El pasado 10 de febrero, Nicki Nicole recibió la noticia del fallecimiento de su padre, Sergio, quien tenía 56 años de edad y venía peleándole a una prolongada enfermedad. Esto se dio en medio de una gira que la rosarina estaba realizando por América Latina; de hecho, la muerte ocurrió mientras ella se encontraba en Costa Rica, tras haber participado en el Picnic Festival Centroamérica.
Así las cosas, y diez días después de esta pérdida, publicó una sentida carta en su cuenta de Instagram. “Paso por acá para agradecerles por todo el amor que me han hecho llegar estas semanas, que han sido difíciles para mí. Estoy un poco alejada de las redes estos días, por eso me tardé quizás en subir algo respecto a estos últimos shows que han sido mágicos, pero bueno, acá estoy ahora”, comenzó expresando la rosarina debajo de un álbum de fotos en el que se la ve en acción, sobre el escenario.
“Gracias de corazón por lo que me hicieron vivir. Gracias a ustedes por conectar con mi música y por estar siempre acompañándome. Espero estén muy bien. Los quiero mucho, Nicole”, cerró con su escrito.
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Antes de ser conocido como el padre de Nicki Nicole, Sergio Cucco era un vecino de la ciudad de Rosario. Durante años trabajó como mecánico y taxista, pero su último trabajo había sido estando al frente de su lavadero de autos, conocido como Cucco.
Sergio y su esposa, Liliana Villella, formaron una familia de cuatro hijos: Micaela, Kevin, Guido y Nicole, siendo esta última, la cantante, la menor de todas. Tiempo atrás, el propio Cucco reveló que la familia no tenía raíces en la música, pero que siempre la apoyaron incondicionalmente. “Súper orgulloso. Lo consiguió todo sola. Siempre fue la chispa de todos, pero todo lo forjó con esfuerzo y, de un día para el otro, todo explotó. Ahora se dedica a lo que ama. Nos preguntó un día si la apoyábamos y salió solita. Es un descontrol esto, no se sabe cómo manejar. Pero todo lo hizo sola. Es talento puro”, aseguró. Y agregó con emoción: “Nosotros mantenemos el perfil bajo, siempre cuidándola como podemos y emocionándonos cuando la vemos. Es una persona hermosa, muy sencilla, muy agradable. Yo creo que esa es su mayor virtud: el no perder la sencillez y recordar siempre de dónde salió”.
Días después del fallecimiento de Sergio, su hijo Guido, subió una fotografía de su padre sonriendo mientras estaba trabajando en el taller mecánico, con una herramienta en la mano. “Volá alto viejito”, fue lo que escribió el joven.
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“Yo tenía la idea de hacer música, pero me faltaba el poder de decisión. Siempre, desde chiquita, era de hacerme shows en la cocina, pero nunca entendía dónde quería llegar, no lo tenía muy en claro. Y cuando empecé la secundaria en una escuela de arte, todas esas ideas las comencé a desarrollar: el teatro, la imagen, la música. Tenía tantas ideas pero muy poca seguridad en mí misma de decir: ‘Wow, puedo llegar a hacer esto’. Y además yo disociaba mucho a los artistas, los veía como dioses, no como personas. Y ese fue mi primer error porque entonces yo, al ser persona y no ser como los artistas que veía en la tele, decía: ‘Nunca voy a poder ser eso’”, contó Nicole sobre sus orígenes en la música en un encuentro con Julieta Venegas, producido por Infobae.
“Cuando empecé a crecer, todo empezó por las competencias de freestyle, muchos amigos iban a competir y yo no solo veía el nivel que había, sino que veía la paciencia que tenían. Y en un punto, dedicarse a algo es ser paciente, meterle. No pasa todo de un día para el otro. A los 17 años empecé a hacer música con amigos, disfrutando el momento, no proyectando nada. Hasta que dije: ‘Quiero hacer una canción sola, quiero tener mi canal de YouTube’, e hice mi canal con veinte suscriptores, que eran mi familia y amigos (risas). Y ahí saqué mi primera canción, que empezó a tener un reconocimiento no solo de la gente de Rosario -yo soy de Rosario, pero la gente a veces piensa que soy de Buenos Aires-. Y noté que era súper genuino, no era de compromiso. Veía que a la gente realmente le gustaba y yo decía: ‘Algo está pasando con esto’. Ahí nació todo y fue una locura para mí, obviamente. Grababa con el teléfono de mi mamá una nota de voz y con mi celu, una pista de YouTube. Esos eran mis temas, imaginate. Yo decía: ‘Si realmente la gente los escucha y les gusta, tiene que ser un milagro’”.