El tango es una de las expresiones más icónicas de la cultura argentina y sus máximos exponentes son parte del patrimonio artístico del país. Fernando Soler, con más de cuatro décadas dedicadas al género, fue distinguido este jueves 6 de marzo por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires con el título de Personalidad Destacada en el ámbito de la Cultura, en un emotivo evento que reunió a figuras de la política y del espectáculo.
El homenaje se realizó en el Salón Dorado de la Legislatura porteña, un espacio emblemático para la cultura y la historia de la ciudad. La jornada comenzó por la tarde con grabaciones clásicas como “Por una Cabeza” de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, en un ambiente que evocaba la esencia del mismo género musical.
El evento contó con la presencia de diputado de La Libertad Avanza y Brigadier retirado de la Fuerza Aérea Jorge Reta, autor del proyecto de reconocimiento para Soler; Matías López, vicepresidente primero de la Legislatura; y los diputados Ramiro Marra y Sandra Rey, entre otras autoridades. También asistió el diseñador Roberto Piazza, quien acompañó al cantante en este momento especial.
El homenajeado, acompañado por su esposa, Soledad Soler, estaba visiblemente emocionado. Recibió el diploma que lo acredita como Personalidad Destacada de la Cultura y brindó un discurso en el que repasó su historia en la música y agradeció a quienes lo acompañaron a lo largo de los años. “Estamos reunidos con mucho cariño para, de alguna manera, hacer un collage, un pasaje por mi vida”, expresó ante el público.
El acto no solo fue una mera celebración en palabras, sino que también contó con música. Una orquesta en vivo integrada por Carlos Alberto Corrales en el bandoneón, Matías López Gallese en el teclado, Mariana Varela en el cello, Gabriel Rivas en el violín y Roberto Tormo en el contrabajo interpretó tangos representativos y el propio Soler subió al escenario para cantar algunas de sus canciones más emblemáticas junto a la intérprete Lola Barrios Expósito. Como broche de oro, dos parejas de bailarines brindaron un espectáculo que complementó la velada con la elegancia característica del género.
El homenaje fue un reconocimiento a la trayectoria del artista y un momento de reflexión sobre su legado y su futuro en la música. En su discurso, compartió recuerdos de su carrera y expresó su gratitud hacia aquellos que lo han acompañado en su camino.
“Aquí estamos, poniéndole el pecho a situaciones maravillosas como estas. A veces tienen un toque de olvido, pero aquí estamos. Para de alguna manera rendir homenaje a todos los que nos han acompañado durante estos años”, manifestó.
El cantor también hizo una mención especial a su pueblo natal, Pigüé, al que definió como la cuna de sus sueños. “Gracias a Pigüé. Fue la cuna, pero también es donde nacieron un montón de sueños increíbles”, expresó con emoción.
Además, dedicó unas palabras a su familia, destacando el apoyo de sus hijas y nietas en su carrera. “Gracias a todos. A mis nietitas, a mis hijitas. En fin, es lo que tenemos, señores”, concluyó.
El evento finalizó con una ovación y con la promesa de que su legado continuará creciendo. “Esperemos continuar haciendo alguna página más”, cerró Soler, dejando abierta la posibilidad de seguir sumando capítulos a su historia dentro del tango.
Este nuevo reconocimiento en la Legislatura porteña lo consagra, una vez más, como una de las grandes voces del tango en el país y en el mundo. Además, invita a repasar una carrera que lo llevó a convertirse en uno de los máximos exponentes del género.
La voz del tango argentino: una vida dedicada a la música
La distinción otorgada por la Legislatura reconoce al artista y a su extensa trayectoria. Fernando Soler, cuyo verdadero nombre es Carlos Alberto Taccari, nació en Pigüé, provincia de Buenos Aires, y desde pequeño demostró una conexión profunda con el tango. A los 9 años, ganó su primer concurso en el programa musical Hoy Actúa Usted, en Bahía Blanca, y a los 14 obtuvo el primer premio en el Primer Encuentro Musical de la Juventud Argentina, realizado en el Luna Park.
Su carrera profesional despegó definitivamente a los 18 años, cuando ingresó como cantante en la orquesta de Héctor Varela, donde formó un recordado dúo con Jorge Falcón. Juntos, recibieron discos de platino y oro, consolidándose como figuras prominentes del tango.
En 1981, Soler inició su camino como solista y rápidamente comenzó a ganar reconocimiento a nivel internacional. Su primer álbum, El Cantor de Buenos Aires, lo llevó a recorrer Japón, Canadá y Colombia junto a la orquesta de José Basso. En los años siguientes, continuó expandiendo su carrera con discos como La Voz de Buenos Aires y Tango Mío, mientras realizaba giras por Chile, Brasil y Europa.
Uno de los hitos más importantes de su carrera llegó en 1989, cuando fue premiado en Róterdam, Holanda, como Mejor Cantante Extranjero del Año, recibiendo el Corazón de Oro de Róterdam. Ese mismo año, inauguró su propia casa de tango en Buenos Aires, “Tango Mío”, que se convirtió en un punto de referencia para los amantes del género.
En 1996, Soler llevó su visión del tango a otro nivel con la creación de “Señor Tango”, que recibió múltiples reconocimientos, incluyendo la declaración de Interés Parlamentario y Cultural por el Congreso de la Nación y de Interés Turístico por la Secretaría de Turismo de la Nación. Desde su inauguración, el lugar se convirtió en un emblema del tango porteño, atrayendo a turistas y artistas de todo el mundo.
Su consagración como embajador del tango se reforzó con actuaciones en lugares emblemáticos como el Teatro Colón y con participaciones en eventos internacionales de prestigio, como la Feria Internacional de Turismo y festivales en Cuba, España y Alemania.
Fotos: Jaime Olivos
