
El 15 de marzo de 1995, un estruendo sacudió el cielo sobre la Ruta 9, en las inmediaciones de la ciudad de Ramallo, 220 kilómetros al noroeste de Buenos Aires. Un helicóptero se desplomó y con él se apagó la vida de Carlos Menem Jr., el hijo del entonces presidente Carlos Saúl Menem. Treinta años después, su hermana, Zulemita Menem, mantiene vivo el recuerdo y la búsqueda de respuestas sobre lo que, para ella, nunca fue un simple accidente.
“Hace 30 años… Venía manejando cuando alguien me llamó para preguntarme si sabía algo de mi hermano”, comenzó el posteo que le dedicó a su hermano y recordó lo le dijeron aquel día, mientras conducía su auto: “Zule, se cayó el helicóptero”. Un mensaje seco, brutal. La sangre se le heló. Su padre se encontraba en plena campaña por la reelección de la presidencia y separado de su primera mujer, por lo que se encargó de buscar a su mamá, Zulema Yoma: “Estaba a pocas cuadras de mi casa. Con las fuerzas que pude reunir, llegué a buscar a mi mamá y salimos rumbo a San Nicolás”.
No necesitó confirmaciones oficiales ni informes forenses: su corazón ya le decía la verdad. “Nuestra relación era tan fuerte que pude presentir el momento en que nuestras almas se separaban. Nadie nos había dado la noticia aún, pero en mi interior yo sentía que mi hermano ya había muerto”, recordó en la emotiva publicación.
La escena de aquel entonces aún la persigue. La desesperación de buscar a su madre, la urgencia de llegar al lugar de los hechos, la angustia de un presentimiento que se volvería certeza. “Al llegar, lo confirmé… A mi hermano lo HABÍAN MATADO de la forma más cruel e injusta”, escribió, con la contundencia de quien lleva décadas enfrentando silencios y omisiones.

Si bien el tiempo pasa, las memorias y el tiempo compartido siguen intactos: “Después de 30 años, su recuerdo sigue intacto: sus valores, esa humildad que lo caracterizaba, nuestra complicidad y el amor por nuestros padres. Hoy, con mamá, rogamos por tu eterno descanso”. Y su descarnado relató lo cerró con una dedicatoria para todas las personas que no creen en la versión que hasta el día de hoy sostiene la familia.
“Que Dios se apiade de todos aquellos que intentaron ocultar la verdad sobre tu partida”, cerró la hija del primer mandatario nacional en este aniversario.
Carlos Menem Jr. tenía 26 años. Apasionado por la velocidad, amaba los autos y las motos. Su Bell 206 Long Ranger cayó cerca de la autopista Buenos Aires-Rosario, en circunstancias que nunca dejaron de estar rodeadas de sospechas. Desde el primer momento, su madre sostuvo que no se trató de un accidente, sino de un atentado. La versión oficial hablaba de un desperfecto técnico, pero la hipótesis de un ataque externo jamás dejó de perseguir a la familia.
Policía y bomberos rescataron el cuerpo sin vida de Oltra, y Junior llegó una hora después del accidente al Hospital de San Nicolás en estado desesperante, un coma grado 3. Luego soportó dos paros cardíacos en medio de severas maniobras de resucitación del equipo de médicos bajo la supervisión permanente del jefe de terapia intensiva Marcelo Barrangú y del director Ismael Passaglia que hicieron todo lo humanamente posible, pero no lograron impedir su deceso a las 14:50.

Pese a poder alcanzar una altitud de casi tres mil metros, la nave sobrevolaba apenas a unos 15 metros de altura. Se llegó a especular con que venía improvisando un juego peligroso pasando por arriba y por debajo entre las torres del cableado eléctrico. Lo cierto es que en determinado momento el helicóptero se enredó, cayó de punta sobre un maizal y rebotó en dos oportunidades contra el suelo, pese a contar con un sistema de seguridad para cortar cables que no fue accionado.
El dolor de Zulemita sigue intacto, pero también la memoria. El paso del tiempo no silenció el reclamo. Zulema Yoma insistió durante décadas en que su hijo fue víctima de una operación encubierta. Denunció irregularidades en la investigación, destrucción de pruebas y encubrimientos: "Lo mataron por ser el hijo de Menem, no hay dudas“, solía decir a los medios. En cada aniversario, reitera su exigencia.