Andrés Parrilla, el creador de las máscaras de Gasalla: “Antonio fue genial, un artista en toda la extensión de la palabra”

El hombre detrás de personajes inolvidables como “Inesita” rememora su trabajo con el actor y humorista, destacando su compromiso en cada detalle

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Antonio Gasalla, la transformación a cargo de Andrés Parrilla

“Un hombre fantástico, un creativo y un profesional exigente como pocos. No abundan personas así. Uno de los grandes talentos de la Argentina”, dice Andrés Parrilla en diálogo con Teleshow cuando recuerda su trabajo con Antonio Gasalla.

Parrilla, reconocido caracterizador y creador de máscaras para actores, tuvo la oportunidad de participar en varios de los icónicos programas de Gasalla, colaborando en la construcción de personajes inolvidables. Yo estuve con él creando a Inesita, una mujer que se operaba mucho. Cada vez que aparecía, tenía los pómulos, la boca o alguna parte de la cara transformada, relata.

Antonio Gasalla con Susana Giménez

La magia del humor de Gasalla no solo estaba en sus guiones y actuaciones, sino también en los detalles visuales que reforzaban cada personaje. En el caso de Inesita, la exageración de las cirugías estéticas se convertía en una sátira de la obsesión por la belleza. Nos llevaba mucho tiempo y paciencia lograr cada cambio. Y así en otro capítulo aparecía con la cara transformada otra vez. Era muy gracioso, recuerda Parrilla.

Su trabajo no se limitó solo a las caracterizaciones en televisión. Gasalla lo llamaba para diseñar escenografías y vestuarios para sus revistas teatrales. Era un tipo genial, un artista en toda la extensión de la palabra, concluye.

El arte de transformar rostros

Para Andrés Parrilla, trabajar con Antonio Gasalla fue una experiencia que lo desafió constantemente como profesional. No solo se trataba de hacer máscaras y caracterizaciones, sino de entender el humor visual que el actor necesitaba para potenciar sus personajes. Antonio era extremadamente detallista. No bastaba con que un personaje se viera diferente, tenía que ser creíble y, al mismo tiempo, exagerado en la medida justa para generar risa, explica.

Su colaboración con Gasalla comenzó cuando el humorista buscaba darle un giro visual a algunos de sus sketches más populares. Fue entonces cuando Parrilla se sumó al equipo para ayudar a transformar rostros y cuerpos con prótesis, pelucas y maquillaje. Era un trabajo minucioso, porque cada personaje tenía su propia lógica estética. No podíamos hacer algo genérico, sino que cada máscara, cada transformación, debía encajar perfectamente con la personalidad que Antonio le daba, detalla Parrilla a Teleshow.

Las máscaras de Andrés Parrilla
Las máscaras de Andrés Parrilla (Archivo Andrés Parrilla)

El proceso de caracterización muchas veces requería horas de trabajo previo. Nos reuníamos con tiempo para planificar todo, porque no era solo cuestión de aplicar maquillaje. Había veces que diseñábamos prótesis específicas o ajustábamos detalles de última hora en función de cómo Antonio quería interpretar la escena, recuerda.

Para Parrilla, la clave del éxito de los personajes de Gasalla estaba en esa combinación entre guion, actuación y estética. Antonio no improvisaba en lo visual. Sabía exactamente qué quería transmitir con cada rostro, cada arruga, cada gesto. Y ahí estaba nuestro desafío: convertir su visión en algo tangible”, cuenta Andrés.

<i>Inesita</i> y la sátira sobre las cirugías estéticas

En cada aparición de Inesita, su rostro cambiaba drásticamente: los pómulos más altos, la boca más grande, la nariz más pequeña. La exageración era clave para la comedia. Era la época en que las famosas empezaban a operarse mucho, y Antonio lo convirtió en un personaje que reflejaba esa obsesión con la belleza, recuerda Parrilla.

Cada transformación requería paciencia y precisión. Nos tomaba mucho tiempo preparar los cambios. Teníamos que asegurarnos de que las prótesis funcionaran bien, que el maquillaje no se viera artificial en cámara, que la caracterización fuera efectiva, explica. Pero el resultado valía la pena: la risa del público confirmaba que la sátira funcionaba.

Nos divertíamos mucho con eso, porque la gente no sabía cómo iba a aparecer la próxima vez. Era un recurso visual muy fuerte que complementaba la genialidad de Antonio en la actuación”, dice Parrilla.

Andrés Parrilla, un minucioso trabajo
Andrés Parrilla, un minucioso trabajo del artista, aquí probando una máscara

Más allá del humor, el personaje de Inesita ponía en evidencia una realidad que, con el tiempo, solo se hizo más evidente: la presión social por alcanzar estándares inalcanzables de belleza. Antonio tenía una manera única de criticar la sociedad sin perder la gracia. Con Inesita, se reía de esa necesidad constante de perfección”, reflexiona el caracterizador.

Más allá de Gasalla: el legado de Andrés Parrilla

Si bien su trabajo con Antonio Gasalla le permitió demostrar su talento en la televisión, Andrés Parrilla ha construido una carrera mucho más amplia dentro del mundo de la caracterización y el diseño escénico. Su creatividad no se limitó solo a transformar rostros: Antonio me llamaba para montarle escenografías y diseñar los trajes para sus revistas. No era solo cuestión de maquillaje, todo tenía que encajar en el universo que él imaginaba.

El exigente nivel de detalle con el que trabajaba Gasalla fue un desafío constante para él. Gasalla sabía exactamente lo que quería y no se conformaba con menos. Pero esa exigencia nos hacía mejores, porque aprendíamos a pensar cada elemento con precisión, recuerda. Esa búsqueda de la perfección lo llevó a mejorar las técnicas de prótesis, maquillaje y diseño, consolidándose como un referente en su campo.

Antonio Gasalla con Charly García. (SNM Rarezas)

A lo largo de su carrera, ha aprendido que la caracterización es un arte que va mucho más allá de lo visual. No es solo poner una máscara o cambiar un rostro. Es ayudar a construir un personaje, a darle una identidad. Y eso es lo que más me apasiona de mi trabajo, concluye.

El recuerdo de Antonio Gasalla

Para Andrés Parrilla, hablar de Antonio Gasalla es recordar a un artista excepcional, un perfeccionista incansable que dejó una marca imborrable en la televisión y el teatro argentino. Era un tipo genial, un creador como pocos. Tenía una capacidad impresionante para observar la realidad y transformarla en humor, dice con admiración a Teleshow.

A lo largo de los años, Parrilla fue testigo de la manera en que Gasalla construía cada personaje, desde la voz hasta la gestualidad y, por supuesto, la apariencia. No era solo cuestión de escribir un guion gracioso o de hacer una buena actuación. Para él, la imagen era igual de importante”, explica.

Andrés Parrilla en su estudio
Andrés Parrilla en su estudio trabajando con las máscaras

El humorista tenía una manera particular de trabajar A veces nos llevaba horas ajustar una máscara o un vestuario hasta que quedara perfecto. Pero cuando salía en escena y el público reaccionaba, sabíamos que había valido la pena, recuerda Parrilla.

Gasalla dejó una manera de hacer humor que combinaba inteligencia, observación y un dominio absoluto de la escena. Nos enseñó a todos. No solo a los actores, sino también a los que estábamos detrás, a los que trabajábamos en la sombra para que todo se viera bien, dice con emoción.

Para Parrilla, haber trabajado junto a él fue un privilegio. Tuve la suerte de compartir su mundo, de ser parte de su proceso creativo. Y eso es algo que voy a valorar siempre, concluye.

Aunque el tiempo pase, el trabajo de Antonio Gasalla sigue vivo en la memoria de quienes lo acompañaron en su camino. Para Andrés Parrilla, su legado es incuestionable. Uno mira hoy la televisión y se da cuenta de que no hay muchos como él. No solo por su talento como actor y humorista, sino por la manera en que entendía la comedia y el espectáculo, reflexiona.

Su influencia trasciende generaciones y sigue marcando a quienes trabajan en el mundo del arte y la televisión. Yo tuve la suerte de aprender a su lado, pero su impacto va mucho más allá. Cualquiera que haya visto su trabajo sabe que era único, concluye Parrilla, con la certeza de haber formado parte de un capítulo inolvidable de la historia del humor argentino.

Andrés Parrilla creador de las
Andrés Parrilla creador de las máscaras de Antonio Gasalla

Para Parrilla, el punto de partida de todo fue en 1988. No solo fue el inicio profesional, sino también el comienzo de una forma de hacer arte que hoy ya es parte del patrimonio del espectáculo argentino.

A más de tres décadas de aquellos primeros experimentos, su taller sigue siendo un espacio de invención constante, donde lo artesanal se impone frente a la producción en serie. Y aunque nunca buscó protagonismo, su trabajo permanece en cada personaje que alguna vez se rió, lloró o se enojó detrás de una máscara que él creó. Porque, como él bien lo dice, todo empezó jugando. Y a veces, lo más serio nace del juego.

Los clásicos personajes de Antonio
Los clásicos personajes de Antonio Gasalla

“Cuando era joven me recibí de publicista y trabajé en ese rubro. Pero de repente empezamos en esto de las máscaras, jugando”, dice Parrilla.

Ese inicio fue intuitivo, casi accidental. Sin saberlo, aquel “juego” inicial —como él insiste en llamarlo— se convertiría en el núcleo de una carrera marcada por la creación desde el vacío: sin referentes, sin recursos, pero con una imaginación desbordante.

“Empezamos a experimentar un poco con lo que eran los efectos especiales, en ese momento no había nada. Era invención pura, todo estaba por hacerse" sostiene Parrila.

De la publicidad a las máscaras: un camino inesperado

El recorrido de Andrés Parrilla hacia el mundo de las máscaras fue, como él mismo lo dice, fruto del azar y del juego. Antes de convertirse en un nombre fundamental dentro del maquillaje artístico y los efectos especiales en la televisión argentina, su vida parecía orientarse hacia caminos muy distintos.

Ese tránsito entre profesiones tan dispares revela algo central en la historia de Parrilla: su capacidad para reinventarse, para seguir la intuición incluso cuando no hay un plan claro.

Primeros experimentos: efectos especiales sin recursos

Cuando Andrés Parrilla recuerda sus primeros pasos en los efectos especiales, lo hace con una mezcla de asombro y ternura. “En ese momento no había nada”, insiste, y esa frase se convierte casi en un estribillo durante la entrevista, como si al repetirla quisiera transmitir la dimensión real de la precariedad que enfrentaban.

Sin productos importados, sin tutoriales ni referencias técnicas accesibles, todo debía surgir desde el instinto y la necesidad de experimentar. “Empezamos a experimentar un poco con lo que eran los efectos especiales”, explica. En esa época no existía una industria que los respaldara, ni siquiera un nombre preciso para lo que hacían.

Antonio Gasalla recordado por
Antonio Gasalla recordado por Andrés Parrila, el creador de parte de sus máscaras

Ese vacío técnico fue, paradójicamente, lo que permitió que el trabajo de Parrilla desarrollara una identidad propia. Las pruebas eran completamente artesanales, los errores constantes, pero también lo eran los descubrimientos.

Gasalla, para Parrilla, fue una figura que le permitió desplegar todo su potencial creativo, un actor capaz de transformarse en múltiples personajes que necesitaban del trabajo técnico y artístico de alguien como él. Él no habla de “legado”, ni se presenta como pionero. Pero en cada una de sus frases aparece esa conciencia tranquila de quien hizo camino cuando no había nada hecho. En un tiempo donde no había industria ni formación, su aporte fue abrir un campo que hoy tiene lenguaje, referentes y estructura, en parte gracias a su trabajo.