“Estoy espléndido, rodeado de mi familia en un jardín en Solanas. Aunque camino con bastón por un esguince, mi humor está bárbaro”, afirma Carlos Perciavalle con una energía contagiosa. Desde Punta del Este, el legendario actor y humorista uruguayo, nominado como el “rey del café-concert”, comparte su entusiasmo por el debut de su nuevo espectáculo, Perciavalle para reír, el 7 de enero en el teatro Pueblo Narakán.
El actor habla con Teleshow desde la casa de sus hermanas en Solanas. Se llaman Graciela y Toti. “Las dos son buenísimas, Graciela tiene ojos verdes y Toti celestes. Y en este momento la están llevando a que se haga una siesta, porque la siesta es lo más reparador a todas las edades.
–¿Vos dormís siesta?
– Por supuesto. Cuando termine esta conversación y vaya para casa un ratito, voy a dormir aunque sea 40 minutos. Mi abuela, que vivió hasta los 98, hacía siempre siesta después del almuerzo.
A sus 82 años, Perciavalle no solo celebrará su trayectoria, sino también su resiliencia frente a los desafíos personales y profesionales. “Este año fui viudo y divorciado (Nota: en septiembre murió su ex pareja, Miguel Bermúdez; y se separó de Jimmy Castilhos luego de 4 meses de matrimonio), pero estoy feliz de la vida. Es cuestión de enfocarse en lo que uno tiene y no en lo que falta”, reflexiona, mientras asegura que su público sigue siendo su motor principal.
Además, está entusiasmado por lo que promete ser un verano multitudinario. “La temporada en Punta del Este será histórica, y eso me llena de ilusión. ¡Es una locura! Nunca vi tanta gente. No hay un hotel, ni un lugar libre. Todo está lleno, desde Piriápolis hasta las playas de Rocha. Lo más impresionante es que, por primera vez, Punta del Este está más barato que Buenos Aires. Eso atrajo un aluvión de argentinos, chilenos, brasileros y uruguayos.
– ¿Creés que esta afluencia marca un cambio?
– Sin dudas. Punta del Este siempre fue un lugar especial, pero este año se siente diferente. Hay entusiasmo, hay ganas de disfrutar. Incluso con la situación económica complicada en muchos lugares, acá la gente viene y encuentra una propuesta diversa y accesible.
– ¿Qué lo hace tan especial?
– Punta del Este tiene un magnetismo único. Es hermoso, pero también tiene opciones para todos. Además, con el ánimo de la gente y el clima de este año, te repito: será una temporada histórica.
– ¿Cómo será el espectáculo que vas a presentar esta temporada?
– Voy a cantar “Resistiré”, aunque todavía no sé la letra, pero prometo cantarla bien. También incluiré canciones de María Elena Walsh y escenas de obras como “La jaula de las locas” y “Cabaret”. Además, voy a contar aventuras mías por el mundo, y habrá un invitado especial: Gerardo Romano. Vamos a hacer algo juntos, aunque aún estamos resolviendo qué exactamente. Mi principal objetivo es que la gente se relaje, se ría y lo pase bien. Me gusta que el público salga feliz y liviano. El lugar es único, tiene un ambiente increíble, y algo importante: no estás obligado a consumir nada. Con la entrada ya podés disfrutar del show completo.
– Vas a cantar canciones de María Elena Walsh, como en tus primeras giras con China Zorrilla ¿Qué significa eso para vos?
– Muchísimo. María Elena tiene una magia especial. En mis primeras giras con la China cantábamos “Canciones para mirar”, y después hicimos “El diario de Adán y Eva”. En el show voy a incluir algunas de esas canciones y otras de obras que hice a lo largo de mi carrera, como “La jaula de las locas”. Todo con un toque divertido y emocionante.
– ¿Extrañás a la China?
– Ay, claro que sí. Para mí, la China está viva. Mientras yo viva, ella vive en mi corazón. Todas las noches hablo con ella en mi mente. Siempre le cuento cosas. Los artistas como la China no mueren, permanecen en nosotros.
– ¿Cómo decidís qué momentos de tu carrera incluir en el espectáculo?
– Es un proceso natural. Hay tantas historias y recuerdos que forman parte de mí, como escenas de “Cabaret” o algún tango especial. También la gente me pide que repita cosas como “La fea”, que ya se ha vuelto un clásico. Me gusta armar algo que combine nostalgia y humor, para que sea una experiencia completa.
– Carlos, hablemos de tu vida personal. Te separaste poco después de casarte. ¿Qué fue lo que pasó?
– Me casé, pero me equivoqué. Tenemos derecho a equivocarnos, ¿no? No me reía lo suficiente, no disfrutaba, y decidí divorciarme. Fue rápido, sin problemas. Pero estoy feliz, rodeado de amigos y con ganas de seguir adelante.
– En un momento, se dijo que atravesabas problemas económicos. ¿Qué pasó realmente?
– Ay, ¡se dijeron tantas cosas! Que estaba comiendo raíces, que estaba sin luz… Nada que ver. Sí, tuve problemas con un vecino, pero ya está en juicio y lo resolveremos. No dejo que estas cosas me afecten. Tengo un gran abogado, Fernando Burlando y ahora leo todo antes de firmar, algo que no hacía, para no tener más sorpresas.
– ¿Cómo mantenés el buen humor frente a las dificultades?
– La vida siempre tiene desafíos, pero no dejo que me cambien. Me enfoco en las cosas buenas. Mi alegría y mis ganas de vivir son más fuertes que cualquier problema.
-Igual no se te escucha como si estuvieras comiendo raíces.
-(ríe) No. A mí me llegan las versiones de lo que dicen. Yo no veo televisión argentina, bah, algunas cosas si. Sé que la inflación está mejor. Hay muchas cosas que el presidente Milei, que es bastante amigo mío y muy querido, no ha conseguido. Pero las habrá de conseguir.
– ¿Cómo lo conociste?
– En una fiesta en Buenos Aires, antes de que fuera electo presidente. Hablamos mucho, y me encantó su energía. Me gusta que esté rodeado de mujeres fuertes, como su hermana Karina, a quien llama “el jefe”. Creo que el mundo estaría mejor si las mujeres lideraran más, tienen una intuición y un cerebro superior.
– ¿Qué pensás de su gestión hasta ahora?
– Él sabía que sería difícil y lo dijo desde el principio. Tengo fe en que saldrá adelante, porque la Argentina es un país increíblemente rico. Con lo que produce, podría alimentar al mundo. Solo hay que encontrar soluciones, y aunque no será fácil, creo que se puede. Pero la gente que nos lee que no piense que tengo un partido político, porque yo en realidad soy monárquico, es mucho mejor.
– ¿Por qué?
– Porque prefiero tener un solo líder estable a andar cambiando cada pocos años. En la monarquía, si el rey es el mismo, no te queda otra que llevarte bien. Claro que esto lo digo con humor, porque en realidad no estoy afiliado a ningún partido político.
– Bueno, vos sos rey: el Rey del Café Concert…
– La idea de coronarme como rey nació en un local de Lino Patalano, el Gallo Cojo, donde Cipe Linconvsky era la ‘reina del cabaret’. Y a la gente le encantó. Y les va a costar sacarme la corona, porque desde entonces, la llevo bien enchufada.
– Mencionaste haber tenido experiencias con extraterrestres. ¿Qué podés contar al respecto?
– ¡Uf, tantas cosas! Desde la laguna de mi casa en Solanas veo luces que no son aviones ni drones. Una vez, mientras hacíamos un asado con mi sobrina Andrea, vimos algo que se movía distinto en el cielo. Tengo pruebas, pero a veces prefiero no hablar mucho porque piensan que estar solo en una casa de la Laguna me dejo loco.
– ¿Tuviste algún otro encuentro que recuerdes especialmente?
– En Entre Ríos viví algo increíble. Durante un show en un hotel, justo antes de empezar, se cortó la luz. Salimos, y vimos un objeto en el cielo, como un plato volador de una película de Spielberg. Todos los presentes lo vimos. Yo, en el escenario, les dije: “¿Les gustó el truco?”. Después de la función, una mujer del público se me acercó y me dijo: ‘Eso no fue ningún truco, Carlitos. Yo también lo vi’. Esa misma mujer me habló de un pequeño centro de ufología en Victoria, que con los años se convirtió en el más grande de Sudamérica. Recomiendo que lo visiten, porque te deja sin palabras.
– ¿Incluís estas experiencias en tus espectáculos?
– Sí, porque la gente siempre tiene historias para compartir. En el show pregunto quién ha tenido encuentros con lo inexplicable, y se levantan muchas manos. Es un tema que despierta curiosidad y conecta con el público.
– ¿Seguís la evolución de la salud de Antonio Gasalla?
– Si. Está muy mal. Lo visité hace poco y apenas me reconoció. Ya no habla, no se comunica. Es solo un cuerpo. Pero está muy bien cuidado, rodeado de gente que lo quiere y le da todo el cariño posible, aunque no lo registre.
– ¿Qué significa Antonio en tu vida?
– Es un genio absoluto. Tuve la suerte de trabajar con él tantos años, y nunca nos peleamos. Siempre respetamos nuestros espacios, pero cuando nos juntábamos, era magia pura. Por ejemplo, Antonio siempre me decía que yo cantaba horrible, pero no le importaba. Lo decía con ese humor ácido que lo caracterizaba, y yo me reía. Él me alentaba a seguir cantando porque sabía que lo disfrutaba y que al público también le gustaba, aunque no fuera un cantante profesional. Teníamos una relación tan genuina que esos comentarios se convertían en bromas entre nosotros, y al final siempre terminábamos haciendo algo juntos. En el escenario teníamos una química única que hacía reír y emocionar al público.
– ¿Qué recuerdos tenés de sus momentos juntos?
– Hay muchos. Por ejemplo, cuando fuimos a España en el 72. Estuvimos ocho meses allí, pero nunca nos dieron permiso para actuar por nuestros looks y la temática del libreto. Eso, en lugar de amargarnos, nos causó mucha risa y lo usamos como material para varias temporadas.
– ¿Alguna vez fueron pareja?
– Nunca. Fuimos íntimos amigos desde el conservatorio, pero nuestras vidas privadas siempre fueron independientes. Esa conexión era única, pero estrictamente profesional y de amistad. Una vez, una actriz aseguró que Antonio le había dicho que habíamos sido pareja. Tuvimos la suerte de encontrarnos los tres en una ocasión, y cuando ella lo mencionó, Antonio y yo nos reímos y lo desmentimos en el acto. ‘Alguna vez fuimos pareja en el escenario, pero nunca en la vida real’, le dijimos. Siempre nos quisimos mucho, pero no se dio, y esas cosas no se pueden forzar. Pero Antonio fue, y siempre será, una parte fundamental de mi carrera y de mi vida.