A Claudio di Lorenzo, en el universo de Gran Hermano lo conocen como Papucho. A los 42 años, a este hombre que a principios de esta semana regresó a la Casa donde transcurre el reality, la experiencia de su operación por apendicitis lo acercó aún más a sus seguidores.
Antes de volver a recluirse bajo la mirada de Gran Hermano, contó sus sensaciones con Teleshow sobre el feliz desenlace de su cirugía. “Me repuse rápidamente, gracias a Dios. Y lo bueno es que me atendieron de diez”, cuenta sobre su recuperación, entre risas que denotan la calma con la que ahora recuerda a ese episodio. Aquel dolor inesperado de una noche que terminó en una intervención quirúrgica le dio la oportunidad de reflexionar y de sentir el apoyo de su familia, un pilar fundamental para él. “Ver a mis hijos otra vez después de tanto tiempo sin saber nada de ellos hizo todo más llevadero”, recuerda con una sonrisa nostálgica.
—¿Cómo estás de salud?
—Ahora bárbaro, gracias a Dios. Me repuse muy bien, muy rápido. Así que preparado para entrar de nuevo, jajaja.
—Tuviste apendicitis
—Si. Me agarró de golpe una noche en la casa, de un sábado para un domingo. Un dolor muy fuerte, debajo de la panza. Yo me palpaba y sentía una puntada muy fuerte. Pido un calmante, me dan un calmante, no me calmaba. Y bueno, fui y dije, chicos, no se me va el dolor. Vamos a llamar al médico. Me revisaron y dijeron: “Vamos a una placa”. Y ahí saltó todo de una. Estaba a punto de una peritonitis, así que me atendieron de diez. La verdad que todo increíble. Encima me hicieron cirugía laparoscópica, que es la que hacen ahora, no pudieron y me tuvieron que hacer la convencional.
—¿Y tuviste antecedentes de eso, no?
—Sí, los días anteriores me sentí raro, parecía que me iba a engripar, pero nada de fiebre. Después se me fue. Les resultaba raro a los médicos no haber tenido fiebre. Fue de golpe.
—¿Y cómo fue enterarte, dentro de la casa, de lo que tenías?
—Imaginate. Me enteré en la clínica que no volvía. Así que fue duro. Estaba contento porque vi a mi familia. Me ayudó a lo que sucedió.

—¿Qué apoyo te dieron?
—Fue Increíble, increíble. Mis hijos vinieron al rato a la clínica. Verlos a ellos otra vez, después de un tiempo largo sin saber nada de ellos, es muy fuerte. Hermoso. Hizo que todo fuera más suave.
—¿Cómo era tu vida antes de entrar a Gran Hermano?
—Trabajaba, muy familiero, muy amiguero también. Ya hacía contenidos en redes, videos de la vida misma con un mensaje muy lindo que dejábamos. Lo hice durante siete años con mi primo hermano, ya nos pasaba que nos reconocían un poquito en la calle. Soy de disfrutar mucho la vida.
—¿Cómo está conformada tu familia?
—Tengo dos hijos, uno de 17 y una de 11. Mi exmujer, con quien que me llevo muy bien, es mi mejor amiga. Tengo dos hermanos, uno más grande, de 49, y una más chica, Ornella, de 34. A mis papás, que viven en Capilla del Monte, los tengo un poquito lejos, pero bueno, siempre unidos con mi familia. Soy muy familiero. Muy apegado a ellos.
—¿Y cómo fue ese tiempo de no poder verlos?
—Fuerte, porque no es solamente no verlos, sino el no saber nada. No te acostumbras tanto a eso. Porque si bien tengo distancia con mis papás y por ahí a veces pasan meses que no los veo, puedo hablarles todos los días. El no saber cómo están, el no saber de mis hijos, eso me fue muy fuerte. Hasta me corrió en contra en la casa. Como que en un momento dije: “Me tengo que ir”. Y bueno, ahí trastabillé un poquito, pero pude superarlo. Después, con el ingreso de ellos en el congelado me ayudó un montón ver que estaban felices y disfrutando. Eso me hizo relajar y cambió el juego en la casa. Fui otra persona después de verlos.
—Luca, tu hijo, dijo que quería ser como vos.
—¿Dijo eso? Jaja, qué lindo. Es un sueño, para todo papá, que el hijo diga eso. Mis hijos son mi locura. Son todo para mí.

—¿Cómo te gustaría verte reflejado en ellos?
—Siempre lo conté en la casa. Yo siempre amé mucho a mis papás. Soy muy pegado a ellos y siempre los vi como lo más grande que tengo en mi vida junto a mis hijos. Entonces mi sueño era que ellos me vean a mí como yo veía a mis papás y me lo hicieron saber. Y eso para mí es el sueño más grande de mi vida. El cariño, el amor y la admiración que me tienen es un montón. No necesito más nada.
—¿Vos tuviste contactos con extraterrestres?
—Tuve un evento muy, muy, muy fuerte, una nave que me pasó muy cerca, a la altura de un árbol. Yo tenía 12 años. Estábamos con un amigo mío y el papá jugando al ajedrez en la parte de afuera de la casa y de repente escuchamos un zumbido muy suave, como un motor. Y cuando vimos para arriba los tres, era de noche, vimos algo oscuro, largo, como si fuera un submarino. Un habano. Una forma larga, sin luz alguna. Y muy despacio, muy despacio. Una velocidad, un trote, para que veas más o menos la velocidad que iba. Y cuando pasa por arriba nuestro, saca como una foto. Y bueno, él le pide a la mujer que traiga la cámara. Nunca llegó la cámara. Era la época encima de las cámaras comunes y nosotros, trotando, seguimos a la nave, trotando, hasta que chocamos con el límite del lugar donde estábamos y la nave siguió, pero la pudimos seguir mirando. Era un OVNI, algo que no sabes qué es. No era un drone, no existían los drones, era un pedazo de nave enorme. O sea, algo muy loco.
—¿Vos sentiste que sacó una foto?
—Sí, porque nos hizo como un flash arriba nuestro. Justo arriba. Un flash. Eso fue lo loco, que nos quedamos diciendo ¡guau!
—¿Dónde fue?
—En Escobar. Y lo bueno es que estaba el papá de mi amigo. Porque cuando lo contábamos nosotros… imaginate. Se le reían a él también. No me olvido más. Yo entré a un lugar, estaba contándolo a personas grandes y todos riéndose, gastándolo. Y dijo: “Bueno, Claudio, no importa, nosotros lo vimos”. Como diciendo: “No lo cuento más porque no sirve”. Y es verdad, lo entiendo. Es un tema delicado, es el famoso ver para creer.

—¿Cuál fue el mayor sueño que te cumplió?
—El mayor, mis hijos. Yo soñaba con los hijos que tengo y la vida me dio todo. Esto que me está pasando ahora es algo que yo soñé desde muy chiquitito. Yo soy fanático de Jim Carrey. El sueño de él era el mismo que tengo yo, él lo decretó. Es una persona que me guió mucho, la filosofía de vida de él. Yo lo ejercité y acá está. Son cosas que uno imagina y que pueden suceder. El saber que podemos tener el control de la vida y no lo sabemos, es un montón. Porque tenemos el poder de manejar nuestra vida. El tema es que hay que creerlo.
—¿Y la mamá de tus hijos qué pensó cuando dijiste “Voy a entrar a Gran Hermano”?
—Feliz. Porque te vuelvo a repetir, es mi mejor amiga, muy compañera en todo. Y sabía cómo yo seguía este sueño de desde que éramos chicos. Estuvimos 13 años en pareja. Crecimos prácticamente juntos. Nos hicimos papás juntos, todo juntos. Ella sabía que este era mi sueño y me acompañó en todo. De hecho, fue la que generó las campañas para la votación para la tribuna. Toda una genia. Tengo suerte de tenerla como mejor amiga, como la mamá de mis hijos. Me saco el sombrero. Así que me apoyó a full.
—¿“Mejor amigo” de ella por los hijos o por la relación que tenían?
—Yo creo que cuando hubo amor, ese amor es muy difícil que se apague, por más que uno se separe. Podés tener diferencias, pero no puedo creer cuando hay parejas que están bien y hay veces que hay peleas. Amaste a esa persona, la elegiste en un momento. Creo que siempre es más negocio decir “nos elegimos en un momento, podemos seguir de otra manera, con una amistad, llevándonos bien”, que matarnos, ¿no? Pero bueno, hay situaciones que son particulares. Yo tuve la suerte de poder elegir esto y que sea así de las dos partes. Podemos contar uno con el otro.
—¿Ella está en pareja?
—Sí y tienen un chiquitito de cinco años. Divino, que también a veces yo lo tengo en casa con los míos y lo cuido. Me ama. Yo lo amo al gordito hermoso. De hecho, soy muy amigo de la pareja actual, muy amigo. Nos llevamos bárbaro. Ella se va de viaje y yo me quedo con él disfrutando un whisky hasta las seis de la mañana. Tengo muy buena amistad con él. Lo quiero mucho. Es un amigo de la vida.

—Papucho ¿en el amor cómo estás?
—Ahora estoy solo. Estuve en pareja después de separarme con mi mujer. Seis años, nos separamos queriéndonos mucho con esta chica. Y ahora estoy solo.
—¿Sos uno de los solteros más codiciados de Gran Hermano? ¿Te llegaron propuestas?
—Sí, obvio que llegan. Es muy lindo. Eso es genial.
—¿Qué te dicen?
—Y, hay de todo. Te quieren conocer. Hay propuestas, miles. Pero hay que tener cuidado. Con un pie de plomo ahí. Pero bueno, es lindo lo que está pasando.
—¿Propuestas picantes?
—Hay de todo.
—¿Y qué hacés cpn eso?
—No, yo agradezco. Trato de ser educado y decir: “Gracias, te agradezco”. Te llegan fotos, videos. Hay un montón de cosas dando vueltas por ahí, pero lo recibo bien. Lo recibo de una manera linda y agradezco el mensaje o el mimo que te envían. Es un montón.
—¿Y a una foto y un video qué les contestas?
—Por lo general a la foto o al video hago un corazoncito como para no quedar mal, no quiero quedar asqueroso. Es como como un ‘gracias, te mando un beso, un saludo’. No acoto nada, lo dejo ahí como para que sepan que está la distancia y hasta ahí es, pero que yo recibo todo a pesar de que sea una propuesta o un video o lo que me mandan. Trato de no ser grosero. Agradezco, saludo, te mando un beso y ahí queda. Algunas lo entienden, algunas siguen.
—¿Se enojan?
—No, pero continúan insistiendo. Es un tema que me estoy empapando ahora porque es todo muy nuevo. Te explota el celular, te explotan mensajes y vos decís, bueno, no llegás a ver todo ni loco porque son miles de mensajes. Es una locura, son miles de páginas de mensajes. Entonces vas abriendo de a poco, que me da lástima porque hay un montón de mensajes que son re lindos y no los llego a ver. Es muy lindo lo que pasa, es muy lindo.
—¿Qué te gustaría hacer después de ser el ex hermanito?
—A mí me gusta mucho la actuación. Me gustaría que se me abra una puerta por ese lado. Es lo que me gustó desde chico. Con los videos pude mostrar un poquito mi faceta. Pero siempre quise ir por ese lado. Ojalá se me abra alguna propuesta por ahí.
—¿Tomaste clases?
—Sí, hice teatro varios años. Hice obras y me encantó. Es algo que me apasiona, me apasiona. Me encantaría que viniera por ahí la propuesta.