La Patagonia, ese rincón del mundo donde la naturaleza despliega su grandeza con una intensidad que abruma, recibió a Carys y Dylan Douglas en un viaje que marcó la transición del 2024 al 2025. Los hijos de Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones, una de las parejas más icónicas de Hollywood, decidieron dejar atrás los flashes para aventurarse en los paisajes indómitos del sur argentino. Entre glaciares, montañas y valles que parecen eternos, vivieron una experiencia que, según sus propias palabras, los conectó con lo esencial de la vida.
El Parque Nacional Los Glaciares, en Santa Cruz, fue el punto de partida de su aventura. Allí, rodeados por el imponente Perito Moreno y los majestuosos cerros Fitz Roy y Torre, Carys y Dylan se sumergieron en un escenario donde el tiempo parece haberse detenido. Los jóvenes, acostumbrados a los lujos de la industria del entretenimiento, eligieron un itinerario de trekking y exploración, enfrentándose al desafío de recorrer alrededor de 160 kilómetros entre senderos y montañas.
“100 millas en la Patagonia”, escribió Carys, de 21 años, en su cuenta de Instagram, donde compartió fotografías que capturan la inmensidad del paisaje: lagos de un azul casi irreal, montañas cubiertas de nieve y cielos infinitos que parecen tocados por los dioses. Los comentarios no tardaron en llegar. “El Chaltén, el mejor lugar de la tierra”, escribió un seguidor, mientras otro los llamó “mis viajeros del mundo”.
Tras días de caminatas intensas, el viaje continuó hasta que arribaron a Ushuaia, conocida como la ciudad más austral del mundo. Allí, exploraron sus alrededores, convivieron con la gente del lugar y celebraron el Año Nuevo con una bebida en la cima de una montaña. Una fotografía de ese momento, con copas alzadas y rostros iluminados por la felicidad, se convirtió en una de las más comentadas por sus seguidores. “¡PODEROSO! Esa es una manera increíble de empezar el ’25. Te quiero”, comentó su hermano mayor, Cameron Douglas, al ver las postales del inolvidable brindis.
La relación entre Dylan y Carys refleja una conexión más allá de los lazos familiares. Ambos comparten la pasión por explorar el mundo y por construir sus propios caminos lejos de las sombras de sus célebres padres. Formados en la Universidad de Brown, Dylan, de 24 años, se graduó en Ciencias Políticas en 2022 y pronto se adentró en el mundo de la comunicación política. Tras trabajar en campañas electorales, lanzó su propio programa radial en SiriusXM, titulado Young American with Dylan, donde aborda temas sociales y políticos con un enfoque dirigido a la Generación Z.
En una entrevista para FAULT Magazine, Dylan explicó qué lo motivó a ocupar un rol público: “El costo era muy alto, y eso fue lo que me motivó. Sentí que estábamos dando la espalda a todo lo que hace especial a Estados Unidos. La retórica y algunas de las políticas que se planteaban... No podía creer que eso representara quiénes somos como nación”.
Por su parte, Carys, quien aún cursa sus estudios en Brown, comenzó a dejar su huella en la industria del entretenimiento. Trabajó como asistente de dirección en producciones independientes como August y The Holy Devil, y en 2024 protagonizó el cortometraje Shell, donde interpretó a una artista que enfrenta un bloqueo creativo y encuentra inspiración en sus sueños.
La joven también destacó en el mundo de la moda, un ámbito en el que sigue los pasos de su madre, Catherine Zeta-Jones. Desde su aparición en la portada de Town & Country en 2018, cuando apenas tenía 15 años, hasta su paso por la alfombra roja del Festival de Cannes, Carys consolidó su estilo y su presencia. Sin embargo, también reflexionó sobre los desafíos de crecer en una familia famosa: “Hay una presión constante por demostrar quién eres realmente, lejos de los prejuicios que acompañan un apellido como el nuestro”.
Más allá de las imágenes idílicas y los comentarios de admiración que despertaron sus publicaciones, la experiencia de Carys y Dylan en la Patagonia tiene un significado más profundo. Para ellos, fue un reencuentro con la naturaleza y con su propia esencia. En un mundo que los observa bajo el prisma de la fama, encontraron en el sur argentino un espacio para respirar, reflexionar y reconectar.
Mientras el viento de Ushuaia y las montañas de El Chaltén tallaban su historia, los hermanos dejaron claro que el legado Douglas-Zeta-Jones no solo se mide en éxitos artísticos, sino también en su capacidad de apreciar la belleza del mundo y construir sus propias historias.
Con cada paso dado en la nieve, cada brindis bajo el cielo patagónico y cada fotografía compartida, Dylan y Carys recuerdan que la verdadera riqueza está en las experiencias que se viven y en los lazos que se fortalecen. En su viaje por la Patagonia, no solo exploraron uno de los rincones más bellos del planeta, sino que también reafirmaron su propia identidad, lejos de los reflectores y cerca de lo esencial. Y el sur del mundo siempre será testigo de su historia.