada por la Universidad de Tulane (EE.UU.), el comercio de este recurso fue un pilar económico estratégico del Imperio mexica, lo que demuestra que su influencia se extendía más allá del campo de batalla.
El estudio se desarrolló como parte del Proyecto Templo Mayor, y se centró en 788 artefactos de obsidiana hallados en el corazón ceremonial de Tenochtitlan, la capital del imperio. Las piezas datan de entre 1375 y 1520 d.C. y fueron examinadas mediante análisis geoquímico por fluorescencia de rayos X, revelando su origen y uso.
Un comercio sofisticado más allá de las fronteras políticas
Aunque los mexicas favorecían la obsidiana verde de la Sierra de Pachuca, considerada de alta calidad y usada en rituales y ornamentos, el análisis reveló que también importaban material de al menos siete fuentes distintas, incluidas regiones fuera de su dominio político como Ucareo, en territorio purépecha.
Según Diego Matadamas-Gomora, autor principal del estudio, esta diversidad demuestra que el acceso a la obsidiana no estaba exclusivamente controlado por el Estado, sino que llegaba al pueblo mediante el dinámico sistema de mercados locales.

Entre lo sagrado y lo cotidiano: dualidad de usos
El 90% de los artefactos rituales analizados –incluyendo armas miniatura, incrustaciones y joyas– provenían de Pachuca, lo que apunta a una estandarización de los objetos religiosos, especialmente a partir de 1430 d.C., cuando el poder mexica se consolidó.
En contraste, los artefactos de uso doméstico y herramientas mostraban mayor diversidad en cuanto a origen, y eran probablemente adquiridos por la población común en mercados, reafirmando la existencia de una economía diversificada y eficiente.
Rutas comerciales como arterias imperiales
Este hallazgo revela que las rutas comerciales del Imperio mexica eran extensas, activas y sofisticadas, conectando regiones distantes incluso con enemigos políticos. El intercambio de obsidiana no solo abastecía la vida diaria, sino que también tejía redes de influencia y alianzas económicas.
Además de su valor funcional, la obsidiana tenía una fuerte carga simbólica y espiritual. Era empleada en rituales de sacrificio, instrumentos de adivinación y ofrendas a los dioses, lo que la convertía en un recurso central para la cosmovisión mexica.

El legado de la obsidiana: más allá del mito
Este nuevo estudio no solo ilumina el papel económico de la obsidiana, sino que también rompe con la narrativa de que el Imperio mexica se sostenía únicamente por la guerra y el tributo. El comercio, particularmente el de recursos estratégicos como la obsidiana, fue un pilar fundamental para el crecimiento, la estabilidad y la integración cultural del imperio.
La obsidiana fue más que un recurso: fue la arteria de un imperio que supo conquistar tanto con la espada como con el mercado.