Andrés Calamaro y Natalí Franco se casaron de la misma manera en la que eligieron vivir su amor: sin grandes estridencias, como si fuera un tesoro que solo comparten en la intimidad. Así, al pasar, anunciaron hace dos semanas su compromiso formal, cuando la modelo mostró dos anillos entrelazados como indicio único pero suficiente. Y esta mañana cumplieron con lo prometido.
La pareja dio el sí en el registro civil de la calle Beruti, en la ciudad de Buenos Aires. Con un atuendo veraniego, acorde al calor de estos días porteños apenas matizados por la llovizna matinal, y ante un puñado de testigos. De excelente humor y sonriente ante las cámaras, Andrés optó por una chomba azul oscuro y pantalones largos a tono y zapatillas blancas. En sus manos, una campera de jean azul y una gorra con visera. Y en sus ojos, sus clásicos lentes oscuros.
En tanto, Natalí fue por algo un poco más formal, pero de marcado estilo moderno. Un blazer y bermudas de color marrón claro, combinados con remera y zapatillas blancas. Como accesorios, llevó anteojos de sol y un bolso negro de formato compacto, con una llamativa cuerda naranja que contrasta con el resto de su atuendo. Entre los exclusivos invitados, estuvo Javier Calamaro, hermano del novio y también músico, quien arribó con su esposa, Paola Montes de Oca.
Del ambiente artístico dieron el presente sus históricos compañeros en Los Abuelos de la Nada Daniel Melingo y Cachorro López, el líder de los Ratones Paranoicos, Juanse con su esposa Julieta, y el rapero Dillom, con quien recientemente grabó una colaboración. También se acercó Ricardo Enrique Bochini, ídolo de Independiente, el club del que El Salmón es fanático.
Dentro del recinto, todo fue en buen clima, acorde al momento que estaban viviendo. Siempre sonrientes, firmaron los respectivos compromisos ante el juez de paz que veía como se llevaba una linda anécdota para contar. Una vez que cumplieron el trámite, salieron libreta en mano y recibieron la lluvia de arroz propia de estas ocasiones. También las preguntas de la prensa, que montaba guardia sobre la calle Beruti, pero eligieron no hacer declaraciones y se subieron a una camioneta para festejar con sus íntimos. El contingente cruzó la ciudad y se dirigió a un bodegón ubicado en el barrio de Parque Patricios, para seguir con los brindis. Aunque en todo momento, un detalle llamó la atención: la ausencia de Charo, la hija de Andrés y Julieta Cardinali, quien recientemente cumplió 18 años.
Con este paso en el plano personal, Calamaro acompaña un excelente momento profesional, que lo tiene girando con el mundo con su espectáculo Agenda 1999, anclado en sus turbulentos e hipercreativos años de fin de siglo. Y como sucede en las mejores historias, el vínculo amoroso le llegó en un momento inesperado y en un contexto cargado de obstáculos, a contramano, como reivindicó haber vivido su vida salmónica.
En una entrevista con Jorge Lanata para Radio Mitre, el músico recordó los días oscuros que precedieron a este amor. “Cuando cumplí 60 me encontré solo, sin amor y sin amigos”, reveló, al reflejar una vida marcada por la pandemia de coronavirus, la pérdida de su madre a los 100 años y una parálisis facial que lo obligó a replantear sus prioridades. Mientras tanto, las palabras de su psiquiatra trataban de llevar algo de calma al momento que se estaba viviendo: “Tranquilo, Andrés, a los 60, aunque estés rodeado, todo el mundo se siente solo”, repetía el profesional.
Por su parte, la flamante esposa cultivó un bajo perfil. Nacida en La Para, una pequeña localidad cordobesa, Natalí supo construir un camino que la llevó de las pasarelas como modelo hasta el ámbito profesional como martillera y corredora pública, tras graduarse en la Universidad Tecnológica Nacional. Con tres hijos fruto de una relación anterior que concluyó en 2018, la joven dejó su provincia natal para establecerse en Buenos Aires, donde, sin saberlo, el destino la uniría al legendario artista.
Y citando a Andrelo... ¿alguien es capaz de escribir la historia de lo que pudo haber sido?. Quizás sea la propia realidad. Los mundos se unieron el 22 de agosto de 2022. “Conocí a mi novia el día que cumplí 61 años. Fue como un reseteo”, contó con un dejo de nostalgia y esperanza. Este encuentro inesperado se convirtió en un refugio emocional y físico, ayudándolo a superar los dolores y la soledad que lo aquejaban. “El amor me hizo bien, en un momento en que la soledad es una virtud de almas exquisitas. Pero la realidad pudo conmigo”, reflexionó. Pasaron dos años y medio y ese reseteo lo encuentra en el punto más alto. Quitándose el arroz de su eterno pelo enrulado. Y disfrutando del amor después de los amores y de las tormentas.
Los invitados famosos al casamiento de Andrés Calamaro
Fotos: RS Fotos