Luego de una etapa de turbulencias, Nicole Neumann transita un momento de paz. Atrás parecen haber quedado esa escena de litigio constante con Fabián Cubero, y la distancia física y afectiva con Indiana, la mayor de las tres hijas que tuvo con el exfutbolista. A poco más de un año de su boda con Manu Urcera y a seis meses de haber sido nuevamente mamá con la llegada de Cruz, la modelo se encuentra relajada, como si hubiera encontrado definitivamente la estabilidad y, para ello, tuvo que trabajar en aquellos aspectos realmente claves en su vida.
En una entrevista con La Once Diez, la jurado de Los 8 Escalones hizo un balance de este proceso, que comenzó cuando resolvió dejar de exponer la intimidad familiar. “Hace muchos años decidí no hablar más de nada. Obviamente, tuve alguna época en la que pensé que exponiendo algo, por ahí la Justicia podía actuar más rápido, pero tampoco pasa. Entonces, no tiene sentido porque no suma nada”, analizó la modelo. En simultáneo, las niñas fueron creciendo, entendiendo la situación y empezando a resolver algunas cuestiones por sus propios medios. “Eso fue un quiebre para mí, y siempre quise que me recuerden como una mamá que nunca habló de más”, agregó.
En este punto, la conductora Catalina Dlugi la consultó sobre cómo había logrado adquirir esa disciplina. “Es un laburo fuerte, son muchos años de terapia, es también haber llorado un montón puertas adentro, haber hablado, haber hecho muchas catarsis”, admitió sin rodeos. “Pero con el tiempo, una va aprendiendo qué es lo mejor y también puede ser un poco la sangre alemana”, bromeó, haciendo alusión a sus orígenes.
A la hora de evaluar la situación actual con sus hijas, Nicole apeló a su profunda fe. “Siempre dije que el de arriba está mirando. Yo confío en los tiempos, confío en el universo, porque sé que lo doy todo”, aseguró. En el mismo sentido, expresó que “a veces, cada uno tiene que acomodar las cosas adentro suyo y después decanta solo. Obviamente en el proceso se sufre un montón, pero me mantenía muy agarrada a confiar”.
Además de expresas su alegría y orgullo porque Indiana siga sus pasos en el modelaje, Nicole también habló del benjamín de la familia, cuyo nacimiento también fue clave para armonizar la situación. Y de cómo influyó en el vínculo con Manu Urcera, que se enfrentaba a la aventura de ser padre. “No sabía cómo iba a ser, quizás él tampoco, pero se sentía muy confiado. Y la verdad, me sorprendió, porque ya el primer día estaba muy canchero y le cambió los pañales al gordo”.
Por último, Nicole se refirió a cómo se siente con su cuerpo a seis meses de dar a luz. “No me pesa la mirada social”, aseguró la rubia, buscando trasladar un mensaje de concientización. “Todavía no estoy en mi peso de antes del embarazo, pero bueno, estoy a dos kilos y medio a cinco meses de haber parido. Me parece súper aceptable. Me veo bien, pero no es algo que me preocupe tanto. Me entregué por completo a la maternidad”, afirmó.
A medida que las ocupaciones primordiales se lo fueron permitiendo, Neumann retomó la actividad física, más para estar en sintonía con su cabeza que con su cuerpo. “Empecé a entrenar muy de a poquito. Dos veces por semana, sin locuras ni obsesiones porque no me da la energía”. En el mismo sentido, mantuvo su alimentación sana, aunque le apareció un permitido fuera de los planes. “No sé qué me pasa con la dieta, me demanda mucho dulce”.