Flavio Mendoza contó por qué le dijo no a una importante propuesta de Disney para su hijo Dionisio

El productor sorprendió al contar que, pese a la tentadora oferta internacional, prefirió priorizar el bienestar del niño antes que lanzarlo al mundo de las grandes producciones

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Flavio Mendoza contó que su hijo estuvo cerca de actuar en una serie de Disney, pero finalmente no accedió (Video: Almorzando con Juana, Eltrece)

La visita de Flavio Mendoza a Almorzando con Juana (Eltrece) dejó un momento inesperado. Lejos de hablar solo de su presente artístico y de sus imponentes espectáculos, el coreógrafo abrió su costado más íntimo y contó por qué tomó una decisión tan difícil como poco habitual en el mundo del espectáculo: no permitir que su hijo Dionisio actúe en una serie internacional de Disney, aun después de haber pasado el casting con éxito.

La revelación sorprendió a todos en la mesa que conduce Juana Viale. No se trataba de un proyecto menor ni de una participación aislada, sino de una tira internacional que se grabaría en México, con todo lo que eso implica a nivel exposición, exigencia y cambio de vida. Sin embargo, el productor fue claro desde el primer momento: priorizó la infancia y el bienestar emocional de Dionisio por sobre cualquier propuesta laboral, por más tentadora que fuera.

El coreógrafo explicó que la
El coreógrafo explicó que la propuesta de Disney implicaba mudarse a México y un cambio radical en la vida familiar

Hizo un casting para Disney. Y quedó. No sabía qué hacer”, confesó el artista, dejando ver el torbellino de emociones que le generó la noticia. “Estuve feliz por eso, pero estuve triste porque no lo voy a hacer”, agregó, marcando esa contradicción entre el orgullo como padre y la responsabilidad de poner límites. La propuesta implicaba instalarse en México junto a su hijo, dejar su trabajo en la Argentina y sumergirse en la rutina de una producción internacional de gran escala.

Durante la charla, Flavio contó que incluso habló con Dionisio para conocer su mirada. “Yo en un momento le digo a él: ‘¿qué te parece?’”, relató. La respuesta del niño fue tan simple como reveladora: “¿Y cómo es México?”. A partir de ahí, el coreógrafo comenzó a analizar el escenario completo, no solo desde el entusiasmo inicial, sino desde las consecuencias reales que podía tener para un chico de apenas siete años.

Después lo empecé a analizar y a hablar con mi familia. Me parece que para un niño de siete años meterle toda esa presión no da”, explicó con firmeza. “Si bien la ilusión de que esta es una firma impresionante… después quedan todos medio ‘turulos’. No es necesario”, lanzó, con una frase tan cruda como honesta, para describir el desgaste que suelen sufrir los chicos expuestos a rutinas adultas.

El bienestar emocional y la
El bienestar emocional y la libertad de Dionisio para elegir su camino pesaron más que cualquier oportunidad laboral

Flavio fue más allá y detalló qué implica, en la práctica, trabajar para una empresa de ese nivel. “Son muchas horas, son muchas cosas que se tienen que aprender”, dijo. En ese punto, comparó la experiencia con las pequeñas apariciones que Dionisio tuvo en proyectos puntuales, como videos o participaciones controladas. “No es lo mismo este video que él dice: ‘Ay, papá, ya me cansé, no lo hacemos más’”, explicó, dejando en claro que en una serie internacional no existe esa posibilidad de freno inmediato.

Otro factor clave en su decisión fue el rol que él debería asumir. “Después tengo que dejar todo yo acá, irme con él y estar con él”, señaló. Además, puso sobre la mesa una duda fundamental: si el deseo de Dionisio es genuino o una consecuencia natural del mundo en el que creció. “Yo no sé si eso le gusta, porque lo que hace es porque yo le digo que lo haga”, reconoció. Aunque admitió que su hijo se divierte cuando participa de alguna actividad artística, Flavio fue contundente al marcar cuál es hoy su verdadera pasión. “Se divierte, pero él más se divierte jugando al fútbol”, dijo, sintetizando por qué considera que no es momento de exigirle definiciones ni decisiones de vida.

Me parece que no está bueno que los niños a esa edad trabajen”, reflexionó, y amplió su postura: “Creo que está bueno cuando tenés once o doce años, que ya entendés bien todo”. Incluso se permitió imaginar un futuro distinto: “Capaz cuando tenga diez años me dice: ‘Yo no quiero que me saques una foto más’, y hay que respetarlo”, sostuvo, alineado con la idea de escuchar y acompañar los procesos de cada chico.