Deborah de Corral es exmodelo, cantante y ahora cocinera, su carrera ha sido un recorrido de pasiones inesperadas. “La cocina siempre fue una habilidad natural para mí, pero en su momento no la veía como una salida profesional”, admite desde Miami a Teleshow. Sin embargo, el destino la llevó por otro camino: tras su paso por la televisión con programas como Fuego en Telefe y su incursión en El Gourmet, su amor por la cocina se transformó en un camino sólido.
“La cocina siempre fue lo que mejor hice, pero nunca pensé en dedicarme a esto, yo no me imaginaba estar haciendo nada de lo que hice”, confiesa Deborah con una risa sincera desde Estados Unidos, donde hoy se dedica de lleno a la gastronomía.

Desde hace casi una década, Miami se convirtió en su hogar y en el lugar donde consolidó su proyecto gastronómico. Tras el éxito de su restaurante Tigre, que llegó a estar en la Guía Michelin, decidió dar un giro y apostar por un formato más íntimo: Pingüinos, un restaurante de menú fijo que abre solo los jueves y que recupera la tradición argentina de servir el vino en jarras de cerámica con forma de pingüino. “Los gringos no entendían por qué se llamaban pingüinos, tuve que investigar yo misma la historia”, cuenta entre risas.
En esta entrevista con Teleshow, Deborah habla sobre su vida en Miami, su transición de la música a la cocina y cómo nació este nuevo proyecto gastronómico que combina tradición, calidad y creatividad.
De la televisión a la gastronomía: un giro inesperado
Para Deborah de Corral, la cocina siempre fue parte de su vida, pero durante años permaneció en un segundo plano. “Era algo que hacía naturalmente y que disfrutaba muchísimo, pero nunca lo pensé como una carrera”, admite. Su camino comenzó en el mundo de la moda y la música, pero fue la televisión la que le abrió las puertas a la gastronomía de manera profesional.

Todo empezó con un programa en El Gourmet, cuando su amigo Alfred Oliveri tuvo la idea de incluirla en un show de cocina. “Hasta ese momento, el canal estaba lleno de chefs profesionales, todo era súper acartonado y con una luz de estudio que no tenía onda”, recuerda. Sin embargo, su frescura y estilo rompieron con esa estructura rígida y marcaron una nueva etapa en la señal.
Miami como hogar y la evolución de una cocinera
Aunque su vida tuvo muchas etapas, Deborah de Corral encontró en Miami un lugar donde afianzarse. “Imaginate, hace diez años que vivo acá. Tengo amigos, familia, mi casa, mi trabajo. Es mi lugar”, dice con seguridad. Su llegada a Estados Unidos no fue planeada en un solo movimiento: primero estuvo en Los Ángeles, luego dividió su tiempo entre Argentina y Miami, hasta que finalmente se estableció en la ciudad.

Durante esos años, su vínculo con la gastronomía se profundizó. En 2021 inauguró Tigre, su primer restaurante en Miami, una propuesta ambiciosa que rápidamente llamó la atención. “Fuimos el único restaurante argentino junto con el de Francis Mallmann en entrar en la guía, y acá eso es un montón”, dice con orgullo.
Pingüinos: un restaurante semanal con esencia argentina
Tras el cierre de Tigre, Deborah de Corral decidió apostar por un concepto gastronómico más íntimo y relajado. Así nació Pingüinos, un restaurante que abre solo los jueves y que ofrece un menú fijo de cuatro pasos, cocinado a leña y acompañado por una cuidada selección de vinos. “Es un formato que me resulta mucho más placentero. Me concentro al máximo durante dos o tres días a la semana”, explica entre risas.
Uno de los sellos distintivos del restaurante es el uso de las clásicas jarras pingüino para servir el vino, un objeto nostálgico que forma parte de la identidad gastronómica argentina. “Ergonómicamente, el pingüino tiene la forma perfecta para ser una jarra”, agrega.

El proyecto tuvo una gran recepción, en parte gracias a los clientes que ya la seguían desde su primer restaurante, pero también por la curiosidad que generó entre los locales. Aunque Pingüinos funciona como un pop-up estacional, Deborah ya está buscando un espacio para hacerlo más permanente.
Para de Corral, la cocina es otra forma de expresión, una más dentro de su camino artístico. “Alimentar a otros es un acto de amor, de generosidad”, reflexiona.
Argentina en el corazón, Miami en el presente
Deborah de Corral no descarta la posibilidad de volver a Argentina en algún momento. “Me encanta, la amo, es mi país. Pero hoy mi vida está acá”, dice con sinceridad a Teleshow. Además remarca que nunca planeó convertirse en cocinera profesional, pero encontró en la gastronomía un espacio donde volcar su creatividad, sin perder la libertad que siempre la caracterizó. Y, como en todas sus etapas, está abierta a lo que venga.

Mientras Deborah de Corral sigue explorando su camino en la gastronomía, también mantiene viva la posibilidad de nuevos proyectos. Si bien Pingüinos, es hoy su gran apuesta, su visión va más allá de un solo concepto. “Estoy viendo opciones para hacerlo más permanente, aunque tal vez en otro formato”, comenta. La idea de una cantina de barrio, con buen vino y comida honesta, es algo que quiere seguir explorando.
El futuro, como siempre en su vida, está abierto
No se cierra a volver a Argentina, ni a retomar la música, ni a emprender algo completamente distinto. “No tengo miedo de cambiar. Siempre hice lo que sentí en cada momento”, dice con convicción. Así, con la misma espontaneidad con la que dejó la moda por la música, y la música por la cocina, se permite imaginar cualquier posibilidad.

Desde sus inicios en el modelaje, hasta su presente alejado del mundo del espectáculo, ella fue una figura destacada en la década de los ’90. Se destacó tanto en las pasarelas como en la televisión, donde condujo El Rayo. También incursionó en la música, editando discos en 2011 y 2016.
En el plano sentimental, tuvo relaciones con Charly Alberti y Gustavo Cerati, integrantes de Soda Stereo. Actualmente, vive en Miami junto a su esposo, el productor musical Gustavo Menéndez.
Por ahora, sigue disfrutando de lo que hace, con la certeza de que la pasión por crear siempre la llevará a nuevos caminos.
Más allá de la cocina: una vida de pasiones
Además de su amor por la gastronomía, Deborah de Corral sigue siendo una apasionada del buen comer en todas partes del mundo. “Si tengo que elegir dónde se come mejor, me quedo con Italia. No hay comparación”, asegura. En Argentina, su última gran experiencia gastronómica fue en Anchoíta y Ness, dos restaurantes que destacan por su propuesta de calidad. “Me encanta la cocina a leña, es mi estilo de cocina y por eso disfruté mucho esos lugares”, cuenta.

Para Deborah, la comida no es solo un negocio, sino una forma de conectar con su entorno. Ya sea en Miami, en Buenos Aires o en cualquier rincón del mundo, sigue explorando sabores con la misma curiosidad con la que ha vivido cada etapa de su carrera. “Al final, todo se trata de disfrutar”, dice con una sonrisa.