Síndrome de Tourette: cómo un déficit de células cerebrales podría explicar los tics involuntarios

Un nuevo estudio realizado por Clínica Mayo reveló que las personas con este síndrome presentan una reducción del 50% en las interneuronas, las células cerebrales que ayudan a regular los impulsos motores. Los detalles

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Investigadores de la Clínica Mayo
Investigadores de la Clínica Mayo y la Universidad de Yale han hallado que las células cerebrales del cerebro de las personas con Tourette muestran respuestas al estrés, inflamación e interacción entre diferentes tipos de células, lo que podría ayudar a comprender mejor los mecanismos del trastorno (Imagen ilustrativa Infobae)

*Este contenido fue producido por expertos de Mayo Clinic en exclusiva para Infobae. Mayo Clinic es una organización sin fines de lucro, dedicada a innovar la práctica clínica, la educación y la investigación científica

Un nuevo estudio de la Clínica Mayo revela que las personas con síndrome de Tourette tienen aproximadamente la mitad de células cerebrales de un tipo específico que ayuda a calmar las señales de movimiento excesivas, en comparación con las personas sin la condición.

Este déficit podría ser una razón clave por la cual sus señales motoras no se regulan, lo que conduce a los tics involuntarios que definen el trastorno.

Publicado en Biological Psychiatry, el estudio es el primero en analizar células cerebrales individuales de personas con el trastorno de Tourette. Los hallazgos también arrojan luz sobre cómo diferentes tipos de células cerebrales pueden interactuar de formas que contribuyen a los síntomas del síndrome.

Un estudio reciente realizado por
Un estudio reciente realizado por la Clínica Mayo revela que las personas con síndrome de Tourette presentan una reducción del 50% en las interneuronas, células cerebrales que ayudan a regular las señales motoras excesivas, lo que podría ser una causa clave de los tics involuntarios (Imagen ilustrativa Infobae)

“Esta investigación puede ayudar a sentar las bases para una nueva generación de tratamientos”, afirma Alexej Abyzov, Ph.D., científico genómico en el Centro de Medicina Individualizada de la Clínica Mayo y coautor del estudio. “Si podemos entender cómo se alteran estas células cerebrales y cómo interactúan, podríamos intervenir de manera más temprana y precisa”.

El trastorno de Tourette es una condición neurodesarrollativa que generalmente comienza en la infancia. Causa movimientos y vocalizaciones involuntarias y repetidas, como parpadeo de ojos, aclaración de garganta o gesticulaciones faciales. Casi 1 de cada 162 niños en los EE. UU. tiene síndrome de Tourette, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Aunque los estudios genéticos han identificado algunos genes de riesgo, los mecanismos biológicos detrás de la condición siguen siendo poco claros.

Un vistazo detallado a las células cerebrales clave Para comprender mejor qué sucede en el cerebro con el síndrome de Tourette, el Dr. Abyzov y su equipo analizaron más de 43,000 células individuales de tejido cerebral post-mortem de personas con y sin la condición.

El síndrome de Tourette, un
El síndrome de Tourette, un trastorno neurodesarrollativo que afecta a casi 1 de cada 162 niños en los EE. UU., se caracteriza por movimientos y vocalizaciones involuntarias. Un nuevo estudio identifica un déficit en células cerebrales responsables de regular estos impulsos motores.(Imagen ilustrativa Infobae)

Se centraron en los ganglios basales, una región del cerebro que ayuda a controlar el movimiento y el comportamiento. En cada célula, observaron cómo funcionaban los genes. También analizaron cómo los cambios en los sistemas de control génico del cerebro podrían desencadenar estrés e inflamación.

Primero, encontraron que las personas con síndrome de Tourette presentaban una reducción del 50% en las interneuronas. Estas células cerebrales ayudan a calmar las señales excesivas en los circuitos de movimiento del cerebro.

También observaron respuestas al estrés en otros dos tipos de células cerebrales. Las neuronas espinosas medianas constituyen la mayoría de las células en los ganglios basales. Ayudan a enviar señales de movimiento y mostraron una reducción en la producción de energía. Las microglías, las células inmunitarias del cerebro, mostraron inflamación. Los investigadores encontraron una estrecha relación entre las dos respuestas, lo que sugiere que las células podrían interactuar en el trastorno de Tourette.

La investigación publicada en Biological
La investigación publicada en Biological Psychiatry es pionera en analizar células cerebrales individuales en personas con síndrome de Tourette. A través de más de 43,000 células de tejido cerebral post-mortem, se ha descubierto cómo ciertas células contribuyen a los síntomas del trastorno (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Estamos viendo diferentes tipos de células cerebrales reaccionando al estrés y posiblemente comunicándose entre sí de maneras que podrían estar impulsando los síntomas”, dice Yifan Wang, Ph.D., coautora del estudio.

El estudio apunta a cambios en las regiones del ADN que controlan cuándo los genes se activan y desactivan como una posible causa de los cambios en las células cerebrales en el trastorno de Tourette.

“Los pacientes con Tourette parecen tener los mismos genes funcionales que todos los demás, pero la coordinación entre ellos está rota”, afirma el Dr. Abyzov.

A continuación, los investigadores planean estudiar cómo estos cambios cerebrales se desarrollan con el tiempo y buscar factores genéticos que puedan ayudar a explicar el trastorno.

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Los investigadores llevaron a cabo el estudio en colaboración con el laboratorio de Flora M. Vaccarino, M.D., en la Universidad de Yale. Para obtener una lista completa de autores, divulgaciones y financiación, consulte el estudio.

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