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Maite Lanata confesó que hizo un gualicho para conseguir su primer papel (Video: Carnaval stream)

A los 25 años y con una carrera en constante ascenso, Maite Lanata visitó La motosierra de Toti, el programa de Carnaval Stream, donde compartió anécdotas de sus primeros pasos en la actuación, habló sobre los rituales y cábalas que acompañaron su infancia y repasó el modo en que determinados personajes influenciaron su crecimiento artístico y personal. La charla permitió conocer facetas poco habituales del detrás de escena, con momentos espontáneos y reflexiones en torno a la responsabilidad de interpretar papeles con fuerte impacto social.

En el inicio de la entrevista, Lanata sorprendió al relatar una situación singular de sus comienzos: “Con el personaje de Mía, que fue lo primero que hice fue una película, Mía, se llamaba”. El intercambio tomó un giro inusual cuando uno de los panelistas recordó: “Que hiciste un gualicho para quedar en el casting de la película”. La actriz lo reafirmó entre risas: “Exacto, un gualicho para quedar-- como nueve años tenía. Yo era muy cabulera igual como muy… Hacía gualichos, está bien, hacía gualichos. Era gualichira”.

Más adelante, Lanata revisó el impacto emocional y profesional de interpretar roles que desafían la mirada propia. Consultada sobre su paso por El marginal, la serie de Sebastián Ortega,, 100 días para enamorarse y la huella que ciertos personajes dejan en la vida real, explicó: “Hay algunos que me interpelan más que otros. En cuanto a personajes que me transformaron a mí, creo que Cien días fue uno puntual en el que mi cabeza cambió por completo. También por llevar una bandera que no era mía, la lucha de una colectividad que no era la mía, y darme cuenta que estaba ante una responsabilidad".

Maite Lanata contó como le impactaron algunos de sus roles (Video: Carnaval stream)

Y sumó una reflexión: “Uno pensando como actriz solamente con actuar y listo y me tira una letra y ya está. Y no hay detrás toda una, una responsabilidad que fui cayendo con el tiempo y que realmente me transformó”. De este modo, subrayó cómo la interpretación puede convertirse en un compromiso que trasciende la técnica y la composición del personaje, implicando una toma de conciencia sobre el peso de representar historias con profundo valor social.

La retrospectiva sobre su trabajo en El elegido le permitió remarcar el desafío de incorporarse a producciones de adultos siendo apenas una niña: “Con El elegido, bueno, era muy chica. Sí creo que es meterse en un mundo de adultos. Tenía diez años en El elegido”. El conductor Toti sumó que su participación ocupaba un lugar central en la narrativa: “Tenías un papel importantísimo, además. No te llamaban para llenar un poco de papel”. Esta incursión inicial en papeles complejos sentó las bases para que Lanata reconociera la exigencia profesional desde una edad temprana.

Al repasar sus propios trabajos, la actriz reflexionó sobre la diferencia entre la espontaneidad inicial y la técnica adquirida con el tiempo: “Cuando veo yo cosas que ya no recuerdo y veo y digo: ‘¡Guau, qué laburazo!’. Creo que sucede mucho con actores que por ahí no tienen escuela detrás, que hay algo mucho más natural que es imposible de recuperar”. Esta mirada distingue el valor de la intuición infantil frente al conocimiento profesional, rescatando la autenticidad de quienes se lanzan a actuar desde pequeños sin un marco formal.

Durante su paso por el programa, Maite Lanata compartió con naturalidad aspectos poco conocidos de sus comienzos y brindó una mirada honesta sobre las transformaciones personales y profesionales que vivió a lo largo de su carrera. Con la sinceridad de quien revisita aprendizajes y anécdotas, la actriz recordó cómo el gualicho y la intuición marcaron sus primeras experiencias en el mundo del espectáculo, mientras que los desafíos artísticos y las responsabilidades colectivas definieron su evolución en la actuación y su vínculo con el público.