
La música tiene el poder de transformar el ánimo: basta escuchar cierto tema para que el cuerpo se active o, por el contrario, sienta una inmediata necesidad de relajarse ¿A qué se debe esta reacción casi automática? Una reciente investigación presentada devela el rol central de dos conceptos nacidos en la música japonesa: tate-nori y yoko-nori.
El poder del movimiento: qué son tate-nori y yoko-nori
Tate-nori y yoko-nori designan, en la tradición japonesa, la manera particular en que el cuerpo responde a ciertos ritmos musicales. El primero —el “viaje vertical”— describe el rebote ascendente y descendente que surge al escuchar canciones animadas, propias de discotecas o rutinas de spinning. El otro, en cambio, significa “viaje horizontal”: movimientos de balanceo lateral, similares a los evocadas por melodías suaves, como las que acompañan una fogata.

Aunque estos términos han sido utilizados desde hace tiempo por músicos y bailarines profesionales en Japón, la investigación reciente sugiere que identificarlos puede facilitar herramientas para la gestión emocional y física, en ámbitos que van desde la salud hasta el deporte. Psychology Today destaca que el reconocimiento de estos patrones permite regular la energía a través de la selección musical.
Ritmo y cerebro: cómo la música activa circuitos de energía
Las canciones tate-nori —conocidas popularmente como “bops”— provocan un claro efecto de activación. Suelen elevar la frecuencia cardíaca, acelerar la respiración y despertar el sistema nervioso simpático, preparando al cuerpo para la acción.
La clave está en la relación entre el ritmo y la neurobiología del movimiento: los vaivenes verticales del cuerpo, presentes al caminar o correr, dependen de la corteza motora, los ganglios basales y, sobre todo, el cerebelo, que ajusta la sincronización entre la percepción auditiva y la respuesta motora.

Una percusión definida y una estructura rítmica clara fortalecen esta sincronía. Según Psychology Today, anticipar el compás musical incrementa la motivación, mejora el rendimiento físico y activa los circuitos cerebrales de recompensa, lo que ayuda a reducir la percepción de esfuerzo.
De ahí que las listas de reproducción cargadas de temas tate-nori, con tempos altos y percusiones marcadas, sean aliadas clave para deportes aeróbicos y entrenamientos intensos.
Música para recuperarse: el efecto yoko-nori
En el extremo opuesto, las canciones yoko-nori promueven el descanso y la regulación. Esta música, caracterizada por transiciones suaves, percusión sutil y paisajes sonoros expandibles, estimula el movimiento lateral, como el de mecer a un bebé o balancearse en una hamaca. Al activar el sistema nervioso parasimpático, facilita la recuperación física y emocional en situaciones de estrés.
El estímulo del sistema vestibular aporta señales de estabilidad, mientras que la reducción de la carga auditiva y el ritmo pausado generan estados de fluidez mental.
Como resalta Psychology Today, estos temas —folk, reggae, R&B— resultan ideales para yoga, estiramientos o procesos creativos, propiciando un estado de calma y concentración.

¿Se puede diseñar música para guiar el cuerpo?
La profesora asociada Shimpei Ikegami, del Departamento de Psicología de la Universidad Femenina de Showa, encabezó la investigación presentada en la Sexta Reunión Conjunta de la Sociedad Acústica de América y la Sociedad Acústica de Japón. Junto a compositores profesionales, diseñó música orientada específicamente a provocar movimientos tate-nori o yoko-nori.
Analizando parámetros acústicos como la claridad del pulso, la intensidad y la complejidad rítmica, demostraron que es posible moldear sistemáticamente la dirección del movimiento. Los experimentos revelaron que la mayoría de los oyentes respondieron de acuerdo con la intención de los compositores: rebote vertical ante pistas tate-nori, balanceo lateral con yoko-nori.
“Es sorprendente la fiabilidad con que el sonido influye en el modo en que el cuerpo desea moverse”, afirmó Ikegami. Los hallazgos abren nuevas posibilidades de uso en atención médica, rehabilitación y educación.

Eligiendo la canción precisa: una herramienta cotidiana
La evidencia científica respalda lo que músicos, terapeutas y atletas han experimentado durante años: la música modula la respuesta motora y emocional con notable eficacia.
Según Psychology Today, seleccionar canciones tate-nori antes de la actividad física prepara el sistema nervioso para el esfuerzo, mientras que los temas yoko-nori contribuyen a la recuperación tras jornadas intensas o momentos estresantes.
El secreto radica en adaptar la música al momento: recurrir a ritmos intensos para incrementar la energía o a melodías serenas cuando es necesario bajar revoluciones. Así, se convierte en una herramienta de autorregulación diaria, tan accesible como poderosa.
Comprender la influencia del ritmo —el rebote vertical o el balanceo lateral— sobre cuerpo y mente permite aprovechar la música de manera más consciente. Elegir la pista adecuada no solo cambia el ánimo de inmediato, también ofrece una forma sencilla y eficaz de gestionar las emociones y el rendimiento en la vida cotidiana.
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