Elena Roger vuelve a su primer protagónico y reflexiona sobre el paso del tiempo: “En este momento de mi vida me permito jugar”

Luego del éxito de Piaf, la actriz reestrenó Mina…che cosa sei?!?, la obra que en 2003 impulsó definitivamente su carrera. En diálogo con Teleshow, habla de su fascinación por la diva italiana Mina Mazzini, de su batalla contra la nostalgia y del desafío de visitar el pasado con las herramientas del presente

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Elena Roger en las butacas
Elena Roger en las butacas del Teatro El Nacional, donde cada noche personifica su versión libre de Mina Mazzini (Gustavo Gavotti)

Elena Roger asoma desde el lateral del escenario del Teatro El Nacional, saluda al equipo de Teleshow e invita a recorrer un poco de su historia. El presente, claro, que se reinventa en cada función de Mina...che cosa sei?!?, la obra inspirada en la cantante italiana Mina Mazzini; pero también el pasado de una carrera en permanente ascenso y un futuro siempre intrépido que evalúa a cada paso. La vida de Edith Piaf, las canciones de Astor Piazzolla con el grupo Escalandrum, la misteriosa Laurent Gerard del thriller político La mente del poder resaltan en el currículum de su último año, y reflejan apenas una muestra de su capacidad artística.

Estrenada originalmente en este mismo teatro en 2003, Mina... fue su primer protagónico en los musicales, el trampolín para convertirse en la estrella de Londres y Broadway. Pero detrás de las marqeusinas de neón hay una historia que conecta con sus raíces más profundas. Una fascinación por la música italiana que explica a partir de su abuela materna, el descubrimiento de Mina gracias a Valeria Ambrosio, coautora y directora de la obra, y la necesidad de ser ella misma quien escribiera su primer protagónico. O, en otras palabras, que sentenciara su propio destino.

Elena cayó rendida ante ese material que oscilaba entre canciones livianas, playeras, “bien de San Remo”, con melodías y líricas más densas y profundas en clave de blues. Y también con esa artista que a lo Greta Garbo eligió ocultarse en el punto más alto de su exposición. Cansada de las críticas, de la mirada ajena, del juicio sobre su vida privada, se recluyó en su casa de Suiza, pero nunca dejó de hacer canciones.

Elena Roger y Diego Reinhold,
Elena Roger y Diego Reinhold, una dupla encantadora en escena (Alejandro Palacios)

“Yo empecé mi carrera haciendo más payasadas que otra cosa”, dice Elena a la hora de explicar por qué decidió volver a encarar a Mina, una obra que va a definir como “lúdica” a lo largo de esta entrevista. Después de dos años de Piaf, con la carga dramática de la diva de la chanson, el escenario le pedía otra cosa. Y también se lo exigía la Elena de civil, que sufría los embates de la vida. “En los últimos dos años perdí a mi mamá y a mi papá y eso realmente me pegó muchísimo. Entonces sentí que entre tanto drama, tanto llanto, ese período tan denso y oscuro, necesitaba un poco de luz”.

La génesis de la obra se remonta a cuando Eugenio Scavo le propuso montar un espectáculo solista en el British Art Center. Se le apareció Mina, aquella charla con Ambrosio y en modo brainstorming empezaron a darle forma a la historia. Sumaron a Gaby Goldman en la dirección musical y asomó un partenaire, que adoptó la fisonomía ideal para Diego Reinhold, por entonces su compañero en Jazz, swing, tap. De alguna manera, aquella mujer que se acercaba a los 30, que había pasado por musicales emblemáticos como La bella y la bestia, Los Miserables o Fiebre de sábado por la noche, se sentía preparada para que la luz cenital se pose definitivamente sobre ella.

“Yo estaba en la búsqueda de un rol protagónico y sabía que era yo quien tenía que hacerlo porque no iba a venir de afuera”, dice, y entre la filosofía punk del hágalo usted mismo y el encanto del teatro off le fueron dando vida a la obra que sentó las bases de su gen actoral. Elena canta, con esa voz que interpela y conmueve. Elena actúa a través de sus gestos, sus miradas, su recorrido. Elena se transforma, desde lo más alto del escenario hasta recostarse en el suelo o desaparecer. Elena vuela, impulsada desde una hamaca hacia las marquesinas del mundo.

Elena Roger, reflexiva durante la
Elena Roger, reflexiva durante la charla con Teleshow (Gustavo Gavotti)

El video llegó a Alejandro Romay, que se entusiasmó y les abrió las puertas de El Nacional. Mina...che cosa sei?!? se estrenó un 8 de diciembre de 2003, que Elena recuerda lluvioso, como la tarde de este viernes en Buenos Aires, horas antes de salir a escena. Claro que los nervios que sentía en aquel debut poco tienen que ver con la artista aplomada del hoy. “Estaba llena la sala, hicimos el espectáculo y todo el mundo nos aplaudió de pie. No lo podíamos creer”, admite con una sonrisa que refleja sus palabras. Desde entonces, su conexión con el público -y con el género musical, y con las mujeres que hicieron historia- se fue dando casi de manera natural, hasta convertirse en una figura internacional.

Elena encontró en Mina -la obra y acaso también, en la artista-, el refugio necesario para este momento de su vida. Con producción de Adrián Suar y Preludio, se estrenó en noviembre en el Lola Membrives, por cinco semanas y debido a la respuesta del público, agregaron funciones en un hueco que apareció en El Nacional. Allí estarán hasta el 9 de marzo, cuando Mina... agarre la ruta para salir de gira. A las fechas confirmadas para el 21, 22 y 23 de marzo en el teatro Astengo de Rosario, asoman abril en el Coliseo Podestá de La Plata; mayo en Mar del Plata, Santa Fe, Tucumán y Córdoba y junio en Bahía Blanca y sus deseos de llevarla a Uruguay y Chile. Y sabe, avalada por la historia, que para Mina, y para Elena Roger, no hay misiones imposibles.

—¿Qué sentiste cuando volviste a interpretar a Mina, aquel personaje iniciático, ya con este camino recorrido?

—Después de haber aprendido tanto, disfruto mucho más salir a escena porque no tengo una presión de si a la gente le va a gustar o no. Ya sé que es un espectáculo bello, y que es lo que es; no tiene la profundidad o el dramatismo de Piaf, y no es lo que quiero brindar en este momento. Y me siento muy tranquila porque tengo la experiencia de haber hecho todas estas obras, de haber adquirido conocimiento y entrenamiento para poder cantar una hora y cuarto sin problemas, cuando antes me preguntaba si podía llegar al final. Ahora reconozco cuando es un cansancio vocal, cuando es un cansancio físico, cuando hay un moco dando vueltas.

Elena Roger vuelve a interpretar
Elena Roger vuelve a interpretar a Mina a más de 20 años de su estreno. En el madio, fue Eva Perón, Edith Piaf y brilló en los mejores escenarios del mundo (Gustavo Gavotti)

—¿Cómo abordaron la obra 20 años después?

—La idea era hacerla igual y la estructura es exactamente la misma. Agregamos un dúo con Diego y un baile de zapateo americano, que no quiero decir que es naif, pero sí es lúdico, como el espectáculo, que hasta podría decir que es familiar. Lo podría disfrutar un montón la niñez, porque hay algo de magia. Por supuesto que cuando uno lo empieza a transitar, algunas cosas se modifican. La idea de que Diego hable por el celular no estaba, quizás antes yo era un poco más miedosa en improvisar algo y ahora no tanto. Jugamos un poco más en algunas situaciones, y buscamos que todo tenga un porqué.

—¿Cómo fue el reencuentro con el equipo original?

—Me gusta mucho la idea de valorar las relaciones y para mí es importante compartir el escenario con amigos. Hacía mucho que no hablábamos y el reencuentro fue muy hermoso. La obra es un juego, y yo me quiero permitir jugar en este momento de mi vida, y creo que mucha gente pueda estar en la misma sintonía. Es un color más que se ofrece en la cartelera porteña.

—La obra habla a través de las canciones y son todas en italiano. ¿Consideraron la posibilidad de traducirlas o de hacerla más dialogada?

—En un momento se consideró poner subtítulos, como hacen en las óperas, pero eso significa que la gente empiece a leer lo que estamos diciendo y deje de ver el espectáculo. Y no sentimos que sea tan necesario que se entienda lo que estamos diciendo. En Inglaterra, vi un montón de teatro que no entendía nada y me maravillaba simplemente el hecho de estar ahí. Y siento que este espectáculo también brinda eso. Además, no es la vida de Mina ni es a Mina a quien estoy representando, sino que Mina podríamos ser todas las mujeres que nos pasan las mismas cosas en lo cotidiano. Que ya hace muchos años que no existe este tipo de mujer que sufre porque el marido la engaña. O que tiene que estar con él porque son las reglas del juego. Es todo lo que ella abordó, todo este repertorio, que tiene toda esa parte bien arriba y otra mucho más profunda. Que empieza y termina cantando en el mismo lugar, y el público puede imaginarse lo que sea adentro de este escenario, que a su vez muestra tantos escenarios posibles de la vida de una persona.

Mina Mazzini, diva de la
Mina Mazzini, diva de la canción italiana

—¿Cuánto te atrapó de su figura el hecho de haberse retirado de la exposición pública en el momento de mayor popularidad?

Lo que me atrapó, primero, fue la música, la variedad del repertorio. Después, cuando lo empecé a cantar, me di cuenta lo increíble que es vocalmente. Y a lo largo de los años, a medida que crecía mi carrera, vi el coraje, la valentía y lo vanguardista que fue siempre, al punto de retirarse cuando ya no se sintió cómoda mostrándose en público y con el periodismo y se recluyó sin dejar de hacer lo que a ella le había gustado hacer en su vida, que era cantar. Y siguió otorgando música sin esperar ninguna retribución, ni siquiera un aplauso. Y eso para mí la hace más increíble todavía. Por eso me gusta honrarla simplemente subiendo al escenario, cantando sus canciones y que la gente se pregunte: “¿quién es esta Mina?” Y que la busque en Spotify, porque tiene 84 años y sacó un disco el año pasado.

—¿Vos cómo te llevás con la exposición pública?

—Soy una persona que no quiere estar todo el tiempo exponiéndose. No pongo en redes lo que hago o dejo de hacer, si estoy en el supermercado o donde sea. Solamente comunico qué hago artísticamente en mi vida. También entiendo que no tengo una popularidad que me abrume. Yo no sé qué significaría ser Tini o Lali, que no te dejen caminar porque quieren un autógrafo o una foto tuya, porque nunca me pasó. Camino por mi barrio y capaz que alguno muy respetuosamente se acerca, me saluda. Debe haber sido muy abrumador para Mina, y hay una situación también de que empiezan a juzgarte por lo que hacés con tu vida. Ella había tenido un hijo soltera y fue muy juzgada por eso. ¿Dónde está el límite entre lo público y lo privado? Yo creo que eso fue lo que a ella la abrumó y dijo basta.

Gaby Goldman, Elena Roger, Diego
Gaby Goldman, Elena Roger, Diego Reinhold y Valeria Ambrosio, el equipo de Mina…che cosa sei?!? (Gentileza Prensa)

—¿Vos siempre fuiste así de reservada o es algo que construíste durante tu carrera?

—¡Siempre! De hecho, no me gustaba mucho dar entrevistas, decía que solo quería subirme al escenario y no entendía mucho por qué tenía que hablar. Después, por supuesto, empecé a entender que estaba bueno decir, y que a la gente también le gustaba conocerme en lo artístico y en los pensamientos. Me amigué un poco con eso y ya no me molesta.

—Contaste que en este tiempo intentaron contactar a Mina. ¿Esperás algún tipo de devolución?

—Respeto muchísimo su estar recluida y no necesito que me venga a decir “qué bien que cantás mis canciones”. Sí me encantaría escribirle una carta de agradecimiento, pero no quiero molestarla de ninguna manera, porque sé que también a veces una puede perturbar. Yo elegí hacerle un homenaje.

—Entre Piaf y Mina se te vio cantando Piazzolla con Escalandrum y como Laurent Gerard en la serie La mente del poder. ¿Cómo definís qué faceta artística abordar?

—Hay cosas que vienen y se les dice que sí o que no. Y hay cosas que se buscan, como fue lo de Piazzolla, que tenía muchas ganas de hacerlo. Porque yo admiraba al grupo de jazz Escalandrum y me gustaba mucho la música de Piazzolla y sentía que tenía que abordarla con estos músicos, que lo hacen con un sonido distinto, pero con una gran fuerza musical como la tenía Piazzolla.

Mina... estará hasta el 9
Mina... estará hasta el 9 de marzo en El Nacional y luego girará por el país (Alejandro Palacios)

—¿Y con las ficciones?

—Ahí me tiene que gustar el personaje, porque nunca sabés cómo va a terminar el proyecto. En el caso de La mente del poder, me pareció que estaba bueno ese desafío de que fuera una extranjera que pareciera una cosa y de repente se convirtiera en otra. Me gusta jugar con esos márgenes.

—¿Costó abandonar Piaf? Hablo no solo del espectáculo, sino también del personaje.

Piaf es algo tan especial que no sé si voy a tener la posibilidad de volver a hacer algo de tanto nivel. Me refiero una actuación tan integral, donde la música sea tan orgánica, con la puesta de una persona como Jamie Lloyd, que es uno de los grandes directores de Inglaterra del momento, con una iluminación increíble. Ojalá pueda volver a hacer algo parecido. Y si no, volveré a repetir Piaf, porque creo que tengo unos cuantos años por delante para poder seguir haciéndolo.

—En octubre cumpliste 50 años, volviste a hacer Mina después de 20... ¿Cómo te llevás con la nostalgia y el paso del tiempo?

—Me llevo malísimo, por eso hago Mina... Porque estoy pasando una etapa de mi vida donde hay una gran cantidad de balances que son todos positivos. Pero también ha pasado la vida y la verdad es que siento mucha nostalgia de haber perdido a mis padres, de que los chicos ya estén un poco más grandes, de que tenga 50 años y me pregunte “¿qué pasó que tengo 50 años?”. Hacer un balance es hermoso porque no me puedo quejar absolutamente de nada, ni siquiera de la muerte de mis padres, porque ya eran grandes y les tocaba, aunque hubiese preferido que vivieran diez años más. Pero empieza una segunda etapa de mi vida y hay que ver cómo la vivo.

—Pero debe ser una linda sensación mirar hacia atrás y encontrar ese balance positivo.

—Sí. Pero soy muy nostálgica, y estoy tratando de que de ahora en más se vaya la nostalgia, porque si no, no sé cómo se hace para vivir. No se puede pensar todo el tiempo en el pasado. Hay que construir el futuro y, sobre todo, el presente, que es lo más importante porque es lo único que sabemos que existe.