El peluquero Miguel Romano deja su maison de Barrio Norte después de 45 años: quién lo sucederá y la remodelación

Adiós a una era: a partir que fue alquilada, la mítica casona adquirió otro estilo. El destino que tendrán los sillones animal print y las distintivas gigantografías de Susana Giménez y Graciela Borges de la puerta

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Paola, la hija de Miguel Romano, enumera los objetos que se llevaron de la Maison a su chacra en Ingeniero Maschwitz cuando la peluquería cambió de manos

En la paz de las diez hectáreas de su chacra de Ingeniero Maschwitz, rodeado de gallinas, perros y caballos, Miguel Romano disfruta de una pausa en su incesante carrera. A sus 90 años, el legendario peluquero de las estrellas ha decidido dar un paso al costado, aunque sin abandonar por completo su pasión. “Voy a seguir un poco más después del verano”, confiesa, con esa energía intacta que lo convirtió en el estilista predilecto de las grandes divas.

En el living y la galería de su casa de campo se amontonan sillones tapizados con animal print, exhibidores, cuadros, sillas y otros elementos de peluquería y las enormes fotografías de Susana Giménez y Graciela Borges que adornaban el ingreso al salón del pasaje Anasagasti 2061, que abrió hace 45 años en Barrio Norte, a media cuadra de la avenida Santa Fe. Muchos de esos elementos, cuenta Paola, su hija, serán subastados próximamente.

Los sillones tapizados con animal
Los sillones tapizados con animal print y los cuadros, en el living de la chacra de Romano en Ingeniero Maschwitz
La galería de la chacra
La galería de la chacra con objetos que pertenecieron a la Maison y serán subastados

Con ese retiro parcial llegó también la decisión de dejar la Maison, aunque no vendió la magnífica casona.“Me convenía más alquilarla que seguir con todos los empleados y las responsabilidades”, explica el legendario peluquero. Así, el salón seguirá en pie, transformado y modernizado bajo la dirección de su nuevo dueño, el peluquero Cristian Rey, que ya abrió la Maison con su nombre.

Romano todavía no vio las remodelaciones de su peluquería. Pero intuye sin titubear: “Yo decoro de una manera y él decora de otra. Es más moderno que yo, que me quedé en antiguo entonces. De todos modos, a mí me gusta más lo pasado que lo actual

Miguel Romano, su esposa Mercedes
Miguel Romano, su esposa Mercedes López Paredes (que falleció en 2024) y su hija Paola

Pero no es solo la edad lo que lo llevó a esta decisión. Hace siete meses, en junio de 2024 y luego de 67 años juntos, la muerte de su esposa, la española Mercedes López Paredes, dejó un vacío irremplazable en su vida y en su negocio. “Ella manejaba todo”, admite con tristeza. De repente, la peluquería que fue su reino durante décadas, la que albergó a figuras como las mencionadas Susana Giménez y Graciela Borges, pero también Moria Casán, Nacha Guevara y las figuras internacionales como Sophia Loren y Freddy Mercury, se quedó sin alma.

Luego de quedar viudo, Romano viajó a España junto a su hija y dejó los restos de su esposa en Toledo, la tierra natal de Mercedes. Ahí comenzaron sus problemas de salud. El 26 de octubre, cuando regresó al país, debieron bajarlo del avión en silla de ruedas, según le contó su hija a Infobae. Y a los dos días tuvo una primera internación por una arritmia y la acumulación de líquido en un pulmón.

El 5 de diciembre, la salud le volvió a jugar una mala pasada y debió ser internado en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires luego de sufrir una insuficiencia cardíaca y una arritmia con fibrilación auricular, de las que se recuperó.

Miguel Romano y su sucesor
Miguel Romano y su sucesor en la Maison, Cristian Rey

Nuevas tijeras

Ahora, la peluquería está alquilada y en manos de Cristian Rey, un joven talentoso que Paola, la hija de Romano, eligió para continuar con el legado. “Es como papá, alguien que se hizo de abajo, que tiene a todos sus hermanos trabajando con él, en familia. Y que además, por supuesto, es talentoso”, señala la hija de el Cóndor, como apodan a Romano.

Rey, de 43 años, es bien conocido en el mundo de las tijeras, las tinturas y los secadores de pelo. “Nací en Del Viso, zona norte. Somos ocho hermanos, papá, mamá, de clase muy baja", cuenta, recordando sus orígenes con orgullo. Su historia con la peluquería empezó cuando era apenas un adolescente. “Siempre me gustó la parte de cambios de imagen. A los 15 años le hacía el color a mi mamá y peinaba a mis hermanos”. Ese talento autodidacta lo llevó a formarse con Azucena Cicarelli, su primera gran maestra, y más tarde a trabajar con figuras del estilismo como Roberto Giordano y Javier Luna. “Hace 25 años que me dedico a esto”, afirma, con la seguridad de quien ha recorrido un largo camino.

Así remodeló Cristian Rey la peluquería de Romano (@natyromanok)

A los 24 años, en 2004, abrió su primer local en Palermo Hollywood, un espacio de 80 metros cuadrados en una antigua casa chorizo. “Era mi primer lugar propio, y ahí empecé a desarrollar mi parte artística”, recuerda. Su gran oportunidad llegó cuando Juanito Belmonte y Enrique Pinti lo apadrinaron como el nuevo talento de la peluquería. Desde entonces, el teléfono no dejó de sonar. “Peiné a Julieta Nair Calvo, Griselda Siciliani, Graciela Alfano, Nazarena Vélez, Mariana Genesio, Marta Fort, Marina Calabró, Barbie Simmons, Celina Rucci. Y después llegaron más. Empecé a viajar con Alessandra Rampolla, me llevó a Miami, Nueva York, Colombia, Puerto Rico. Atendí a los Tevez en Marbella, a Black Sabbath. Fue una locura".

En 2024, su reconocimiento de toda la vida por Miguel Romano lo llevó a dar un paso clave. “Yo buscaba una casona más grande y vi que la de Miguel estaba en alquiler. Siempre lo admiré, desde chico decía ‘quiero ser como él’”. Una amiga en común lo conectó con Paola Romano, hija de Miguel, y finalmente se conocieron. “Cuando nos vimos, hablamos un montón. Yo no tomé posesión de su peluquería, sino que en maison va a funcionar ADN Concept. Miguel está en su etapa de retirarse, como lo comentó en varias notas. Así que cuando vinimos a ver el local le ofrecí la posibilidad de tener un espacio acá para cada vez que quiera atender a sus clientas, como para que su retiro sea a su ritmo, paulatino. Es un reconocimiento. Me gustaría que, cuando yo sea grande, alguien hiciera lo mismo por mí“.

Para la remodelación, el estilista contó con los arquitectos Pablo Amoida y Damián Fischer. “Cuando ingrese por primera vez todo lo dominaba una alfombra rojo casino, que levantamos, y un estilo muy glam de las décadas del 70 y 80. Junto al estudio de arquitectura Kraft reformamos la maison, hicimos que convivan algunos de esos ítems, como la marmolería, pero predomina el minimalismo. Daniela Urzi, que es interiorista, también brindó varias ideas y ahora predominan las líneas limpias, el porcelanato, los metales y los tonos beige. Las arañas fueron reemplazadas en su mayoría por leds. Hay mucho verde, y el frente quedó en colores tiza y beige, pero sin las iniciales como tenía antes, porque nos gusta un estilo más limpio. La obra nos llevó dos meses y medio. Trabajamos de 7 de la mañana a 2 de la madrugada. Todos los días yo venía antes de abrir el otro local y volvía al cerrarlo”, explica Rey.

La semana próxima, la top model internacional Daniela Urzi hará una producción para ser la imagen del local de Rey.

¿Un sueño de Rey? Si: peinar a Susana Giménez allí donde durante años lo hizo Romano. “Susana tiene historia en este lugar. Sería el cierre perfecto”, concluye.

Cristian Rey
Cristian Rey
Así luce hoy lo que
Así luce hoy lo que era la peluquería de Miguel Romano: muchos espejos y adiós al animal print
El hogar y la famosa
El hogar y la famosa escalera que lleva al segundo piso, donde Romano atendía a divas como Susana, Nacha y Graciela Borges

El refugio de Maschwitz

Desde que dejó la peluquería, el refugio de Miguel Romano es su casa en Maschwitz. Allí se siente en paz, lejos del vértigo de la ciudad. “No tiene muchas ganas de volver a la Capital”, confiesa Paola, su hija y mano derecha en los negocios. La vida en el campo lo relaja, aunque reconoce que no puede estar demasiado tiempo sin trabajar.Me siento mal, me siento aburrido sin hacer nada", dice, con la voz cargada de nostalgia. Y continúa: “Estoy solo en mi casa con Paola y no sé dónde están ni las luces para apagar y encenderla. ¿Te das cuenta? Recién me senté en la mesa y dije, ¿Y la luz? No sé, porque siempre tengo gente que trabaja acá”. Según su hija, son apenas dos personas “y un tractorcito” lo que ayuda a las tareas rurales en Maschwitz, que según cuenta “es parte de un mundo que la gente desconoce de mi papá, pero a él le encanta estar con las gallinas, con las plantas, sembrando”.

A pesar de su retiro parcial, Romano sigue ligado a su clientela de siempre. “Toda mi clientela está acá: Nacha, Moria, Graciela... Son todas mis figuras”, afirma con orgullo. A las versiones sobre un distanciamiento con su gran musa, Susana, las desmiente: “¿Cómo no me voy a hablar con ella? Yo estoy bien con Susana. Lo que no puedo hacer, por una cuestión de edad, es ir a Punta del Este para atenderla. Y ella está casi radicada allá en Uruguay”.

No es un adiós definitivo. En marzo, cuando la Legislatura porteña le entregue una distinción por su trayectoria, tiene pensado volver a trabajar, siempre en el mismo segundo piso de la Maison, donde atendió a sus divas y clientas, aunque con una rutina mucho más relajada.

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