Con una mezcla de nostalgia y orgullo, Amalia Yuyito González celebró los 28 años de sus hijos mellizos, Brenda y Stefano Di Aloy, abriendo el baúl de los recuerdos. En lugar de palabras grandilocuentes, eligió el poder silencioso de las imágenes: una serie de fotos vintage que retrataron la historia de una maternidad luminosa, marcada por abrazos, juegos, miradas cómplices y el paso sereno de los años.
La imagen más reciente, tomada en los Premios Estrella de Mar 2025, los mostró como una dupla adulta, elegante y segura. Brenda llevó un vestido rojo fuego, voluminoso, hecho de capas etéreas de tul que caían como cascadas. Llevó la espalda completamente descubierta, una sonrisa sutil y apoyó una mano sobre el hombro de su hermano, como si dijera: aquí estamos, juntos. Pero el verdadero relato estuvo en las postales del pasado. “¡Feliz cumpleaños a estos regalos de Dios en nuestras vidas que son Brenda y Stéfano! Los amo”, fue todo lo que escribió la exvedette, dejando que las fotos cuenten su historia.
En una de ellas, dos niños pequeños miraron a cámara con la calma de quien aún no conocía la urgencia del mundo. Stefano, con el cabello largo hasta los hombros y una musculosa azul con letras que apenas se adivinaban, se apoyó ligeramente en su hermana. Brenda, con una vincha rosa, un collar de cuentas y una remera anaranjada, lo acompañó con una sonrisa leve. El fondo, difuso, dejó ver árboles y la luz del día. Fue una escena serena, de juegos y complicidad.
Otra imagen los mostró en su versión más tierna. Brenda, con un sombrero rosa decorado, camiseta amarilla y enterito celeste, colgó una bolsa fucsia del hombro y tomó la cuerda de una mochilita que unía a su hermano. Él, con un chupete blanco en la boca y una remera azul oscura, la miró serio, pero no temeroso. Se pararon de pie, tomados por esa cuerda simbólica que los unió desde la cuna. Al fondo, figuras de adultos los observaron desde otra dimensión: la del tiempo que ya pasó.
Una cuarta fotografía volvió a reunirlos frente a una pared blanca, descalzos, sobre un piso marrón oscuro. Stefano —siempre con su chupete blanco— llevó una camiseta azul bajo lo que pareció un delantal improvisado. Su sonrisa fue mínima, como si ya sospechara que ese momento quedaría guardado. Brenda lo abrazó por el hombro con ternura abierta, en pantalón rojo corto y una remera con dibujos animados.
Pero quizá la más conmovedora fue la quinta: dos retratos familiares, dispuestos uno sobre el otro. Yuyito, joven, rubia, con una remera de estampado tipo cómic, sostuvo a sus dos hijos como si fueran una extensión de sí misma. En la imagen superior, Stefano se apoyó sobre su pecho con un gesto de apego silencioso, mientras Brenda, desde atrás, los miró con la serenidad de quien cuida. En la inferior, los tres se alinearon frente a un fondo blanco. El niño inclinó su cabeza hacia su madre, como si aún quisiera recostarse sobre aquel pecho, como si supiera que ese lugar, el de la infancia, no volvería.
No hubo grandes declaraciones ni escenografías fastuosas. Solo imágenes. Fragmentos de una historia compartida. Una madre que eligió el recuerdo como forma de amor. Dos hijos que crecieron frente a la cámara, pero también bajo el ala firme y amorosa de Yuyito.
A esta muestra de cariño de su mamá, los mellizos reaccionaron en los comentarios de la publicación, los únicos dos de todo el posteo. Por su parte, la actriz escribió: “Te amo ma. Gracias”. Por el otro lado, el modelo puso: “Te amo mamu”. A ambos mensajes la conductora respondió con un emoji de corazón.
