Las vacaciones en la playa son un momento ideal para disfrutar del sol, el mar y la arena. Sin embargo, detrás de este panorama idílico, la combinación de rayos UV y agua salada puede causar efectos perjudiciales tanto en la piel como en el cabello.
Estos elementos no solo generan resequedad, sino que también potencian el daño acumulativo a largo plazo si no se toman las precauciones necesarias.
Por eso, proteger y restaurar la salud de la piel y el pelo después de un día de playa resulta esencial.
Cómo afecta el agua de mar a la piel
El agua del mar, aunque rica en minerales, tiene un efecto deshidratante en la piel debido a su alto contenido en sal. Al entrar en contacto con el agua salada, la epidermis pierde humedad y puede quedar seca, áspera y tirante. Este efecto se intensifica cuando la piel está expuesta simultáneamente al sol, ya que los rayos UV debilitan la barrera cutánea natural, aumentando la pérdida de agua y la sensibilidad.
Además, la contaminación marina añade un factor adicional de riesgo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta el 100% de las playas del mundo contienen microplásticos, partículas tóxicas diminutas que pueden adherirse a la piel.
“La contaminación del mar debe tenerse en cuenta, ya que el agua salada de nuestra costa desnutre la piel, mientras que el agua dulce produce el efecto contrario”, señaló la médica dermatóloga de la Asociación Argentina de Dermatología Graciela Ferraro.
Estos residuos no solo agravan la sequedad, sino que también pueden causar irritaciones o reacciones alérgicas en personas con piel sensible. En este contexto, es imprescindible una limpieza adecuada tras la exposición al agua salada para prevenir problemas a largo plazo.
Cómo afecta el agua de mar al cabello
El agua de mar afecta severamente al cabello debido a su capacidad de extraer la humedad de las hebras y del cuero cabelludo. La alta concentración de sal deshidrata el cabello, haciéndolo más quebradizo, con puntas abiertas y difícil de manejar.
Además, las partículas de sal pueden acumularse en la superficie capilar, dejando el cabello opaco y sin vida. Las personas con tratamientos químicos, como tinturas o alisados, son particularmente vulnerables, ya que el agua salada acelera la pérdida de color y agrava la fragilidad.
A este daño se suma la exposición simultánea al sol. Los rayos UV penetran en la cutícula del cabello, debilitándola y aumentando la sensibilidad a la rotura. Esto convierte al cabello en un objetivo fácil para el daño ambiental.
El resultado puede ser una melena con textura áspera y poco saludable, que requiere cuidados específicos para recuperar su hidratación y elasticidad. Implementar una rutina de protección y reparación es clave para contrarrestar los efectos negativos de la exposición al agua de mar y al sol.
Consejos para cuidar la piel y el pelo del agua de mar
“A la hora de preparar la valija para las vacaciones, no pueden faltar muy buenas cremas hidratantes y jabones antibacteriales para que la piel recupere su pH y vuelva a estar saludable”, señaló Ferraro.
Proteger la piel y el cabello no requiere grandes esfuerzos, pero sí la adopción de algunas medidas esenciales, entre las que se encuentran:
Para la piel:
- Enjuague inmediato: después de salir del mar, es importante ducharse con agua dulce para eliminar los residuos de sal y posibles partículas contaminantes.
- Hidratación profunda: aplicar una crema hidratante corporal, preferiblemente con ingredientes descongestivos como aloe vera o manzanilla.
- Fotoprotección constante: usar protector solar no solo en la playa, sino también al realizar actividades cotidianas, ya que los rayos UV pueden reflejarse en superficies como el cemento o los vidrios.
- Restauración del pH: utilizar jabones suaves o antibacteriales para devolver el equilibrio natural de la piel.
Para el cabello:
- Enjuague previo y posterior: mojar el cabello con agua dulce antes de entrar al mar para reducir la absorción de sal y enjuagarlo después para eliminar residuos.
- Protección previa: aplicar productos hidratantes como acondicionadores sin enjuague o mascarillas capilares antes de la exposición al agua salada.
- Peinados recogidos: trenzas, moños o coletas ayudan a minimizar el enredo y el daño mecánico.
- Cuidado post-playa: al volver a casa, lavar el cabello con un champú nutritivo y complementar con mascarillas reparadoras que contengan aceites naturales como argán o proteínas fortalecedoras.
Respecto a los cuidados del sol, según la Academia Estadounidense de Dermatología, se recomienda proteger el cabello de los rayos UV utilizando un acondicionador sin enjuague que contenga óxido de zinc o un sombrero de ala ancha, según lo detalla en su página web. Además, mantener la hidratación bebiendo abundante agua y aplicar lociones ultrahidratantes contribuye a preservar la cutícula, lo que ayuda a evitar la deshidratación de la fibra capilar, la pérdida de color y las roturas.
En tanto el dermatólogo y tricólogo Miguel Marti, señaló a Infobae que aunque ciertas recomendaciones son estacionales, otras deben seguirse durante todo el año. “Es necesario adaptar el cuidado del cabello y tratar de aportarle lo que necesita según la época. Durante el frío el pelo se reseca porque aumentan los lugares con calefacción, por ejemplo. Pero aspectos como la hidratación son de vital importancia en todas las épocas”, explicó.
Mantener una alimentación rica en frutas, verduras y líquidos también contribuye a la salud integral de la piel y el cabello, complementando los cuidados externos.