
Aunque no es nada fácil, Alejandra Maglietti optó por una decisión poco frecuente en el universo de las celebridades: ocultar deliberadamente a su pareja de las redes sociales. Lejos de tratarse de un capricho o una moda, la panelista y abogada dio detalles muy concretos sobre lo que la llevó a sostener esa postura durante al menos dos años.
Durante su paso por Los Profesionales de Siempre, el ciclo que conduce Flor de la V en El Nueve, abordó el tema sin rodeos, con un tono a mitad de camino entre la confesión íntima y la denuncia del desgaste emocional que provoca la exposición. Consultada sobre su vida personal, la panelista de Bendita fue enfática al explicar los motivos que la llevaron a mantener en privado a Juan Pablo, su pareja y padre de su hijo por nacer.
“No me gusta exponer mi relación personal”, afirmó, y luego explicó que parte de esa decisión radica en el trato agresivo que percibe cuando una figura pública expone su intimidad: “Así como te critican por un filtro, también empieza como a haber un montón de odio para una relación. Es muy difícil”.

La panelista de Bendita no recurrió a tecnicismos ni discursos elaborados. Su declaración fue directa, concreta y reveladora. Según sostuvo, el ecosistema digital no perdona ni la más mínima apertura: “Subí una historia y 50 pibas le mandaron mensajito privado. Fue horrible. Yo soy celosa. Hace dos años que lo tengo guardado”.
De hecho, reforzó el argumento con una frase contundente: “Si lo mostrás, te lo quieren afanar. Te lo digo de una”. Además, lejos de achicarse, Maglietti no esquivó la pregunta: “Sí, soy celosa. ¡Obvio que soy celosa!”, repitió entre risas.
Además del componente emocional, la modelo reconoció que la decisión de no mostrar a su pareja ya no es únicamente suya. Aunque fue ella quien lo “guardó” durante dos años, “ahora depende de él”, afirmó en referencia a si en algún momento decidirán compartir públicamente su vínculo.

“Me sorprende la cantidad de comentarios malos que llegan a notas en portales. Eso me jode, que se amplifique el comentario de un odiador”, confesó durante la entrevista, aludiendo a los niveles de malicia que pueden alcanzar los comentarios de usuarios anónimos.
El relato de Alejandra Maglietti no es un caso aislado. Su experiencia se inscribe dentro de una tendencia más amplia que revela el desgaste que puede producir el escrutinio permanente del público sobre las relaciones personales. En un ecosistema digital donde las redes actúan como escenario y los usuarios como jurado, muchas figuras optan por mantener ciertos aspectos de su vida en la sombra.
En este caso, el embarazo y la inminente llegada de su primer hijo no hicieron que la modelo flexibilizara esa postura. Por el contrario, redobló la decisión de mantener la privacidad. Lejos de los posteos románticos y los retratos familiares típicos del universo influencer, eligió el silencio, la reserva y el control.

Lo que llama la atención es la claridad con la que definió sus motivos. No se trata de un secreto, de una estrategia de prensa ni de una imposición externa. Es una elección personal, explícita y consciente, que responde a una experiencia directa con las lógicas de interacción digital.
“Nos conocimos en una cena de amigos, hace cuatro años, y estuvimos charlando un rato. Nos pasamos los Instagram y después seguimos por ahí cada tanto hablando de esto, de lo otro. Hasta que un día nos fuimos a almorzar y desde ahí no nos separamos más”, había recordado en una conversación con Teleshow acerca de cómo inició su relación con su pareja, con quien comparte profesión en el Derecho.