Este martes, Julieta Prandi deberá enfrentarse al inicio del juicio contra su exmarido, el empresario Claudio Contardi, padre de sus dos hijos, Mateo y Rocco. La causa lo coloca como acusado de “abuso sexual con acceso carnal agravado por causar un grave daño en la salud mental de la víctima, con una serie de hechos reiterados”. La expectativa y la tensión se sintieron desde temprano en Tribunales y también en la calle, donde la prensa aguardó y registró declaraciones de todos los protagonistas.
A minutos de comenzar la audiencia, el abogado del imputado, Maximiliano Acosta, dialogó con los móviles y mantuvo prudencia sobre el panorama de su defendido: “No sé qué va a resolver el tribunal. Está citado para las 9:30 para que cuando se presente, que de hecho, nos ha dicho que lo va a hacer. Así que en un ratito ya lo veremos”. Ante la consulta directa sobre la presencia de Contardi en la audiencia, Acosta reiteró: “Vamos a ver qué pasa”.
El clima de incertidumbre se intensificó cuando se le preguntó sobre la estrategia de defensa: “No puedo adelantar una estrategia que todavía ni siquiera conozco. Él está tranquilo, en cuanto se considera inocente, pero está preocupado por la circunstancia que está pasando”. Y al referirse a su vínculo con el empresario, el letrado indicó: “Estamos en contacto”.
También habló de las versiones que señalaban que el empresario iba a llegar con tobillera: “En principio, es la libertad del imputado mientras se sustancia el proceso penal. El juez de Garantías no pidió lo contrario”. Una vez más, se refirió a la estrategia de su cliente: “La defensa la tenemos, pero no puedo develarla. Solo puede contar que iremos por la inocencia y la absolución del imputado. Hubo una presentación en la que se le explicó la posibilidad de hacer un juicio por jurado y él manifestó estar de acuerdo. Hay cuestiones procesales que han sido vulneradas, eso es lo que se ha planteado y que el Tribunal tendrá que resolver”.
Respecto a los hijos que tiene en común con Prandi, Acosta evitó dar detalles. “Todas las cuestiones que puede haber de conflictos entre ellos es ajeno. No hace al eje del juicio”, explicó
En este marcó de máxima tensión, Prandi también se expresó ante la prensa, donde se la vio visiblemente movilizada, aunque firme. Sin vueltas, contó: “Preparándome con mi pareja, mis padres, mi hermana, con apoyo terapéutico. Desde el momento en que denuncié fue una agonía a la burocracia, la lentitud de la Justicia, cosas que te hacían dudar todo el tiempo de si iban a encontrar su camino. Finalmente, se elevó a juicio oral, pero tardó muchísimo, y ahora tengo la fe no solo en los abogados, sino en los jueces que van a escuchar todo lo que tuve que atravesar, como también los testigos, las pruebas y las pericias que me sometí siendo la víctima y mi expareja nunca permitió, declaró ni se sometió a las pericias”.
La conductora fue consultada sobre su última interacción con Contardi. “Fue el 14 de febrero de 2019, el día que me fui de casa”, afirmó. Y en cuanto a sus exigencias en la audiencia, fue contundente: “Lo primero que pedí es no verlo, habrá un biombo o estar en una sala contigua. Él está con prisión domiciliaria, pero la perimetral se va a pedir porque, por supuesto, tengo mis reservas por mi integridad y la de mis hijos”. Sobre la gravedad del caso y el futuro, no esquivó el tema: “La pena a la que se enfrenta es de 50 años como máximo, no quiere decir que los jueces decidan eso, o 30, no lo sé”, remarcó.
En un pasaje íntimo y emotivo, Prandi definió cómo cambió la composición de su familia tras los años de sufrimiento. “El padre de mis hijos no es el que pone la semilla, sino el que vela por tu bienestar, que te cuida, te ama y te protege, no el que te da vuelta la cara y te cag… Eso hacía con mis hijos, por eso el padre hoy es Emanuel (Ortega), el padre del corazón que vive con nosotros, los cuida, los escucha, está en el día a día. Y mamá y papá soy yo”.
El inicio de este juicio, bajo la mirada de la Justicia y de la opinión pública, marca no solo la instancia más sensible en la vida personal y mediática de Julieta Prandi, sino una bisagra en la búsqueda de reparación para ella y sus hijos.
