En la playa La Popular de Mar del Plata, las olas llegan de manera calma a la costa mientras miles de turistas se bañan. Los niños juegan y los adultos aprovechan a refrescarse ante los 36°C de temperatura. Durante una tarde estival, la calma del lugar se interrumpe con un pitido.
Desde una garita blanca y alta, dos guardavidas, Analía Alonso (36 años) y Margarita Ehe (20), actúan con rapidez. Dan indicaciones, bajan a la arena, ayudan a los bañistas y recorren el agua. Ambas concluyeron recientemente su formación y ahora llevan adelante prácticas y guardias supervisadas en La Feliz. Lo mismo ocurre con su colega Marcelo Jovine (38). Los tres conversaron con Infobae sobre su incipiente trayectoria.
El camino para convertirse en guardavidas plantea diversas preguntas: ¿cómo se los forma y qué los motiva a elegir esta profesión? Aunque se conocen historias de quienes llevan años en el rol, se sabe poco sobre las aspiraciones y razones que inspiran a quienes deciden ingresar a este ámbito, especialmente en una ciudad como Mar del Plata, donde su labor adquiere gran relevancia durante el verano.
Sueños de guardavidas
Analía Alonso evocó en diálogo con Infobae cómo comenzaron sus sueños: “Elegí la profesión de guardavidas porque me parece muy satisfactorio el hecho de poder salvar una vida. La elegí justamente por eso, para poder ayudar a la gente y que esa persona esté agradecida eternamente. Ese rescate, que alguna vez lo tuvieron que sacar del agua. Esa persona jamás se lo va a olvidar”.
El camino para convertirse en guardavidas está lleno de exigencias físicas y mentales. Alonso detalló que el proceso de formación incluye un año de entrenamiento intenso: “El proceso de formación de guardavidas dura un año, si es que lográs llegar a los tiempos que ellos piden para poder bajar a las guardias que son en la playa. Consiste en un año de todo entrenamiento en pileta tres veces por semana, dos horas”.
Además, explicó las evaluaciones clave para avanzar en la formación: “En noviembre toman un examen muy importante que te habilita a bajar a las guardias, que son 600 metros combinados: 200 de crol, 200 de pecho, 200 de over. Si llegás a hacer el tiempo en 11:30, bajas a las guardias, y si no llegás te dan un recuperatorio. Después de las guardias vienen los finales en marzo y te toman de vuelta los 600 metros combinados y el final que son trabas y zafaduras”.
Alonso siguió: “Para mí, la parte más desafiante de la formación fueron los 600 metros combinados. La verdad que hay que estar muy preparado, muy en forma y bien mentalmente. Así que cuando lo logré, que metí los 600 metros, fue una alegría inmensa. Toda mi familia y mis amigas que vieron todo el esfuerzo estaban felices, todos contentos, pues eso me habilitó a bajar a las guardias, luego del proceso en la escuela Guillermo Volpe (NdeR: Volpe murió en un rescate el 4 de febrero de 1978: por él se celebra el Día del guardavidas en esa fecha)”.
Sobre las cualidades esenciales para realizar esta tarea, afirmó: “Para mí, las cualidades más importantes que tiene que tener un guardavidas es la actitud, la concentración y demostrarle tranquilidad a la persona cuando la rescatás. No hablarles mal ni demostrarles que está todo bien, pero sí que sepan que están en buenas manos”.
“Tenemos supervisores, que son los guardavidas titulares. Son ellos quienes firman nuestra planilla y determinan si cumplimos correctamente con las guardias o si deben realizar alguna observación. Como supervisores, están constantemente observándonos para evaluar nuestro comportamiento”, dijo Alonso.
En tanto, recordó su primer rescate: “Fue en la playa Estrada. Un niño dejó de hacer pie y le vi la cara de asustado. Salí corriendo y llegué primera. Cuando llegás primero se le llama que vas puntero. Llegué primera, lo abracé de los dos brazos, doble brazo y, después, llegó mi compañera y sacamos al niño del agua. Fue muy gratificante, me agradeció y me dijo: ‘Gracias, no hacía pie’. Así que eso fue muy lindo. Jamás me lo voy a olvidar”.
Alonso destacó que la prevención es fundamental en su trabajo: “Lo ideal de trabajar en una playa es una buena prevención para evitar el rescate. Se trabaja en equipo y repartimos en toda la playa a los guardavidas para que todas las zonas estén seguras y marcarle a las personas dónde hay un pozo, dónde hay deriva, dónde ponerse y dónde no. Más que nada sería eso, mantener la playa ordenada para que no pase nada”.
Cabe repasar que en Mar del Plata, los guardavidas suelen trabajar de forma continua desde el 1 de noviembre hasta el 31 de marzo. En algunos casos, dependiendo de la fecha en la que se celebre Semana Santa, se extiende el período sin interrupciones o se realiza una pausa para luego retomar las actividades.
Margarita Ehe, compañera de Alonso, se sumó a la charla con Infobae y dio detalles sobre su profesión, a la que describió como un reto constante: “Para mí, la profesión de ser guardavidas es todo un desafío del día a día. Y te encontrás con desafíos nuevos cada minuto que pasa, cada día es distinto al otro, y creo que la mejor parte es salvar a las personas en situaciones de peligro, en sentir esa satisfacción de que esa persona está bien, de que vuelve con la familia y que no le pasó nada”.
El camino para convertirse en guardavidas no es sencillo. Ehe explicó que la formación requiere un compromiso significativo: “El curso dura un año y consiste en nadar mucho, demasiado, y entrenar también. Ir a natación en invierno hasta las 23:00, por ejemplo”.
A pesar de las exigencias, destacó que cualquiera puede alcanzar este objetivo con esfuerzo y dedicación. “Yo creo que todos pueden ser guardavidas. Solo es entrenamiento constante y mucho criterio a la hora de mirar las situaciones y mirar el mar”, dijo Ehe.
Al tiempo que recordó su primer rescate: “Mi primer rescate fue en las guardias en la Playa Estrada, con rosca”.
Para Margarita, el trabajo del guardavidas va más allá de las emergencias, e incluye un rol clave en la prevención. “La prevención es constante y hacerle entender a la gente lo que está pasando y por qué la sacamos del lugar en donde se encuentra. Es mucha concientización también con los nenes”, postuló.
Marcelo Jovine, en tanto, es colega de Alonso y Ehe. Y, en conversación con Infobae, planteó: “Esta es una profesión hermosa y me siento privilegiado al pertenecer. La elegí porque me encanta la conexión que se tiene con el mar, la gente y los compañeros, que comparten con la misma pasión por la profesión”.
Sobre los desafíos que enfrentó durante su formación, Jovine señaló: “Cumplir al 100% en las prácticas y las guardias, que es donde se explota todo el esfuerzo del año, es desafiante”.
Además, destacó que un guardavidas debe reunir ciertas cualidades esenciales: “Responsabilidad, seriedad y compromiso”. Estas características, indicó, son fundamentales para actuar con eficacia y profesionalismo en situaciones de emergencia.
El guardavidas también recordó su primer rescate, una experiencia que marcó su carrera: “Fue una tarde en Varese, donde un chiquito derivó hacia las piedras y llegamos para socorrerlo. Recuerdo que salí con la sensación más linda y gratificante que pudiera tener”.
“Nosotros, principalmente, prevenimos el riesgo con silbatos, orientando y marcando las corrientes de retorno, pozos que se forman y para dónde van las corrientes del mar. Muchas veces la gente no escucha o no responde a la orden nuestra. Entonces, terminan en rescates”, explicó Jovine.