Acostarse con el pelo mojado: ¿cuáles son las consecuencias para la salud del cuero cabelludo?

Lo que parecería un hábito sin riesgos, puede afectar la resistencia y apariencia del cabello. Los cuidados según expertos

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La cutícula del cabello se
La cutícula del cabello se abre con la humedad, aumentando el riesgo de rotura (Imagen Ilustrativa Infobae)

Es una escena habitual: llegar tarde a casa, ducharse rápido y acostarse con el cabello aún húmedo. No parece un gran inconveniente. Sin embargo, lo que algunos consideran un gesto inocente puede tener consecuencias sobre la salud del cabello y el cuero cabelludo.

Aunque los efectos no son inmediatos ni extremos, dormir con el pelo mojado de manera habitual sí puede producir daños estructurales y afecciones dermatológicas que, con el tiempo, afectan la calidad y resistencia del pelo.

Rotura capilar: el riesgo más frecuente

La principal preocupación no es estética, sino estructural. El cabello mojado cambia físicamente: se vuelve más elástico, frágil y vulnerable. Esto se debe a la apertura temporal de la cutícula, la capa externa protectora del tallo capilar.

La fricción con la almohada
La fricción con la almohada intensifica el daño en el cabello mojado (Imagen Ilustrativa Infobae)

El cabello mojado pierde resistencia porque la humedad provoca que su capa externa, llamada cutícula, se abra y se estire temporalmente, lo que lo hace más propenso a romperse, explicó la Dra. Carol Cheng, dermatóloga pediátrica de UCLA Health, en diálogo con el medio de salud SELF.

La fricción con la almohada mientras dormimos -movimientos involuntarios, giros de cabeza- puede intensificar el daño, ya que el pelo húmedo resiste menos la tensión. Aunque hacerlo esporádicamente no provocará que se quiebre en masa, la exposición repetida sí puede debilitarlo a largo plazo.

Cheng señaló que el quiebre visible del cabello no suele producirse por hacerlo ocasionalmente, sino cuando dormir con el pelo húmedo se convierte en un hábito repetido.

Hongos en el cuero cabelludo: un entorno húmedo ideal

La humedad atrapada entre el cuero cabelludo y la almohada genera un ambiente propicio para el crecimiento de microorganismos. Uno de los más comunes, y potencialmente problemáticos, es la levadura Malassezia, que vive naturalmente en la piel.

Según Cheng, la combinación de raíces húmedas y una almohada mojada genera un ambiente cálido y húmedo que favorece el crecimiento de la levadura Malassezia, un microorganismo que, en exceso, puede provocar caspa.

En algunos casos, esa proliferación excesiva puede derivar en una afección llamada dermatitis seborreica, caracterizada por áreas de piel grasa, enrojecida y con descamación. Esta inflamación del cuero cabelludo, aunque común, puede empeorar por condiciones ambientales como la humedad constante.

“Técnicamente, es posible que se desarrolle moho en toallas o almohadas que no se secan bien”, explicó a SELF la doctora Marisa Garshick, dermatóloga certificada en la ciudad de Nueva York

Dormirse ocasionalmente con el pelo húmedo no representa un peligro inminente. El problema aparece cuando se convierte en rutina. También influyen factores como el estado general del cabello, la presencia de tratamientos químicos y el uso habitual de herramientas de calor.

La humedad favorece el crecimiento
La humedad favorece el crecimiento de hongos en el cuero cabelludo (Imagen Ilustrativa Infobae)

El tipo de cabello importa

No todos los cabellos enfrentan el mismo riesgo. La resistencia natural de cada tipo de fibra capilar modifica la probabilidad de daño.

“Las personas con cabello grueso o rizado también pueden tener un mejor resultado porque sus fibras son naturalmente más fuertes”, aseveró Garshick.

“Mientras que el cabello fino, decolorado o tratado químicamente es mucho más propenso a dañarse cuando está mojado”, agregó la dermatóloga.

Esto significa que los consejos de prevención no se aplican igual a todos. Quienes tienen un pelo tratado químicamente deberían ser más cautelosos con la humedad nocturna.

Cómo reducir los daños si no se puede evitar

Cuando secar el pelo por completo no es una opción, existen alternativas que pueden ayudar a limitar los efectos negativos. Las especialistas consultadas por SELF recomendaron principalmente tres medidas:

Secar al menos las raíces

Garshick aconsejó que, si no es posible secar todo el cabello, al menos enfocarse en las raíces, ya que es la zona más expuesta al contacto con la almohada y donde se concentran hongos y bacterias.

Envolver el cabello con una toalla de microfibra también puede ayudar a absorber el exceso de humedad, y permitir que el pelo esté menos empapado al contacto con la almohada.

La Dra. Mary L. Stevenson, del Centro Médico Langone de la NYU, volvió a insistir en que el cabello muy mojado puede empapar la almohada, lo que crea un entorno húmedo favorable para la proliferación de hongos.

Fundas de almohada de seda
Fundas de almohada de seda disminuyen la fricción y el riesgo de rotura (Imagen Ilustrativa Infobae)

Dejar el cabello suelto

Dormirse con peinados ajustados puede parecer cómodo, pero no es lo más recomendable si el pelo está mojado. Stevenson advirtió que el verdadero problema no es acostarse con el pelo mojado, sino hacerlo con un peinado apretado mientras aún gotea.

La experta explicó que llevar recogidos firmes de forma frecuente, especialmente con el cabello húmedo, puede ejercer tensión sobre los folículos pilosos, lo que incrementa el riesgo de rotura.

La tensión constante en el cuero cabelludo puede derivar en caída o debilitamiento adicional del cabello, sobre todo en zonas como las sienes o la coronilla.

Usar fundas de almohada de seda

Aunque no es una solución definitiva, cambiar la superficie de contacto del cabello puede marcar una diferencia en términos de fricción.

Garshick indicó que las fundas de almohada de algodón, por tener una superficie más áspera, pueden generar más fricción, mientras que reemplazarlas por fundas de seda podría ayudar a reducir los tirones y roturas del cabello.

Las fundas de seda permiten que el cabello se deslice más fácilmente, lo que reduce la fricción y, por lo tanto, el riesgo de rotura durante el sueño.