Después de meses de rumores y expectativa, Florencia de la V regresó a la televisión con Los Profesionales de Siempre, el nuevo ciclo de espectáculos de El Nueve, que la tiene como gran protagonista en la franja de las 13.30 horas. Y como era de esperar, su regreso no pasó desapercibido. Con una puesta en escena cargada de teatralidad, emoción y estilo, la conductora marcó su vuelta a la pantalla con un look que conjugó sensualidad, poder y actitud.
“Se me cierra la garganta. Denme agua, algo. Llegó el momento. Vieron que te preparás, te decís que todo va a estar bien y cuando te llaman para salir se te frunce todo”, bromeó, aunque dejó en claro que su regreso a la televisión, después de la abrupta salida de Intrusos (América), fue un proceso que le demandó fuerza y decisión. “Volví porque me han vuelto loca”, lanzó en su monólogo, en un arranque cargado de emoción y de ironía, mientras recorría el flamante estudio de su programa. Y, con un tono jocoso, sumó: “Tengo que decirles gracias a todos por los mensajes. Mi salida de la televisión fue bastante abrupta”.
Su vestuario fue un manifiesto visual: eligió un vestido midi sin mangas confeccionado en vinilo negro de alto brillo, una pieza ceñida al cuerpo que resaltaba su silueta y transmitía una impronta “dominatrix” que ella misma reivindicó al aire. El diseño estaba coronado por un cuello blanco rígido tipo camisa, con un pequeño lazo negro en el centro, que aportaba un guiño clásico y contrastaba con el dramatismo del resto del atuendo. Un juego de opuestos que amplificó el impacto visual de su presencia en pantalla.
Florencia completó su look con guantes sin dedos de cuero negro, que reforzaban la estética rockera, al tiempo que le daban libertad de movimiento para gesticular, una de sus marcas personales como conductora. En su muñeca izquierda, sumó un brazalete sencillo, mientras que en la derecha optó por un accesorio tipo muñequera al tono, que remataba el concepto de “fuerza femenina” que buscó transmitir desde su estilismo.
El peinado fue otro detalle clave de su imagen: lució una cola de caballo alta, con el cabello tirante y lacio, mientras un moño negro de gran tamaño se destacaba en la base, dándole un aire de glamour sofisticado que recordó a las grandes divas de los noventa y principios de los 2000. A los costados, dos mechones sueltos enmarcaban su rostro, suavizando la dureza del vinilo con un toque más relajado.
En cuanto al maquillaje, la presentadora apostó por un smokey eye intenso en tonos negros y grises, delineado bien marcado y pestañas amplias que agrandaban su mirada. La piel, impecable, con un acabado mate y toques de iluminación sutiles en los pómulos, mientras que los labios se mantuvieron en un tono neutro, nude, para no restarle protagonismo a los ojos.
El panel que la acompaña en esta nueva etapa incluye a Fabián Medina Flores, Estefi Berardi, Fernando Cerolini, Ale Castelo, Leo Arias y Enzo Aguilar, quienes tuvieron su bautismo de fuego en esta primera emisión, marcada por el tono descontracturado, filoso y siempre entretenido que de la animadora sabe manejar.
El ciclo, que durante muchos años fue encabezado por Viviana Canosa, volverá a competir con el Intrusos de Adrián Pallares y Rodrigo Lussich, tal como en 2003 y durante 6 años se enfrentó al programa que comandaba Jorge Rial en América.
Con una escenografía moderna y una estética que remite a los clásicos programas de chimentos, la presentadora se adueñó de la pantalla como lo hace siempre. Para el final, su marido, Pablo Goycochea, y sus hijos, Isabella y Paul, la sorprendieron en el estudio para entregarle un ramo de flores.
