Una nutricionista borra el mito sobre una ensalada con burrata y tomates y aporta una alternativa

La especialista pone el foco en la importancia de saber qué contienen y de qué están hechos los alimentos que forman la dieta

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Ensalada caprese, tomate, burrata. (Imagen
Ensalada caprese, tomate, burrata. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El queso fresco se ha convertido en uno de los alimentos imprescindibles en muchas dietas saludables. Su textura, su sabor y sobre todo su bajo contenido en grasa lo hacen un candidato ideal para quienes buscan alimentarse mejor o reducir calorías sin renunciar a dejar de comer queso. Sin embargo, al igual que con muchos alimentos, este producto también tiene ciertos matices y no todos son igual de saludables.

La médica y nutricionista Magda Carlas lo explica con claridad en un nuevo episodio del pódcast Respuestas que alimentan, del medio catalán RAC1. Según la experta, “el queso fresco tiene más agua, pero lógicamente también menos densidad de nutrientes”. Es decir, al contener más líquido, su aporte en vitaminas, minerales y otros nutrientes es menor si se compara con otros quesos como los curados o semicurados.

Este mayor contenido de agua también hace que el queso fresco sea más fácil de digerir. “Es más digestivo, pero nos aporta menos vitaminas y calcio que un queso curado”, añade Carlas. Por lo tanto, a pesar de que su bajo contenido en grasa puede ser beneficioso, no se debe idealizar como una fuente concentrada de calcio.

Queso fresco. (Freepik)
Queso fresco. (Freepik)

Versatilidad sí, pero con criterio

Uno de los grandes atractivos del queso fresco, según informa el medio citado anteriormente, es su versatilidad culinaria. Este alimento se puede utilizar en preparaciones dulces y saladas, lo que lo convierte en un ingrediente habitual tanto en desayunos como en comidas o cenas ligeras. Un ejemplo simple que proponen algunos especialistas puede ser una tostada con queso fresco, miel y cobertura de fresas frescas. Una opción saludable, equilibrada y fácil de preparar.

Sin embargo, no todos los quesos frescos son iguales. Existe una gran variedad de productos y no todos cumplen con las expectativas de ser “ligeros”. Las diferencias vienen principalmente por el tipo de leche utilizada y por los métodos de elaboración.

Burrata, la falsa amiga de las ensaladas

Un caso concreto e interesante es el de la burrata, un queso fresco de origen italiano que se suele añadir a las ensaladas. A pesar de su apariencia, este producto tiene un alto contenido en grasa debido a su interior cremoso, elaborado con nata. Carlas advierte sobre este error común, “pensar que tomar una ensalada con una gran bola de burrata y unos tomates es una ligereza es una idea errónea”, comentó durante su intervención en el pódcast de RAC1.

Por este motivo, la experta insiste en la importancia que tiene conocer lo que se come y de qué están hechos estos alimentos. Informarse sobre el tipo de queso, leer las etiquetas nutricionales y controlar en ocasiones las cantidades son pasos fundamentales para mantener una alimentación equilibrada. “Cuanto más grasa y más sal tiene un queso, en general menos dosis tenemos que tomarla”, recuerda Carlas.

Aun así, el queso fresco sigue teniendo un papel importante en la alimentación diaria de personas en dietas hipocalóricas o bajas en grasas. Con moderación, este alimento se puede integrar en menús saludables.