A casi una semana de debutar con su programa Sálvase quien pueda, que marca su debut en la conducción en TV mientras sigue trabajando como panelista de LAM, Yanina Latorre tiene muchos motivos para agradecer. Junto a un grupo de amigas emprendió un viaje de fe a la Basílica de Nuestra Señora de Luján. Por supuesto que no faltaron los momentos divertidos.
“Cuando le dije a Lola que me iba a Luján para rezar no me creyó”, contó, divertida en sus redes, en donde compartió algunas de las fotos que se tomó. Primero junto a sus amigas con la basílica de fondo y después, con el altar en el lugar que cada año recibe a miles de personas y en especial cada 8 de mayo, fecha en la que se celebra el Día de la Virgen de Luján.
Entre los devotos de la Virgen también se encontraban muchos seguidores de Yanina. Las amigas de Yanina filmaron el momento en el que varias personas se tomaban fotos con ella y la saludaban. “Acá estamos. No nos vamos más. Esto se tornó multitud. Hace 10 minutos estamos tratando de irnos, pero no nos podemos ir”, comentaron, divertidas.



Antes del estreno, Yanina conversó con María Laura Santillán para Infobae sobre este paso en su carrera. “El proyecto está buenísimo: me encanta un programa sola, donde yo pueda hablar, que Ángel no me corte el micrófono. Y va a ser de opinión, no de información: un resumen a lo Yanina de los temas del día. De actualidad, pero más virado al espectáculo. Un programa corto, con humor, con gente joven”, adelantó. “Estoy chocha, estoy contenta. ¡Pero con un miedo!”, aseguró.
“Tengo un exceso de responsabilidad. Da la sensación de que todo me chupa un huevo: el debate televisivo, la pelea y todo eso que no me llega. Pero mi laburo no me chupa un huevo. Y así como en la radio y en LAM lo doy todo, quiero que todo salga perfecto. Entonces, obviamente, tengo miedo”, compartió.

También se refirió a otros aspectos de su trabajo. “La gente me habla del Wandagate. En las redes un día dicen que me paga Wanda, otro día me paga la China, el otro me paga Icardi. Lo que no entiende la gente es que la novela, yo la hice entretenida. A mí los tres personajes me chupan un huevo”, señaló, siempre picante.

“Nunca nadie me ofreció plata. Jamás en la vida”, contó, acerca de si le quisieron dar dinero para contar o no dar una información. “Si me ofrecés, corrés el riesgo de que yo lo cuente, porque soy tan honesta que ese tipo de cosas sí las contaría. A mí nunca nadie me tiró los perros: soy un bagre o tienen miedo a que yo lo cuente. Esto existe en el ambiente: me gusta que me tengan un poco de miedo o respeto”, afirmó.
Ahí reflexionó sobre sus comienzos: “No lo puedo creer. No sé cómo llegué hasta acá. Yo creo que fue mi naturalidad. Y que no me lo propuse. Empecé de casualidad. A mí me gusta contar, entretener. Yo te hago un cuentito, como hice el Wandagate: necesito hablar con todos, y ponerle sal y pimienta, y que el otro tenga ganas de seguir escuchándome. De chicos, a mis hijos les contaba cuentos que me los inventaba. Bueno, acá no invento información, pero floreo. Y todo el mundo termina hablando como yo hablo. Gracias a esa tuitera, acá estoy, amor”.
“Diego respeta cómo trabajo, lo que gano, que no esté nunca, que llegue retarde, a las 23, de malhumor. Y él me espera y me persigue. Abre una latita de atún. Y sí, sabe ser el marido de Yanina”, contó, sobre el apoyo que le da Diego Latorre, su marido, en su carrera.