
En tiempos donde la tecnología parece anticipar cada paso, un nuevo fenómeno digital invita a los viajeros urbanos a redescubrir la ciudad desde la incertidumbre. Plataformas como Wander, Drift y Randonautica proponen rutas imprevisibles, desafiando la lógica del GPS y devolviendo el protagonismo a la sorpresa y la improvisación. El auge de estas aplicaciones marca una tendencia: el turismo sin mapa, donde el objetivo no es llegar, sino perderse.
La propuesta de estas herramientas digitales se aleja de la planificación exhaustiva que caracteriza a la era de la geolocalización. En lugar de seguir un itinerario predefinido, los usuarios se entregan a la experiencia de caminar sin destino fijo, permitiendo que un algoritmo decida la próxima esquina, cafetería o museo.
Wander, lanzada en 2024, utiliza inteligencia artificial para diseñar recorridos aleatorios adaptados al estado de ánimo o las condiciones climáticas, personalizando así cada exploración. Por su parte, Drift ofrece modos como “explorador urbano” o “flâneur digital”, generando itinerarios irrepetibles que invitan a la improvisación y al asombro.

El fenómeno no es aislado. Randonautica, pionera en este campo desde 2019, ha superado los 20 millones de descargas en todo el mundo, según datos de Sensor Tower. Su funcionamiento se basa en la generación de destinos aleatorios que llevan a los usuarios a lugares fuera de sus patrones habituales de movimiento. Según una descripción recogida por WIRED, la aplicación “básicamente es un generador de aventuras en el mundo real que permite a los participantes explorar puntos ciegos y navegar por lugares fuera de nuestros patrones causales de experiencia”.
La popularidad de estas plataformas ha dado lugar a comunidades de exploradores urbanos, donde los participantes comparten sus hallazgos y anécdotas en redes sociales. El atractivo de la experiencia radica en la posibilidad de reconectar con el entorno urbano de manera sensorial y menos estructurada, recuperando el placer de la sorpresa cotidiana.

El interés por este tipo de exploración espontánea responde a una necesidad contemporánea. De acuerdo con el Global Wellness Institute (2023), el 68 % de los viajeros urbanos buscan experiencias “sin planificación” que estimulen la creatividad y contribuyan a reducir el estrés. Esta tendencia sugiere un cambio en la relación con la ciudad y la tecnología, donde la novedad y la incertidumbre se convierten en valores apreciados.
La dimensión psicológica de perderse también ha cobrado relevancia. Auburn Salcedo, cofundadora de Randonautica, explicó a WIRED: “Una de las principales cosas que queremos es añadir novedad a la vida de las personas a través de la aleatoriedad”. Esta búsqueda de lo inesperado se vincula con la figura del flâneur, el paseante sin rumbo que explora la ciudad como un arte, ahora reimaginado en clave digital.

La literatura sobre el tema también resalta el valor de la exploración sin destino. Jordan Fisher Smith, en su obra How to Wander publicada por Aeon/Psyche en abril de 2023, sostiene: “Ya sea en una ciudad o en la naturaleza, cerca o lejos, hay alegría en un viaje donde el destino no importa”.
El turismo aleatorio, impulsado por la inteligencia artificial y la conectividad móvil, redefine la manera en que los habitantes y visitantes experimentan el espacio urbano. Al renunciar al control absoluto y abrazar la incertidumbre, estas aplicaciones abren la puerta a una forma de aventura contemporánea, donde perderse se convierte en un acto deliberado de descubrimiento.
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