Gisela Gilges: “Una buena decisión puede cambiar el rumbo de tu vida”

En La Fórmula Podcast, la coach y autora del libro “Serás tan feliz como insistas”, explicó que los problemas suelen repetirse en espiral, pero con una mayor habilidad para enfrentarlos gracias a los aprendizajes adquiridos previamente. Además, destacó la importancia de gestionar las emociones y tomar buenas decisiones, las cuales tienen el poder de transformar nuestra vida. ¿Cuáles son las herramientas clave para poner en práctica estos principios?

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Según Gilges, responder cinco preguntas clave sobre apoyo, emociones, propósito, independencia y decisiones puede fortalecer la estabilidad emocional

En un nuevo episodio de La Fórmula Podcast, Gisela Gilges, Life coach, autora y conferencista, explicó cómo gestionar las emociones, especialmente las negativas, atravesándolas sin reprimirlas. También reflexionó sobre el amor propio, al concepto de soltar y la necesidad de contar con recursos emocionales para enfrentar los desafíos y vivir con resiliencia. Podés escuchar el episodio completo en Spotify y YouTube.

A lo largo de su carrera, Gisela ha trabajado con individuos y grupos para promover una vida equilibrada, utilizando herramientas prácticas basadas en psicología positiva y coaching ontológico.

Además, es autora de cuatro libros sobre autoexploración, resiliencia y autenticidad; y se destaca por su habilidad para conectar con su audiencia a través de cursos, talleres y redes sociales, inspirando a las personas a encontrar su propósito.

Gilges sostiene que los problemas
Gilges sostiene que los problemas son cíclicos y pueden superarse con herramientas emocionales (Imagen Ilustrativa Infobae)

— En tu libro Serás tan feliz como insistas explicás que los problemas en la vida vienen espiralados. ¿A qué te referís con este concepto?

— Me encanta decir que ese problema que estás viviendo ahora, que quizás no te deja dormir, que te desgarra el alma con angustia y preocupación, alguna vez lo viviste, porque la vida es espiralada. ¿Qué quiere decir esto? Cuando tenías 3 años, estar todo el día en el jardín, lejos de tu mamá, era terrible. Cuando tenías 6, que una amiga te diga: “No te quiero más” es desgarrador. Se siente un dolor que está comprobado que mentalmente iguala a un dolor físico muy fuerte. Cuando hoy mirás con tu edad a esa chiquita de 6 años, decís: “Eso no es un problema, problema es el que tengo yo ahora que estoy separándome de mi pareja porque me enteré de que me fue infiel”. Y es verdad que tu problema es más grande, pero para el tamaño de esa chiquita el que su amiga le diga que no la quiere, es proporcionalmente igual de doloroso que para vos, con tus 30 o 40, a la situación que estás viviendo.

Ahí es donde uno descubre que espiraladamente se van repitiendo las cosas. Uno ya vivió dolores muy fuertes y los superó, salió adelante, salió mejor y volvió a reír. Los dolores que uno está viviendo ahora tienen el mismo funcionamiento, mismo acompañamiento que tuvieron los otros. Ahí es donde invito a todos a apalancarse y a apoyarse en su propia historia, recordando que no te va a matar eso porque ya una vez saliste de un dolor profundo, no te va a costar tanto porque alguna vez ya tuviste que soltar y te diste cuenta de que vinieron cosas mejores. Entonces tenés que revisar tu historia y decir: “¿Alguna vez me pasó algo parecido? ¿Por qué no voy a poder ahora?”.

"La vida es espiralada, los
"La vida es espiralada, los problemas regresan con distinta intensidad", afirma la coach (Imagen Ilustrativa Infobae)

— En esas veces que uno va avanzando en la vida y superando estos obstáculos ¿con cada espiral ganás nuevas herramientas?

— Totalmente. Por eso es que subestimamos tanto el dolor viejo, porque lo vemos con una versión nuestra ahora que es mucho más poderosa. Somos más grandes, crecimos y aprendimos. Está bueno pensar en algo que hace muchos años te sacaba el sueño y te tenía completamente triste y perdido porque ahora ves para atrás y no era para tanto. ¿Por qué pasa esto? Porque gracias a eso adquiriste herramientas, conocimiento, te fortaleciste, aprendiste cosas nuevas y ahora parece más chiquito. Sigue siendo igual, pero el tema es que ahora vos sos más grande de lo que eras en ese momento.

— ¿Cuáles creés que son las herramientas que más ayudan a la gente que va a consultarte para poder atravesar estos momentos?

— La primera es el despeje emocional. Lo que hacemos todos sin darnos cuenta es sobredimensionar las cosas porque no sabemos cómo van a terminar y no las esperábamos. Entonces lo primero que hay que hacer es aquietar las emociones, porque las emociones es como empañar el vidrio, lo ponen muy nublado y no vemos con claridad. Para aquietarlas hay que sentirlas, no se pueden evitar. Las emociones no las elegimos, vienen solas y las atravesamos. No es lo mismo atravesar una emoción solito, que genera inseguridad, que atravesarlo con alguien que te agarra fuerte, entonces: te agarro fuerte, las atravesamos y lleva poquito atravesarlas. Ahora que las despejamos veamos la situación cómo está realmente y tomemos decisiones. Las buenas decisiones cambian la vida. Un llamado te cambia la vida y son cosas que pasan. De la misma manera que nos trae eventos que cambian drásticamente nuestra vida, con las buenas decisiones también lo hacemos.

Para la autora, la vida es un proceso de aprendizaje continuo donde cada experiencia difícil deja herramientas para afrontar el futuro

— ¿Crees que la vida o la felicidad, o algo que se le acerque a eso, es un conjunto de buenas decisiones?

— Sí, totalmente. Con las decisiones que tomamos vamos armando nuestra vida. Tenemos conversaciones pendientes, pedidos de perdón pendientes, con nosotros mismos o con otros, para darlo o para pedirlo, tenemos decisiones que tomar, planes que ejecutar. Hay un montón de cosas que si las hacemos la vida cambia, entonces estas buenas decisiones, obviamente, llevan a vidas más felices y los temas que postergamos las pone más borrosas.

— ¿Qué es una emoción mal manejada?

— Las emociones no las elegimos nosotros, aparecen. Si por ejemplo ahora estamos en esta entrevista y aparece alguien con un arma, vamos a tener miedo o angustia, no nos vamos a reír. Si, en cambio, entra una amiga que hace muchos años que no ves con un ramo de flores y viene de sorpresa después de un viaje, va a ser otra la reacción, de sorpresa o de alegría. Las emociones siempre son una reacción que tenemos a un estímulo externo. La emoción va a venir, lo que yo tengo que hacer es no reprimirla y es lo que primero hacen las personas, las emociones que no les gustan, las reprimen. Cuando las reprimo me las guardo, quedan adentro y se empiezan a alojar en determinados órganos del cuerpo y eso es lo que termina generando el patrón de la enfermedad, es sostener una emoción reprimida durante mucho tiempo.

El secreto es aprender a atravesarlas y a sentirlas. No nos gusta la tristeza, no nos gusta atravesarla, sentirla porque no sabemos cómo se maneja y no sabemos cuándo termina. La ira no siempre nos gusta expresarla delante de determinadas personas, entonces la guardamos y nos volvemos personas furiosas. Tenemos que aprender a usar la tristeza o la rabia a nuestro favor, porque si vino es porque hay algo que nos la hizo reaccionar, es parte de lo que trato de enseñar. La tristeza no es mala. Muchas veces cuando ves a un hijo triste le decís: “Por favor, no llores. Te compro algo, ¿qué queres?”. Y no es así. Abrazalo y decile: “Si estás triste por algún motivo, contame”. Si yo lo dejo llorar y atravesar la tristeza, eso pasa, el tema es que no sabemos qué hacer con nuestra tristeza, imaginate con la tristeza de los que queremos y si son más chicos es peor. Manejar las emociones es aprender a sentirlas, a entenderlas, sin sobredimensionarlas y sin guardarlas adentro.

Gilges advierte que la represión
Gilges advierte que la represión emocional puede generar problemas físicos a largo plazo (Imagen Ilustrativa Infobae)

— Hoy en día se habla mucho del amor propio, y aunque el mensaje es positivo y fomenta priorizarse, a veces roza el egoísmo porque no siempre podemos actuar solo en nuestro beneficio.

— Sí. Hay que tener cuidado porque se vuelve muy disruptivo esto de “yo soy lo único que importa”. A mí me gusta hablar de los dos tipos de amor, de hecho en uno de mis libros, Cuentos de amor propio, les enseño a los chicos a construir el amor propio y hablo del amor para nosotros y el amor para los otros. Los dos son completamente necesarios e igual de necesarios, no es que el amor propio viene a sustituir al amor de los otros, somos seres sociales, cuando nacemos sin otro nos morimos. Ningún ser humano puede sobrevivir sin otro ser humano que lo asista, hay otras especies, otros animales, que sí pueden, nosotros no, entonces ojo con esto porque con el amor propio no alcanza, es una pieza necesaria, es algo que muchas personas no tienen y entonces está la invitación a esta autoaceptación y al autoconocimiento, pero no como el secreto de la vida.

El secreto de la vida está de la mano de otros también, es una conjunción de estos amores. Llevado al absoluto, como todo, termina haciendo daño. Todo llevado a su extremo es problemático. El concepto de soltar, por ejemplo. Está buenísimo y está muy instalado esto de “dejar ir lo que me hace daño”. Pero no es tan sencillo y tampoco es “esa persona me molesta, chau”, “ese trabajo me molesta, chau”, intentémoslo primero, intentemos darle una forma, darle una vuelta, ver si mirándolo desde un lugar distinto o haciendo las cosas distintas se puede mejorar. Si no se puede y me está haciendo daño, está bien que soltemos, pero no es soltar en automático, porque sino es la solución muy rápida, el mundo de lo descartable y no es descartable la vida, la gente, hay que intentarlo.

Un propósito claro en la vida puede funcionar como una guía para superar etapas de incertidumbre y falta de motivación, sostiene Gilges

— Mencionas en el libro la diferencia entre miedos reales y ficticios. ¿Cómo se puede hacer cuando se presenta una amenaza que tal vez no tiene fundamento, pero que para la persona que lo está viviendo es muy real?

— Estamos todo el tiempo acompañados de amenazas, de hecho en el libro explico que hay una amenaza que nos acompaña desde que nacemos y a todos por igual que es el miedo a la muerte. Algún día nos vamos a morir, por lo pronto hasta que no haya ningún descubrimiento que vaya en una línea distinta, nos vamos a morir y esa es la gran amenaza: la muerte propia y la de los seres que queremos mucho. Las amenazas son inevitables, de hecho en un momento del libro digo: “La amenaza es inevitable, la derrota no”. Hay que aprender a identificar que las amenazas están y que no podemos evitar que aparezcan. Está la amenaza que tiene que ver con las muertes alternas, la muerte de una relación, de una etapa de la vida, de un trabajo, de vínculos, que son finales también y dan mucho pánico. Esas amenazas están dando vueltas alrededor nuestro, lo que tenemos que hacer es empoderarnos nosotros en herramientas para que no cualquier amenaza nos sea lo suficientemente dolorosa o destructiva. Yo lo llamo “los cinco recursos” que son las herramientas que nos hacen sentir más fuertes frente a los desafíos o las amenazas de la vida o más débiles. Acá aparece el concepto de resiliencia. ¿Quién es resiliente? El que tiene herramientas para poder enfrentarse a las mismas amenazas que quizás tiene el otro.

"El recurso social es clave:
"El recurso social es clave: tener alguien que sostenga en momentos difíciles", señala la entrevistada (Imagen Ilustrativa Infobae)

— ¿Cuáles son los cinco?

— El primero es el recurso social que tiene que ver con quién me agarra cuando yo no me puedo agarrar sola o quién me contiene, tener vínculos, un mundo propio. El segundo es el recurso emocional que es esta autogestión de las emociones y la autoestima. El tercero es el recurso intelectual que es mi capacidad para tomar buenas decisiones o rodearme de personas que me ayuden a tomar buenas decisiones, que a veces se contrapone con el recurso social. Hay gente que sale a hablar de los problemas que tiene con cualquiera y la verdad que no cualquiera sirve para cualquier consejo. A mí si alguien tiene un problema en finanzas y me viene a pedir consejos, yo no lo voy a poder ayudar porque no tengo el conocimiento en finanzas que quizás sí tiene mi marido o alguien que sepa sobre ese tema. El cuarto recurso es el recurso económico y no tiene para nada que ver con tener mucha o poca plata, sino que genera independencia.

Está dado por la posibilidad que yo tengo de ser libre al momento de decidir con mi vida en materia de dinero o de los bienes. El último aspecto es el recurso de futuro, el propósito de vida. No es lo mismo despertarte todos los días sabiendo para qué te despertas, que no teniendo idea. La persona que tiene un propósito de vida sabe para qué se despierta cada día y dice: “Me despierto porque amo ser mamá y me encanta mi maternidad. Para mi trabajo, para un proyecto de vida, para organizar un evento que me tiene super ilusionada”. El recurso de futuro es el que salva a mucha gente, es tener claro para qué me despierto cada día y que mi día entonces tenga sentido, tenga valor. La persona que tiene los cinco recursos puede salir de situaciones complejas con muchísima más habilidad y más fuerza que el que no tiene ninguno. El secreto es desarrollar recursos.

Tomar decisiones acertadas puede transformar la vida, del mismo modo que un evento inesperado puede cambiar el rumbo de una persona

— El recurso del futuro es un gran impulsor. ¿Qué pasa cuando no lo estás encontrando?

— Hay momentos de la vida. Por ejemplo, cuando mi hermana y mi cuñado decidieron que se iban a casar, tuvieron un año por delante y ese año respiró casamiento, se despertaba todos los días diciendo: “El centro de mesa quiero que sea este color, lo voy a hacer yo”, los fines de semana se sentaban los dos, cortaban maderitas, armaban frascos, armaban este casamiento con tanta pasión que durante un año estuvo puesta ahí. Después pasó el casamiento y apareció otro recurso de futuro.

Algunas veces tenemos recursos de futuro mega grandes, macro, que nos acompañan muchos años de vida y están buenísimos, por ejemplo en el caso de Messi es ser el mejor jugador del mundo. Está buenísimo, es un recurso que lo acompañó un montón de años, hasta que en algún momento, cuando se retire, va a tener que reconvertir eso en otro recurso que será en la familia, aunque seguramente también lo tiene ahora, o transformarse en un empresario a acompañar a sus hijos en su crecimiento. Se van cambiando los recursos, a veces nos acompañan un mes, un año, dos años, cinco años, diez años, el tema es tener qué me guía en ese pedacito de vida que viene adelante.

La autogestión emocional y la
La autogestión emocional y la autoestima son fundamentales para la resiliencia, según Gilges (Imagen Ilustrativa Infobae)

— ¿Cuáles son las cinco preguntas clave para que alguien se conozca mejor y pueda aprender a atravesar las emociones de mejor manera?

— Las cinco preguntas están asociadas a los cinco recursos. La primera es: ¿quién me sostiene cuando yo necesito algo? ¿Quién es la persona? ¿tengo a esa persona o no la tengo? Si no la tengo, es momento para generarla, quién es la persona con la que yo, si estoy mal, sé que levanto el teléfono y me contiene, pero no sólo que me escucha, yo me entrego y es un vínculo. La segunda es: ¿sé transitar mis emociones? ¿Sé qué hacer con el dolor? ¿Sé qué hacer con la tristeza? ¿con la ira? Sí sé qué hacer, buenísimo; si no sé tengo que aprenderlo, es un deber en mi vida, porque si no sé qué voy a hacer con las emociones, tengo mucho riesgo de enfermar y no voy a poder ayudar a los que más quiero. La tercera es: ¿mi propósito de vida cuál es? ¿para qué me despierto cada día?

Hay gente que no sabe para qué se despierta cada día y por eso le cuesta mucho levantarse, en cambio cuando yo sé para qué me despierto... me gusta compararlo con un niño que se despierta el día de su cumpleaños. El día de su cumpleaños, cuando vos lo vas a despertar a la mañana, salta como un tiro de la cama porque sabe que ese día va a haber regalos, fiesta, todos lo van a saludar. La persona que tiene propósito de vida se despierta todos los días como si fuera el día de su cumpleaños, entonces ¿sé cuál es mi propósito de vida? ¿Sé cuál es mi recurso de futuro? Si no lo sé, lo tengo que buscar. La cuarta pregunta es: ¿tengo independencia? ¿Soy libre realmente en mi vida o dependo de alguien más? Y la quinta pregunta tiene que ver con ¿qué decisiones tomo? ¿dónde me trajeron mis decisiones hasta ahora y a dónde quiero ir? Si uno tiene las respuestas a estas cinco preguntas desde un lugar que lo contenga, tiene garantía de que nada lo vaya a derrumbar realmente en la vida.

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