Hace una semana que están en desaparición forzada los oficiales retirados de la Armada, teniente de fragata Elías José Noriega Manrique y Daesger Germán Hernández Alvarenga. El hecho ocurrió la madrugada del 25 de enero, cuando, sin orden judicial, funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) se los llevaron. Los dos oficiales en retiro están en desaparición forzada.
Se suman a la lista de otro número de militares desaparecidos en mano de los cuerpos de inteligencia, además de uno, el teniente (Ej) Jean Carlos Amarante Zárraga, quien fue asesinado, el 29 de enero de 2025, por funcionarios supuestamente de la Guardia Nacional en la alcabala de Borojó en el estado Falcón.
En conversación con Infobae, la familia del oficial fallecido destaca que “estamos dolidos y sufriendo mucho por el cruel y despiadado asesinato de Jean Carlos. Queremos limpiar su nombre, porque él era un joven tranquilo, no le debía ni le temía a nadie; él andaba en Coro sin problema”.
La crianza y formación de Amarante estuvo a cargo de su abuela, Carmen Josefa García Acosta, quien desde pequeño lo llevaba a la iglesia, donde Jean Carlos fue monaguillo. “Todo el barrio lo conocía como un joven honrado y alegre, pero ahora quieren ensuciar su nombre diciendo que estaba conspirando”.
“Sabemos que nadie pagará por su muerte, que todo quedará en el olvido, pero no para nosotros como familia”, especialmente para la abuela Carmen Josefa es terrible, a sus 82 años, saber cómo murió su primer nieto.
La familia del oficial muerto tiene miedo y una profunda tristeza; se repite a sí misma que la muerte de Jean Carlos quedará impune porque, aunque no lo dicen, están convencidos que es una praxis del régimen venezolano. “No podemos permitir que el nombre de Jean Carlos quedé manchado con todo lo que le están incriminando”.
Pidieron a Infobae hacer público el clamor de la familia “en nombre de la abuelita que es la que más está sufriendo. No solo es que mataron a Jean Carlos, sino que en la madrugada se estacionan camionetas negras, frente a su casa. El día del entierro llegó a la casa el defensor del pueblo a preguntarle qué pensaban sobre el caso, en lugar de decir que estaban investigando”.
Amarante Zárraga se fue de la Fuerza Armada porque pidió la baja, según explica familia del joven asesinado. “Jean Carlos ya estaba casado y su esposa Jessica no quería irse para Anzoátegui, donde estaba asignado Jean Carlos, porque ella no quería dejar solos a sus padres”.
“Esa viajadera de Jean Carlos desde Anzoátegui a Coro duro un tiempo hasta que él se retiró; en Coro pusieron un abasto panadería con los padres de ella y así pasó el tiempo. ¿Usted cree que si él hubiera estado metido en esas cosas de conspiración, andaría tranquilo en la ciudad y por el barrio, parcelamiento Cruz Verde de Coro?”.
Jean Carlos Amarante, el día de su muerte, andaba con alguien, “pero aún no sabemos quién es esa persona ni qué pasó con él. Nos dijeron que era un hijo, pero Jean Carlos no tuvo hijos con su esposa; supimos que supuestamente había tenido uno en Anzoátegui pero es un niño aun según nos han dicho”.
Ante la pregunta de si la esposa de Amarante sigue detenida, responden que “a la esposa la detuvieron el día antes, martes; le quitaron el teléfono y la computadora. Ella llamó para decirle que estaba detenida, por lo que Jean Carlos le respondió que ya iba de regreso a Coro, pero nunca llegó”.
Oficiales de la Armada
Sobre la muerte de Amarante Zárraga, el régimen venezolano no ha dado una versión oficial. Paralelamente, han detenido a varios oficiales, incluso reciclando a quienes en el pasado estuvieron presos.
Hay oficiales detenidos, cuyos familiares desconocen por qué aparecen en la lista de los cuerpos de inteligencia; algunos recibieron llamada de un oficial que vivió en Perú, pero luego ha operado desde Estados Unidos.
Otras de las víctimas detenidas ni siquiera recibieron llamada alguna, solo aparecían sus nombres en el teléfono que le fue incautado a un individuo alias Guaiguey, que tenía problemas con drogas y fue detenido por la Policía Nacional Bolivariana. Extrañamente, el individuo llevaba en su teléfono fotos, mensajes y nombres.
El grupo de la Dgcim, según la ONG Justicia, Encuentro y Perdón, que habló con Sol Madangelly Hernández Alvarenga, relata que a su hermano Daesger Germán Hernández Alvarenga, los funcionarios, quienes estaban vestidos de negro y con armas largas le dijeron, mientras se lo llevaban, que estaba señalado de conspirar contra el régimen venezolano. Desde entonces está en desaparición forzada.
“Desde ese día, la familia no ha tenido noticias de su paradero ni ha tenido acceso a información oficial sobre su situación. No ha sido presentado ante ningún tribunal, ni se ha confirmado su estado de salud. Este hecho constituye una violación flagrante de sus derechos humanos, en particular el derecho a la libertad personal, la protección contra la desaparición forzada y el derecho a ser informado sobre su paradero y situación”, es lo que dio a conocer la ONG sobre el caso de Hernández Alvarenga.
Por otra parte, tampoco la familia del teniente de fragata Elías José Noriega Manrique tiene información sobre él, dónde se encuentra ni en qué condiciones.
Noriega había estado preso años antes, cuando el régimen lo acusó, junto a una treintena de oficiales de la Armada y la Aviación, de conspirar para impedir los fraudulentos comicios montados por Nicolás Maduro para adelantar las elecciones, a las que se presentó como contrincante Henry Falcón.
El 29 de septiembre de 2023, el TF Elías Noriega fue liberado, junto a seis oficiales más de la Operación Gedeón, cuando fueron obligados a admitir los delitos, aunque al final se resignaron a aceptar uno: ¨Contra el decoro militar¨.
Todos ellos aceptaron admitir ese hecho, luego de estar detenidos durante más de cinco años, desde que Nicolás Maduro se proclamó ganador en las elecciones del 20 de mayo de 2018, que fueron ilegales, porque además fueron convocadas por la ilegal e ilegítima Asamblea Nacional Constituyente 2017.
El régimen necesita más nombres para la lista de conspiradores, por ello acude a detener a quienes ya han cumplido cárcel e incorporando algunos nombres nuevos.