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Los museos y rutas históricas
Los museos y rutas históricas de la ciudad son opciones cada vez más populares entre los viajeros - crédito Nehemías Gómez/Flickr

Santa Marta, conocida como la “Perla de América”, ha consolidado su reputación internacional gracias a sus playas de aguas cristalinas y arenas doradas.

Sin embargo, aquellos que buscan planes alternativos más allá del turismo de sol y mar encuentran en esta ciudad caribeña una variedad de experiencias auténticas que revelan su riqueza histórica, cultural y natural.

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Según información recopilada por Caracol Radio, la capital del departamento de Magdalena es un destino integral, capaz de cautivar tanto a viajeros nacionales como extranjeros con propuestas que van mucho más allá de la costa.

Centro Histórico

El corazón de Santa Marta late en su centro histórico, un sector que invita a recorrer siglos de historia a través de calles empedradas y fachadas coloniales. Este núcleo urbano alberga joyas arquitectónicas como la Catedral Basílica de Santa Marta, considerada la más antigua de Colombia y construida en el siglo XVII.

El centro histórico de Santa
El centro histórico de Santa Marta invita a recorrer sus calles llenas de arte y tradición - crédito redes sociales

La Plaza Bolívar, punto de encuentro y testigo de la vida cotidiana, y el Museo del Oro Tairona – Casa de la Aduana, que resguarda una valiosa colección arqueológica de las culturas indígenas de la Sierra Nevada, completan el recorrido.

Según informó Semana, caminar por este entorno permite a los visitantes conectar con el pasado ancestral de la región y sumergirse en la energía cultural que define a la ciudad.

A pocos minutos del centro, la Quinta de San Pedro Alejandrino se presenta como uno de los lugares históricos más emblemáticos de Colombia. Esta hacienda colonial, rodeada de jardines y esculturas, fue el escenario de los últimos días de Simón Bolívar en 1830 y hoy funciona como museo en su honor.

La Quinta de San Pedro
La Quinta de San Pedro Alejandrino permite conocer el lugar donde murió Simón Bolívar - crédito redes sociales

El complejo ofrece visitas guiadas por la casa, los jardines y el cementerio, brindando una visión profunda sobre la relevancia de Santa Marta en la historia nacional. De acuerdo con Caracol Radio, el horario de atención en temporada baja es de 9:00 a 16:30, extendiéndose hasta las 17:30 en temporada alta, con tarifas de $17.000 para visitantes nacionales y $23.000 para extranjeros.

Reconocimiento a las comunidades indígenas

La riqueza cultural de Santa Marta se manifiesta también en la presencia de comunidades indígenas como los koguis, arhuacos y wiwas, quienes mantienen vivas sus tradiciones en la Sierra Nevada.

Espacios como el Museo Etnográfico de Oro Tairona y el Centro Cultural Indígena Tayrona permiten a los turistas acercarse a su cosmovisión y legado. Además, existen experiencias de intercambio cultural con precios que parten desde $240.000 para una persona y se adaptan a grupos de hasta 30 participantes.

Estas actividades, según recomendó El País de Cali, ofrecen una oportunidad única para comprender la diversidad étnica y el patrimonio inmaterial de la región.

La visita a comunidades indígenas
La visita a comunidades indígenas ofrece un acercamiento único a la cultura de la región - crédito redes sociales

Entornos naturales

Para los amantes de la naturaleza y la aventura, Santa Marta despliega escenarios que combinan mar, montaña y selva.

El Parque Tayrona, situado a unos 30 kilómetros de la ciudad, es un santuario de biodiversidad donde conviven 31 especies de mamíferos voladores, 26 especies de mamíferos medianos y grandes, 396 especies de aves y 180 especies de peces. Más allá de sus playas, el parque invita a explorar bosques tropicales, cascadas y senderos ideales para caminatas.

Entre tanto, Minca, un pequeño pueblo enclavado en la Sierra Nevada a solo media hora del centro de la capital samaria, sorprende por su frescura y espíritu ecoaventurero.

Allí, los visitantes pueden disfrutar de caminatas, avistamiento de aves, baños en las cascadas de Marinka y Pozo Azul, y visitas a fincas cafeteras donde se aprende sobre el proceso artesanal del café y se degusta la bebida en paisajes de ensueño.

Por su parte, Taganga ofrece una atmósfera tranquila, buceo recreativo y atardeceres inolvidables, mientras que el Acuario y Museo del Mar del Rodadero permite descubrir la biodiversidad marina del Caribe colombiano.

Ferias y mercados tradicionales permiten
Ferias y mercados tradicionales permiten descubrir el auténtico ritmo de vida samario - crédito redes sociales

Mercado samario

La vida local en Santa Marta se experimenta en espacios como el mercado público, un punto de encuentro donde se pueden adquirir productos frescos, artesanías y probar la gastronomía típica. El mercado, abierto todos los días, es ideal para quienes desean sumergirse en la cotidianidad samaria y llevarse un recuerdo auténtico.

Al caer la noche, la ciudad revela su faceta más animada con una variada oferta de bares y clubes nocturnos. Según Caracol Radio, existen cerca de 59 establecimientos para disfrutar de música en vivo, baile y cocteles, entre los que destacan La Cocoteria, Crab’s Bar, El Watusi Poderoso, Aurelia Pub Hosting, Charlies Bar e Iguanas, favoritos entre los viajeros.

El río Magdalena, el más largo de Colombia, completa la oferta de planes alternativos en Santa Marta. Este afluente, fundamental para la historia y la supervivencia de las comunidades ribereñas desde la época precolombina, invita a realizar paseos en bote que permiten observar la naturaleza y la vida silvestre de la región.

Santa Marta sorprende con actividades
Santa Marta sorprende con actividades recreativas ideales para toda la familia fuera de la playa - crédito Ministerio de Ambiente

Navegar por este afluente hídrico es una forma de comprender la importancia histórica y natural de este emblemático río.

Santa Marta se consolida como un destino que ofrece mucho más que playas, permitiendo a sus visitantes descubrir su esencia a través de experiencias auténticas, paisajes diversos y una herencia cultural única.