
La diseñadora y exintegrante de las Spice Girls, Victoria Beckham, reveló que durante años mantuvo en secreto su trastorno alimenticio, sin contárselo siquiera a su esposo, el exfutbolista David Beckham. La confesión, hecha durante una entrevista en el podcast Call Her Daddy con la presentadora Alex Cooper, profundiza en el tema que Victoria abordó por primera vez en el documental de Netflix Beckham, donde habla sobre las presiones, inseguridades y el impacto emocional que enfrentó a lo largo de su vida pública.
“No confiaba en nadie. Con nadie en absoluto”, dijo la cantante y empresaria de 51 años. Durante la conversación, Victoria explicó que el desorden alimenticio fue una lucha que escondió cuidadosamente, incluso de las personas más cercanas a ella. “Tenía demasiado miedo de hablar con nadie. Sentía que no podía confiar en nadie”, admitió.
Los años de secreto y disciplina extrema
Victoria Beckham relató que, durante mucho tiempo, quienes la rodeaban interpretaban su relación con la comida como una muestra de disciplina, sin sospechar el trasfondo emocional que la acompañaba. David Beckham, con quien se casó en 1999, percibía sus hábitos alimenticios y de ejercicio como parte de su estricta rutina profesional, sin saber que detrás de esa imagen había una lucha silenciosa.
La diseñadora explicó que el control obsesivo de su alimentación se originó en los años noventa, cuando las dietas “sin grasa” se convirtieron en tendencia. “Todo el mundo estaba obsesionado con el ‘sin grasa, sin grasa, sin grasa’. Empecé a tenerle miedo a comer cualquier cosa que tuviera grasa”, recordó. Esa mentalidad la llevó a un punto en el que se sentía “aterrorizada” de ciertos alimentos y se volvió extremadamente consciente de cada cosa que ingería.
El miedo y la ansiedad fueron agravados por la exposición mediática. Victoria recordó cómo, en sus años con las Spice Girls, la prensa británica analizaba constantemente su cuerpo. “Un minuto era ‘Porky Posh’ y al siguiente ‘Skinny Posh’. Eso te confunde completamente. Pierdes la noción de la realidad”, explicó.
La presión pública y el daño psicológico
La artista recordó que las críticas sobre su físico comenzaron incluso antes de su fama. En el documental de Netflix, Beckham habla de cómo sus profesores de danza la humillaban por su cuerpo cuando era adolescente. “Eso fue muy confuso para mí”, reconoció.

Ya en el centro de la cultura pop, Victoria enfrentó una atención mediática que, según dijo, “era devastadora”. Los tabloides británicos se centraban en su peso, comparaban sus apariciones y utilizaban titulares ofensivos. Esa vigilancia constante alimentó la percepción distorsionada de su imagen corporal y consolidó su patrón de comportamiento alimenticio restrictivo.
“No sabía qué veía al mirarme al espejo. No tenía ni idea. Es tan absorbente, tan agotador. Te domina completamente”, dijo. Durante años, su vida se caracterizó por el perfeccionismo y la autoexigencia, una combinación que —según reconoció— la hizo sentirse “miserable” y “sola”.
El papel de David Beckham en su recuperación
Aunque Victoria tardó en hablar abiertamente del problema, reconoció que David Beckham fue un apoyo esencial en su proceso de recuperación, incluso sin saber toda la verdad en aquel momento. “Él siempre supo que yo era muy disciplinada, pero no conocía el trasfondo. Fue quien cambió mi rutina de entrenamiento”, contó.
Durante años, su objetivo principal al hacer ejercicio era “quemar, quemar, quemar” calorías. Fue David quien la animó a incorporar el levantamiento de pesas en lugar de centrarse solo en el cardio. “Él me ayudó a salir de ese ciclo de cardio constante. Siempre me ha apoyado muchísimo”, dijo.
Esa transición marcó un punto de inflexión. La diseñadora afirmó que aprendió a ver el ejercicio como una forma de fortalecerse, no de castigarse. “Logré convertir una obsesión malsana con la comida en una relación sana”, afirmó con orgullo. Hoy asegura que, aunque sigue siendo “muy disciplinada”, se encuentra en un estado de equilibrio y bienestar.

Hablar para sanar: una conversación necesaria
Antes del estreno del documental, Victoria se sentó con su hija Harper, de 14 años, para hablar sobre su historia. Quiso que la adolescente entendiera el proceso que ella atravesó y las presiones que enfrentó siendo joven y famosa. “Era importante que lo escuchara de mí”, explicó.
La ex Spice Girl considera que hablar abiertamente sobre los trastornos alimenticios es esencial para eliminar el estigma. “Es muy duro, y simplemente hay que hablar de ello”, dijo a Alex Cooper. Reconoció que durante mucho tiempo no fue realmente “presente” en su vida debido al aislamiento emocional que la enfermedad provocaba.
A sus 51 años, Victoria Beckham es madre de cuatro hijos y una empresaria consolidada. A través de su marca de moda, se ha propuesto promover una imagen saludable y realista del cuerpo femenino, evitando los estándares extremos de delgadez que marcaron la industria en los años 90 y 2000.
Hoy afirma que su bienestar se basa en el equilibrio y la aceptación. “Estoy en un lugar saludable”, reiteró.
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