Usó mal sus lentes de contacto y casi pierde la vista por una infección devastadora

El uso de lentes de contacto en el agua, una práctica común pero riesgosa, transformó la vida de Maureen Cronin, una instructora de natación de 53 años, quien contrajo una grave infección ocular que la dejó prácticamente ciega del ojo derecho.

Según informó la Cleveland Clinic, la queratitis por acanthamoeba (AK) es una infección parasitaria que puede causar daños severos en la córnea y, en casos extremos, la pérdida total de la visión. Cronin, quien trabajaba como salvavidas y enseñaba natación en piscinas privadas, desconocía los peligros de usar lentes de contacto en el agua, lo que la expuso a este parásito microscópico.

Cronin comenzó a experimentar molestias en su ojo derecho, describiendo la sensación como si tuviera un grano de arena atrapado. A medida que los días pasaban, el dolor se intensificó, lo que la llevó a buscar atención médica.

Inicialmente, los especialistas diagnosticaron una laceración corneal y le recetaron gotas oftálmicas, pero su condición no mejoró. Un mes después, un especialista identificó la verdadera causa: una infección por acanthamoeba, un organismo presente en el agua dulce, el agua salada, el suelo y sistemas de agua artificiales como piscinas y jacuzzis.

La queratitis por acanthamoeba, según detalló la Cleveland Clinic, es una infección que afecta principalmente a usuarios de lentes de contacto. Este parásito puede quedar atrapado entre el lente y la córnea, penetrando a través de pequeñas abrasiones en la superficie ocular.

En sus primeras etapas, la infección daña el epitelio, la capa más externa de la córnea, pero si no se trata a tiempo, puede extenderse a capas más profundas, aumentando el riesgo de pérdida de visión.

Cronin fue hospitalizada durante 48 días en el Stony Brook University Hospital en Nueva York, donde recibió tratamiento intensivo. En septiembre de 2024, se sometió a un trasplante de córnea con la esperanza de recuperar parte de su visión. Sin embargo, su cuerpo rechazó el tejido donado, lo que agravó su situación.

Actualmente, su ojo derecho presenta una apariencia nublada, con una pupila agrandada, y su capacidad visual es extremadamente limitada. Cronin espera una nueva cirugía que podría mejorar su condición, aunque el pronóstico sigue siendo incierto.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han emitido advertencias claras sobre los riesgos de usar lentes de contacto en el agua.

Según el organismo, esta práctica aumenta significativamente la probabilidad de desarrollar infecciones oculares graves, como la queratitis por acanthamoeba. El agua, ya sea de piscinas, duchas o jacuzzis, puede contener microorganismos que, al entrar en contacto con los lentes, quedan atrapados entre estos y la córnea, creando un ambiente propicio para infecciones.

Como medida preventiva, los expertos recomiendan evitar el uso de lentes de contacto en cualquier entorno acuático. En su lugar, sugieren optar por gafas de natación con prescripción, que ofrecen una alternativa segura para quienes necesitan corrección visual mientras están en el agua.

Además, enfatizan la importancia de seguir prácticas de higiene adecuadas, como limpiar y desinfectar los lentes de contacto según las indicaciones del fabricante y nunca reutilizar soluciones de limpieza.