
Lo que comenzó hace más de 30 años como la despedida de Perry Farrell de Jane’s Addiction se transformó en un fenómeno global. Lollapalooza, surgido en 1991 en Phoenix, Arizona, trascendió fronteras hasta convertirse en un festival intergeneracional que reúne a artistas emergentes y figuras consagradas.
En su edición 2025 en Argentina, el evento regresó al Hipódromo de San Isidro con un cartel que reflejó la diversidad de géneros y públicos. Lejos de ser un festival exclusivo para jóvenes, Lollapalooza se convirtió en un punto de encuentro para todas las edades. Familias enteras asistieron y lo consolidaron como un espacio de convivencia donde la música fue el puente entre gustos y estilos. En el predio, el público abarcó desde niños hasta adultos, cada uno con su propia forma de vivir la experiencia.
El lineup de esta edición que comenzó el viernes 21 de marzo reflejó esta diversidad. La grilla reunió a artistas que marcaron distintas épocas y públicos, desde Justin Timberlake y Alanis Morissette, con su influencia en la música de los ‘90 y 2000, hasta Olivia Rodrigo, exponente del pop más reciente. La fusión de estilos, además, alcanzó a todos: la cumbia de Los Ángeles Azules, el cuarteto de La K’onga y la electrónica de Zedd y James Hype completaron una programación donde cada generación encontró su espacio y, además, conoció nuevos.

La variedad en la programación no solo respondió a la diversidad etaria del público, sino que también permitió un cruce de influencias entre generaciones. Los adultos que crecieron con el grunge y el pop de los ‘90 descubrieron nuevas propuestas en artistas como Tate McRae o Girl in Red, mientras que los más jóvenes se adentraron en el virtuosismo de TOOL o en la energía nostálgica de Tan Bionica. La combinación de sonidos creó un ambiente donde el público se encontró con su propio legado musical y, al mismo tiempo, con el de otras generaciones.
Los jóvenes dejaron su impronta con brillos, glitter y maquillajes especiales, mientras que los más experimentados disfrutaron del show con la misma pasión. Para los niños, la propuesta incluyó Kidzapalooza, un espacio que en esa edición celebró los 10 años del festival en Argentina con espectáculos de Topa, Panam y Circo, Cantando con Adriana, Bailando con Julieta y Zoom, acércate más.
Bajo estos preceptos, el sociólogo y psicólogo Martín Wainstein, profesor consulto e investigador de psicología social de la Universidad de Buenos Aires (UBA), le dijo a Infobae: “Eventos musicales como el anunciado Lollapalooza 2025, fiel a su tradición de diversidad, presentan una programación con una amplia variedad que va desde los géneros musicales hasta la de las edades de los asistentes”.

Para el experto, “la presencia de grupos y artistas pop como Olivia Rodrigo, Sabrina Carpenter y Gracie Abrams; bandas de rock o metal emblemáticas como Korn y Tool; o la música country de Luke Combs y Sierra Ferrell aportan gustos variados viables para varias generaciones. El grupo femenino Twice seguramente hace historia, con una estética muy visual de colores amplia al ser la primera banda de K-Pop en encabezar Lollapalooza. Esta diversidad de géneros asegura que esta versión del evento 2025 sea una experiencia musical inclusiva y variada para todos los asistentes”.
Wainstein destacó también que se cumple, así, “uno de los objetivos de estos eventos masivos: actuar mediante un enfoque híbrido, como un puente intergeneracional que facilita la construcción de identidades sociales y culturales a través de varios recursos”.
“Por un lado, reúne personas de diferentes edades: así, miembros de la generación Alfa (0-15 años) con padres millennials nacidos aproximadamente entre 1981 y 1996, hermanos centennials nacidos entre 1995 y 2009, y aun abuelos boomers nacidos entre 1945 y 1964, participan de un ritual que permite que las generaciones mayores introduzcan a los jóvenes en bandas icónicas y, a la vez, que las nuevas propuestas influyan en el gusto de los más veteranos, generando una fusión generacional en una identidad musical colectiva que comparte experiencias musicales diversas”, postuló el sociólogo.

Y sumó: “La música se convierte así en un lenguaje común que facilita el diálogo entre generaciones. Un padre que escucha rock puede conectar con su hijo que prefiere el indie o el hip-hop, al encontrar artistas que fusionan estilos, lo que abre la posibilidad de abrir un diálogo y entendimiento entre ambos. No solo van a entretenerse, el espacio y las horas compartidas suelen generar un encuentro en el cual se resignifican modos de intercambio intergeneracional”.
Un lineup para todos los gustos
El domingo 23 de marzo, el festival cerrará con la esperada visita de Olivia Rodrigo, quien trae al escenario éxitos como los de SOUR (2021) y GUTS (2023). Compartirá protagonismo con Rüfüs Du Sol, el trío australiano conocido por sus impactantes presentaciones en vivo, y con Tan Bionica, banda que sigue marcando generaciones con su gira despedida.
La jornada final contará también con Nathy Peluso y con el pop intimista de Benson Boone. Además, debuta en Argentina Girl in Red, una de las artistas emergentes más prometedoras del pop actual.

Cabe recordar que Lollapalooza 2025 abrió el viernes 21 de marzo con dos nombres icónicos: Justin Timberlake y Alanis Morissette. El ex NSYNC ofreció su primer show en Argentina, repasando su trayectoria como una de las figuras más influyentes del pop de los últimos tiempos. Alanis Morissette, por su parte, trajo su característico tono de desamor con himnos como “You Oughta Know”.
Ese mismo día, el público disfrutó de Foster the People, presentando su nuevo disco Paradise State of Mind, además de la cumbia de Los Ángeles Azules y la música urbana de CA7RIEL & Paco Amoroso. También estuvieron Mon Laferte, Charlotte de Witte, Parcels, BLOND:ISH y Lasso, entre otros.
El sábado 22 de marzo, la grilla destacó a Shawn Mendes y a TOOL, banda de metal progresivo que visitó Argentina por primera vez. Además, WOS sumó su presencia con su distintivo estilo en el rap, mientras que Tate McRae reforzó la cuota pop de la jornada. La propuesta siguió con el cuarteto de La K’onga, la electrónica de Zedd, el R&B y soul de Teddy Swims y el indie de The Marías. También se presentaron Sepultura, Inhaler, Wave To Earth, San Holo y Artemas, entre otros.

Así las cosas, Lollapalooza no es solo una serie de conciertos, sino una experiencia donde la música, el arte y la comunidad se encuentran.
Con una grilla diversa que fusionó rock, pop, electrónica, rap y cumbia, el festival reafirmó su identidad como un evento para todas las edades. A lo largo de los años, se consolida como un espacio donde el público, sin importar su generación, encuentra un lugar para disfrutar y celebrar la música en todas sus formas.
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