
En el vertiginoso universo de la moda argentina, pocas voces lograron desmarcarse de la lógica de la tendencia pasajera para proponer una visión crítica y empoderadora como la de Ferni Moreno. Editora, directora creativa y fundadora de la plataforma Fernihood, Moreno trazó una carrera que combina la estética con el análisis sociológico.
A través de su primer libro, Vestite como realmente querés, y de su trabajo cotidiano, Ferni impulsa un cambio de paradigma: la moda no debería ser vista como enemiga, sino como herramienta. Su mirada pone en jaque una vieja dicotomía: ¿es la moda el verdadero problema o son los prejuicios y sesgos que, desde una mirada históricamente feminizada y desvalorizada, la convirtieron en territorio de juicio y autoexigencia?
El problema no es la moda
Para Ferni Moreno, la moda no es una jaula, sino una herramienta de expresión. Su visión cuestiona la mirada tradicional que la vincula a lo frívolo o lo banal, una percepción que, según explica, tiene mucho más que ver con el sesgo social que con la disciplina en sí. “La moda como expresión artística y personal es mi pasión porque dice mucho sin usar palabras”, sostuvo en diálogo con Infobae. En su carrera observó cómo la ropa puede ser vehículo de identidad, rebeldía, y empoderamiento, pero también un campo de control y culpa, especialmente sobre los cuerpos femeninos.

Desde sus primeros años, Ferni encontró en el cine, la televisión, la literatura y los videoclips una forma de conectar con la estética y el relato visual. “Mi pasión es contar historias y mi primer gran amor es el cine”, rememora. De ahí que siempre entendiera a la moda como una narradora silenciosa. Su vínculo con la ropa siempre fue lúdico: “Mi vínculo personal con la moda es de respeto absoluto, por eso me enojo cuando la tratan de superficial o ‘cosa de minitas’ menospreciando su valor”.
Lejos de limitarse al qué ponerse, Ferni propone resignificar la moda como acto sociológico. “Podés entender lo que pasa en cada momento de la historia con solo mirar una foto y ver el estilo que prevalece”, aseguró. En un mundo donde el “qué te pones” puede ser leído como declaración política, la moda se transforma en un reflejo del contexto social, económico y cultural.
El desafío de romper las reglas
Una de las propuestas más potentes de Moreno es la necesidad urgente de desaprender las reglas tradicionales del vestir. “Son prejuicios anquilosados que dinamitan la expresión personal”, advierte. Las personas buscan desesperadamente reglas, fórmulas, combinaciones infalibles para evitar equivocarse, pero esa búsqueda muchas veces termina uniformando y quitando autenticidad.

La especialista en moda comentó durante la charla que la ropa debería ser un espacio lúdico y de empoderamiento. Las normas que dictan qué usar y cómo hacerlo solo terminan alimentando la inseguridad y el miedo al qué dirán. “Cuando podemos darle a nuestros estilismos otro marco totalmente lúdico y empoderador desde la autenticidad, ganamos”, plantea. Ferni compara esa búsqueda compulsiva de reglas con la disciplina militar: “Las reglas uniforman y los que van de uniforme son los del ejército. ¿Por qué no nos bancamos destacar?”, desafío.
Desarmar el monólogo<b> </b>interior
La reflexión de Ferni no se queda solo en lo exterior. A lo largo de sus años de trabajo con lectoras y consultantes, detectó una constante: el peso del juicio interno. “Es increíble lo cortamambo que puede ser nuestra mente a la hora de jugar al outfit”, dijo. A esto lo llama “fashion traumas editores”: comentarios hirientes o prejuicios heredados que se convierten en bloqueos personales. Una tía que sugirió que el verde no te quedaba bien, un ex que criticó un vestido, o la propia autocrítica frente al espejo.
“Todo está cargado de subjetividad y la moda no es una excepción”, explicó. Para romper ese círculo vicioso, su receta es la acción: empezar a jugar, probar, atreverse, y construir una imagen con herramientas profesionales, pero desde la autenticidad, no desde la necesidad de aprobación. “Sin pensarnos diferente es imposible vernos diferente”, afirmó.

Moda y feminismo: aliados, no opuestos
En su libro y en la charla, Ferni Moreno desmonta otro falso dilema como el de que una mujer feminista no puede ser fashionista. La respuesta es rotunda: “La mujer feminista es la que cree en la igualdad de género y trabaja para lograr las mismas oportunidades que los varones”. Y para lograr esa presencia, el estilo puede ser una herramienta poderosa. “Ocupar todos nuestros espacios de la mejor manera posible nos puede llevar a eso que buscamos, y por qué no sumar a la apuesta nuestro porte que también expresa nuestro carácter”.
Una de las ideas centrales que plantea es la importancia del fashion branding personal: no seguir tendencias como “peonas”, sino ser “capitanas de nuestro look”. “Porque nuestra imagen personal habla constantemente con o sin estrategia fashion”, advirtió. El estilo propio debe ser una construcción deliberada, una marca de identidad, no una copia de los demás.
Incluso apela a una frase muy conocida en Argentina: “La frase de Mirtha Legrand que podés detestar es real: ‘Como te ven te tratan’”. Aunque pueda resultar incómodo, Ferni sostiene que en la práctica social esto se cumple. “No lo digo yo, así funciona. Y te invito a ponerlo a prueba”, provocó.

“La sociedad es gordofóbica”
Para Ferni, la moda es profundamente política. “Todo lo que hacemos es político y la moda refleja nuestras elecciones diarias para cubrir nuestro cuerpo”, sostuvo. Esta convicción también la llevó a hablar sin rodeos sobre la gordofobia dentro del sistema de moda. En sus palabras, esta discriminación no es algo aislado, sino estructural y sistemático.
“La sociedad es gordofóbica y la moda como reflejo social también lo es”, afirmó con crudeza. Ferni considera que la industria aún muestra resistencia a incluir cuerpos no normativos en campañas, pasarelas y revistas, pero apunta a que el verdadero cambio debe empezar por cada persona. “El cambio comienza en aceptarlo con nosotras mismas, gestionarlo, hablarlo y buscar maneras de no caer en la tentación de buscar ‘estilizar’ todo lo que pasa por nuestros ojos”, explicó.
En su análisis, las redes sociales contribuyeron a amplificar el debate, aunque no siempre con la profundidad necesaria. “Lamento decir que es solo maquillaje y mucho falso activismo en redes. Es parte de la revolución del yo que solo alimenta likes”, criticó. Para Ferni, la revolución será real cuando deje de ser una tendencia pasajera y se convierta en una forma constante de pensar, sentir y vestir.
Para ella, la clave es dejar de pedir a la industria lo que uno no está dispuesto a darse a sí mismo: “Le pedimos a la moda, los medios, las marcas un cambio que no estamos dispuestas a dar para nosotras mismas”, dijo. El desafío es colectivo, pero también profundamente individual.
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