
Se presentó en una sala de cine en el barrio de Recoleta la película La mujer de la fila, filme protagonizado por Natalia Oreiro en el que aceptó el desafío actoral de interpretar a Andrea Casamento, fundadora de una red latinoamericana de familiares de personas detenidas. Este martes, junto a todo el elenco, se exhibió por primera vez en Buenos Aires la cinta y la actriz volvió, como siempre lo hace, a hechizar con su presencia.
Oreiro estuvo acompañada por Ricardo Mollo, quien prefirió no posar en la alfombra roja y dejarle toda la atención a los actores y el equipo que comandó el director Benjamín Ávila. Natalia lució un look deslumbrante: optó por un atuendo destacado por su impronta moderna y reminiscencias retro.




La intérprete lució un traje sastre de dos piezas compuesto por saco y pantalón, ambos con un estampado geométrico que integraba tonos verde, azul y blanco, evocando una estética setentera. El pantalón, de pierna ancha, con influencia vintage, mientras que el blazer mostró un corte clásico acentuado por la fuerza del diseño y la estructura.
La combinación se completó con una camisa blanca, que aportó contraste y sobriedad al conjunto, y una corbata verde satinada en sintonía con la paleta cromática del traje. En cuanto a los accesorios, la artista portó un clutch metálico o cartera rígida con bordes brillantes, que sumó un matiz elegante y contemporáneo al conjunto. Los aros verdes establecieron una correspondencia con el traje y la corbata, subrayando la cohesión estilística elegida para el evento.
Mientras que el maquillaje exhibió un nivel trabajado, con especial énfasis en los ojos y labios en tono rojo, aportando un matiz glamoroso al rostro de Natalia. El peinado, retirado hacia atrás con un acabado prolijo y recogido en moño bajo o chignon, dejó el foco en el rostro y el vestuario.







Entre las figuras destacadas se encontraban la actriz Amparo Noguera y el actor Federico Heinrich, además de la Tigresa Acuña, quien debutó en la actuación en la cinta. Como invitados estuvieron Dalia Gutmann, Gabriela Sari, Valeria Lorca y Carla Conte con su pareja, Ezequiel Corbo. La presencia de los artistas reflejó la importancia atribuida a la película, que toma como eje la perspectiva de las personas que mantienen vínculos con quienes están privados de libertad. “Es un cine necesario, que habla de los prejuicios, de la burocracia y de la soledad que se vive en esos pasillos”, destacó uno de los actores durante su presentación.
El largometraje narra la experiencia de Andrea, una mujer de clase media cuya vida se altera tras la detención sorpresiva de su hijo. Ante esta circunstancia, la protagonista se enfrenta tanto a las complicaciones del sistema penitenciario como a la realidad común de otras mujeres que, inicialmente distantes, terminan convirtiéndose en su apoyo principal. “Es un homenaje a quienes sostienen a las familias desde afuera de la cárcel”, subrayaron.









La dirección y guión estuvieron a cargo de Benjamín Ávila, quien también hizo un cameo en el papel de Santillán, líder de una banda delictiva. Se trata de su segunda colaboración con Natalia Oreiro tras el éxito obtenido en Infancia clandestina.
El rodaje se realizó entre mayo y junio de 2024 en diversos puntos de Buenos Aires, destacándose por convertir al Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza en escenario principal, lo que marcó un hito como la primera película filmada dentro de esa prisión. El estreno en salas comerciales está programado para este jueves 4 de septiembre.