Cande Molfese (29) no aparece nunca en la filmación de 40 segundos que registró con su celular. Quien acapara la imagen en casi todo momento es su novio, Ruggero Pasquarelli (26). Juntos pasan la cuarentena obligatoria. A él se lo observa desplomado en el sillón, casi despreocupado, a veces sonriendo, a menudo esquivando la mirada. De ella solo se verá por fragmentos el dedo índice de su mano izquierda: lo usará para señalar a su pareja primero, y a una marca en la pared después.
—¿Qué pasó ahí?—, le pregunta Cande.
—¿Adónde?—, responde Pasquarelli.
—¡Acá!—, le dice la actriz, deteniéndose en la muesca sobre el revoque.
—Ah, bueno... estaba enojado... y lancé el control ahí, y se rompió. Bueno, ya está. Soy italiano, me enojo fácil.
—¿Y con quién estabas enojado?
—Con vossss.
—¿Y dónde estaba mi cabeza cuando cuando lanzaste el control?
Sin mirarla, Pasquarelli ríe: “¡Cerca de la pared!”. “¿Y vos te imaginás si eso hubiese...?". El razonamiento de Cande sobre el peligro que hubiera representado que el objeto le hubiera dado de lleno en la cabeza es interrumpido con vehemencia: “No, no -dice el actor-. Lancé el control arriba del sillón, saltó y voló contra la pared”. Justo cuando acerca su explicación, aparece sobre la imagen una leyenda escrita por Molfese: “Para que conozcan ustedes a Rugge un poquito más. También se enoja fuerte”, se lee; está acompañando con un emoji de enamorada.
—Cachaste la pared.
—Listo, ya fue. Después la pinto.
—¿Te das cuenta que sos muy irascible?
—No.
—Yo nunca llegué a hacerte eso.
—No. Quería ser pintor en cuarentena, y por eso lo rompí a propósito.
Cande compartió este video en su cuenta de Instagram. Sus seguidores (más de cinco millones) bromearon con la situación y la escena quedó reducida a los admiradores de ambos. Pero fue Ángel de Brito quien terminó visibilizando la historia al postearlo en su Twitter. “¿Por qué subir esto a redes? Me explican. Sinceramente no lo entiendo", escribió el periodista. “Mala mía, Ángel. ¡Tenés razón!”, se disculpó Molfese, cuando otros usuarios -algunos, famosos- se planteaban el mismo interrogante que el conductor de LAM.
No obstante, entre los comentarios, el periodista Sergio Company fue contundente al alertar sobre “la banalización de la violencia” y el “chiste”. Su colega Josefina Pouso fue más allá en la problemática, hablándole directamente a Cande: “No, mi reina, mala de él... Eso es violencia, no es broma. Vos sos víctima de una sociedad machista que tiene como diversión que un tipo te revolee un control remoto por la cabeza y ambos se ‘diviertan’ con la situación. Es grave, y más grave aún es que no se den cuenta...”, consideró.
Desde la cuenta oficial de la Asociación Argentina de Prevención de la Violencia Familiar (AAPVF) aportaron claridad en sus conceptos al reparar en la frase de Ruggero: "Soy italiano, me enojo fácil”. “Los mitos son creencias erróneas que adquirimos cultural y socialmente a lo largo de nuestra vida, se transmiten de generación en generación y validan o justifican las conductas violentas como una forma de resolver los conflictos”, precisaron.
“El video describe una situación de violencia: ella es atacada por su pareja. Este relato podría formar parte de una denuncia policial por violencia de género”, indica Lala Pasquinelli, directora de Mujeres que no fueron tapa, en diálogo con Teleshow. “Le hace un agujero en la pared: si le hubiera dado en la cabeza con el control remoto, podría haberla lastimado gravemente”.
Pero entonces, sobre las críticas a Molfese por postear las imágenes, Pasquinelli interpela: “¿Por qué no subir esto a las redes? ¿Cuál es el problema, si puede ser una manera de que ella pida ayuda? Pero, ¿encima tiene que pedir disculpas? Si está exponiendo que está siendo violentada, ¿por qué no puede subirlo? Esto es lo más interesante: una mujer expone una situación de violencia en las redes, con lo difícil que es para nosotras que nos crean al denunciar, y acá, cuando es él mismo (por Pasquarelli) quien lo reconoce, viene otro varón a decir que está mal exponer eso. ¿Por qué está mal mostrar esta situación? Eso me parece terrible. Que quieran censurarla”.
“Nuestras reacciones tienen que ver con cómo estamos socializados todos -explica Lala-. Si los seguidores de Twitter o Instagram reaccionan diciendo ‘Bueno, no es para tanto', o les parece divertido, eso sucede simplemente porque la violencia de género está completamente normalizada. Y esto llega a un punto de que tenemos una situación de violencia en la cara tan clara... y no podemos reconocerlo como tal”.
Fabiana Túñez, de la organización Las Julietas, tampoco tiene duda alguna: lo que se describe en el video de Molfese y Ruggero “es una acción de violencia enmarcada en la Ley 26.485”, que tiene como objetivo la “protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres”. Por eso se detiene en la gravedad de “minimizar" una hecho de estas características. Por eso, quitarle relevancia, naturalizar o bien “bromear” al respecto “es peligroso, aun cuando la víctima no sienta que se encuentra en una situación de peligro”.
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Tuñez habla de una responsabilidad de los medios en el abordaje de una acción como la que sufre la actriz, en la cual se evidencia “una mezcla de violencia psicológica con un grado de violencia física, más allá de si la víctima (por Cande) entiende o no que está en un vínculo en el que ya se prendió el semáforo amarillo”. Y haciendo “un llamamiento a la reflexión”, traslada una inquietud: “¿Por qué no nos cuestionamos que una situación como la que muestra el video no tenga, en nuestra mirada, características de un vínculo desigual, o de una forma de violencia?”.
La respuesta será personal, propia; casi de interpretación libre. Pero ya el solo hecho de formularse esa pregunta termina siendo fundamental. A esta altura, indispensable.
* Si sufrís violencia de género o conocés a alguna víctima, llamá al 144: es gratis y atiende las 24 horas
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