“Es la vida, desde el 2009 que me acompañaba”, dice Daniela Cardone con la voz entrecortada por el llanto que la invade debido a la tras la partida de Garfield, uno de sus gatos y compañero inseparable durante más de una década.
La actriz compartió con Teleshow el dolor por la pérdida de quien no solo era una mascota, sino un verdadero integrante de su familia.“Sabés cómo soy con mis bebés. Es el sexto gatito que se va. Mis compañeros de vida,” confiesa con esa mezcla de amor incondicional y tristeza que solo entienden quienes tienen vínculos profundos con sus animales. Garfield, con su presencia tranquila y fiel, estuvo junto a laexmodelo en incontables momentos, y su ausencia deja un hueco imposible de llenar.
Para Cardone, el vínculo con sus gatos es un lazo del alma. Cada uno ha marcado una etapa, un recuerdo, una emoción. “Mis compañeros de vida”, repite, como un mantra que resume su manera de ver el mundo: en compañía de esos seres que, sin palabras, dicen todo. Desde siempre, la mamá de Brenda Gandini ha mostrado un cariño entrañable por los animales, en especial por sus gatos. Su vínculo con ellos va mucho más allá de lo doméstico o lo cotidiano.

Garfield, el gato que la acompañó durante más de quince años, no fue una excepción. Su presencia constante en la vida de Daniela fue sinónimo de hogar, compañía y afecto sin condiciones. La pérdida de Garfield es también la confirmación de una etapa que se cierra. No es el primer adiós que le toca atravesar.
Para ella, estos lazos no necesitan explicación ni justificación. Están ahí, construidos día a día, en la convivencia silenciosa, en las miradas, en el ritual cotidiano de compartir espacios. Garfield no fue una mascota; fue parte de su identidad afectiva.

Daniela mantiene un lazo profundo y cotidiano con sus mascotas, de esos que no necesitan grandes gestos para ser importantes. Garfield era parte de su rutina, de sus días buenos y malos, de los silencios, del descanso, del abrigo emocional.
“Mis compañeros de vida”, insiste, elevando el rol de sus animales a una categoría humana, íntima, esencial. En la vida de Cardone, Garfield fue testigo de momentos privados, de alegrías y de pérdidas, de cambios laborales y personales. Y ahora, con su partida, se va también una parte de esa historia compartida. Aunque la ausencia duele, su recuerdo permanece como uno de esos vínculos que no se rompen del todo. En sus palabras se nota el respeto y la gratitud hacia un ser que, sin hablar, supo acompañarla como pocos.

Cada partida ha sido distinta, pero todas han calado hondo. Garfield no fue la excepción. El hecho de que se haya ido luego de tanto tiempo refuerza la idea de que los vínculos verdaderos no se borran con la ausencia.
En su modo directo de hablar, sin dramatismo, pero con una carga emocional evidente, se percibe una forma de duelo que es a la vez íntima y compartida. La artista no oculta su tristeza, pero tampoco la convierte en espectáculo. La nombra, la transita y la comparte con quienes entienden que el amor hacia los animales puede ser tan profundo como cualquier otro.
Hablar de Daniela Cardone es también hablar de su amor incondicional por los animales. No es un aspecto menor en su vida, ni un gesto pasajero: es una parte fundamental de su identidad. Desde hace años, ha construido un vínculo profundo y permanente con los gatos, que son mucho más que mascotas.