Teatro para los sentidos: el viaje donde los ojos se apagan y el alma despierta

Un viaje al interior de la compañía que transforma la oscuridad en una experiencia sensorial única continúa su gira. Llevan más de quince años con su creatividad inmersiva

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Qué Es Teatro Para Los Sentidos

Todo comienza con una venda. Una tela negra que despoja al público de su visión y lo sumerge en la incertidumbre. La oscuridad es total. La sala, un espacio sin referencia visual, se transforma en un universo alterno donde el cuerpo se convierte en antena y la imaginación se convierte en paisaje. Así empieza cada función de Teatro para los Sentidos, una experiencia única nacida en el corazón de Mar del Plata, donde el escenario se despliega en los márgenes del olfato, el tacto, el oído y la intuición.

Quienes cruzan el umbral no vienen a ver una obra. Vienen a habitarla.

Cubrimos los ojos con vendas para proponer mirar con el alma”, dicen con convicción los creadores de esta propuesta escénica que lleva más de quince años reescribiendo el vínculo entre el arte y el espectador. Se trata de una performance inmersiva, sensorial, íntima, donde no existen plateas ni escenarios elevados. Aquí no hay espectadores pasivos: cada participante se transforma en parte del relato, una pieza viva en el engranaje de una historia que se construye con cada roce, cada aroma, cada palabra susurrada en la penumbra.

Silvia Di Scala, directora, autora y creadora de la técnica que sustenta el proyecto, explica que el proceso de construcción de cada obra es un trabajo casi artesanal, lleno de ensayos, errores, reformulaciones y pruebas de laboratorio: “La técnica fue creada por mí y por mi equipo. Es un trabajo constante de análisis. Incluso muchas veces, ya estando en cartelera, la obra comienza a sufrir modificaciones en continuo. Hay personas que vienen más de una vez y no solo lo viven de forma distinta porque están en un estado emocional diferente, sino porque realmente cambiamos cosas en la técnica o en la historia para favorecer la percepción”.

Las historias son escritas con la certeza de que el público no verá nada. “Ya escribo con otros condicionantes, sabiendo que los estímulos visuales no van a estar. Por eso los reemplazo con aromas, sonidos, texturas. Y dentro de esos estímulos armo la escena, que luego el espectador termina de construir con su imaginación”, dice. Cita un ejemplo revelador: “Todos podemos imaginarnos cómo huele la lluvia. O cómo se siente en la piel. En nuestro teatro, eso se provoca. La gente no puede ver, así que nosotros provocamos estímulos”.

Silvia Di Scala, directora, autora
Silvia Di Scala, directora, autora y creadora de la técnica que sustenta el proyecto, habló en exclusiva con Teleshow

Ese mismo principio guía la construcción de los personajes y los mundos que los contienen. Cada obra es una búsqueda personal, emocional, espiritual. “La temática de las historias tiene que ver con lo que queremos contar en determinado momento. Son búsquedas que hacemos como actores, pero también como personas. En mi caso, como dramaturga, surge de una necesidad interior”, explica Silvia.

El último gran hito de la compañía es “Latidos. Un momento con el tiempo”, la obra actualmente en cartel. Una historia nacida de forma casi inesperada, que terminó por superar ampliamente a otras piezas de enorme éxito. “Nos sorprendió muchísimo la respuesta del público. Gente que salía de una función a las 11 de la noche y a la media hora nos mandaba un mensaje por Instagram pidiendo seis entradas para el día siguiente. Eso nunca nos había pasado antes. Nos dimos cuenta de que esta historia tenía algo especial”.

Ese “algo” no es fácilmente identificable. Tiene que ver con la técnica, sí, pero también con la emoción. “Hay personas que salen muy conmovidas, algunas que no pueden hablar. No vamos a decir que es teatro terapéutico porque no queremos asumir ese título, pero sabemos que provocamos algo más profundo, más potente. Y eso tiene que ver con lo que logramos juntos: los actores, los músicos, el equipo técnico… y el público”.

El equipo es pequeño pero multidisciplinario. Además de actores y músicos, hay una cantante en vivo, especialistas en aromas, y un psicólogo que aporta su visión en la construcción de cada experiencia. “Es una mezcla rica, que permite crear algo más completo. Y además, como nosotros somos invisibles durante la función, eso nos permite fluir, liberarnos de la imagen, del juicio, y simplemente ser”, reflexiona Silvia.

La Experiencia De Teatro Para Los Sentidos

En quince años de trayectoria, Teatro para los Sentidos recorrió gran parte del país: desde Buenos Aires hasta otras provincias del interior, y también cruzó fronteras. Se presentaron en Chile, en Brasil, y especialmente en Uruguay, que consideran su “segunda casa”, con al menos cinco o seis funciones presenciales. También llegaron a Colombia, donde participaron dos veces en un evento virtual con más de 200 personas. Durante la pandemia, llevaron su propuesta a colegios e instituciones de todo el país mediante presentaciones virtuales, incluyendo una función para Venezuela.

A pesar de su crecimiento, siguen siendo una compañía independiente, sin estructuras rígidas ni grandes financiamientos. Y sin embargo, su impacto se mide en algo mucho más valioso: la conexión emocional con el público. “Cuando alguien elige venir a Teatro para los Sentidos, ya está eligiendo algo distinto. Algo que lo va a sacudir”, dicen.

Lo que viene es tan incierto como estimulante. Hay tres nuevas historias en desarrollo. Una de ellas, por primera vez, se inscribe en el género de ciencia ficción, un terreno inexplorado para la compañía en este formato. “Nos encanta viajar, llevar nuestra propuesta a distintos lugares y ver cómo reacciona cada público. Estamos trabajando en nuevas historias, algunas aún en proceso. Cuando estén listas, vamos a compartirlas. Cada vez que terminamos una historia, es como cerrar un ciclo y abrir otro. Nos da muchísima alegría”.

En el corazón de esta travesía artística palpita un equipo tan diverso como comprometido. Juan Gabriel González, Cielo Rodríguez, Damián Katz, Mónica Vera, Javier Gherbi y Claudia Crocco componen el núcleo vital de la compañía. Cada uno aporta su sensibilidad, su talento y su entrega para construir un espectáculo donde nada es dejado al azar. A ellos se suma la participación especial de Héctor Guzmán y como hilo invisible que atraviesa cada escena, la voz en vivo de Ana Baez susurra, canta, conmueve.

La compañía de teatro brilla
La compañía de teatro brilla en el país y en el exterior

Las próximas funciones marcan una agenda intensa, con paradas en puntos clave del mapa emocional y geográfico del proyecto. El jueves 17 de abril, la oscuridad sensitiva llegará a Berisso, abriendo un nuevo capítulo en su recorrido por la provincia de Buenos Aires. Apenas un día después, el viernes 18, desembarcarán en el teatro Gargantúa, en el barrio de Palermo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, llevando su propuesta al ritmo febril de la gran ciudad.

Pero la cita más glamorosa y enigmática ocurrirá en Punta del Este, donde el sábado 16 de abril, se presentarán en el imponente The Grand Hotel, una postal de lujo y mar. Será una función cargada de simbolismo, una suerte de puente entre lo íntimo y lo espectacular, entre lo invisible y lo sensorial.

Y como regreso a las raíces, como homenaje a su tierra natal, Mar del Plata se viste de gala para recibirlos con honores. El viernes 26 de abril, la compañía celebrará una función especial en el Hotel Sheraton, uno de los escenarios más imponentes de la ciudad. Allí, donde todo comenzó, volverán a vestir de sombras el alma del teatro. Una ceremonia. Un reencuentro. Un ritual que no necesita luz para brillar.

Porque en este teatro, la oscuridad no es ausencia. Es el principio de todo.