
El megaproyecto Stargate, impulsado por un consorcio integrado por OpenAI, Oracle, Nvidia y SoftBank, busca crear infraestructura de inteligencia artificial a nivel global. Sin embargo, según Fortune, este proyecto despierta serias dudas sobre sus consecuencias legales y su impacto en la competencia de mercado.
El objetivo de este grupo de empresas es convertir a Estados Unidos en el epicentro mundial de la IA, para lograrlo planean invertir cerca de 500.000 millones de dólares a lo largo de cuatro años para construir infraestructura adecuada y generar miles de empleos.
Cómo es el Stargate Project de OpenAI, Nvidia y más empresas
El Stargate Project se presenta como la respuesta estadounidense ante la carrera global por la supremacía en inteligencia artificial. La estrategia oficial parte de dos frentes: la creación de una potente infraestructura capaz de soportar el desarrollo y despliegue masivo de IA, y la reindustrialización de zonas estratégicas a través de la instalación de grandes centros de datos.
La primera fase se encuentra ya en marcha con obras en Texas y con la mirada puesta en otros estados como Nuevo México, Ohio y Míchigan, respaldados incluso por incentivos fiscales locales. El plan contempla diez centros de datos de gran escala que podrían abarcar una potencia combinada de 7 gigavatios, suficiente para abastecer a la mitad de los hogares del estado de Georgia.

El financiamiento proviene de un consorcio donde cada actor desempeña un papel clave: Oracle suministra la capacidad informática, Nvidia entrega racks de superchips, OpenAI utiliza y opera estos recursos, al tiempo que profundiza su colaboración con Microsoft a través de Azure. SoftBank lidera la inyección de capital y apunta a seguir expandiendo el proyecto nacionalmente bajo la presidencia ejecutiva de Masayoshi Son.
Cuáles serían los riesgos legales del Stargate Project
La dimensión legal que envuelve al Stargate Project está sujeta a la legislación antimonopolio estadounidense, específicamente el Clayton Act y el Sherman Act, diseñados para impedir acuerdos o estructuras que amenacen la libre competencia.
El Clayton Act establece que los tribunales pueden bloquear una empresa conjunta si se demuestra daño probable a la competencia futura, aunque ese daño todavía no sea tangible.
En declaraciones a Fortune, Madhavi Singh, investigadora de la Facultad de Derecho de Yale, destaca que, al reducir la cantidad de actores independientes, Stargate podría propiciar acuerdos de protección mutua de mercados, disminuir la presión competitiva y provocar una subida de precios o la reducción de opciones e innovación para los clientes.

Un ejemplo citado es el cambio en la estrategia de precios de Oracle tras entrar en el consorcio. Al alinearse con Microsoft, deja de ser el elemento disruptivo del mercado y facilita políticas de precios más elevadas. La misma dinámica podría producirse entre Arm y Nvidia, disuadiendo la innovación cruzada por temor a romper los acomodados equilibrios asociados al consorcio.
El Sherman Act, por su parte, prohíbe acuerdos que restrinjan el comercio y eliminan centros independientes de toma de decisiones. Singh alerta en su análisis que, bajo la estructura del Stargate Project, Arm, Nvidia y Microsoft ahora podrían coordinar indirectamente sus planes de producción de chips, reduciendo la diversidad de intereses económicos y eliminando los incentivos para entrar agresivamente en mercados ajenos.
Un antecedente reciente en la aplicación de esta ley fue el bloqueo de la fusión entre Arm y Nvidia en 2021, precisamente por el riesgo de quitar del medio a competidores potenciales que —de mantenerse independientes— podrían aumentar la variedad y reducir los precios en beneficio del mercado.
Qué tan probable sería un monopolio si tiene éxito el proyecto Stargate
Los detractores de la visión de Singh argumentan que, en la práctica actual, los miembros de Stargate siguen manteniendo una competencia feroz, sobre todo en la producción de GPUs y el desarrollo independiente de tecnologías de IA.

La justificación aparente sería que la enorme demanda de servicios de IA y las necesidades técnicas imponen la colaboración para cumplir los objetivos nacionales y empresariales.
Sin embargo, para Singh, esa rivalidad podría ser efímera, ya que a largo plazo el incentivo de maximizar beneficios monopólicos supera el impulso competitivo. Si los grandes actores logran repartirse nichos exclusivos y se asignan licencias, contratos y zonas de influencia, el efecto será la reducción real de la competencia, y los clientes sufrirían precios más altos y menor oferta.
La construcción de esta infraestructura gigantesca, por tanto, podría catalizar un cambio estructural en el mercado mundial de IA, moldeando la dirección futura de la tecnología y las reglas de juego que gobiernan la economía digital global.
Las autoridades regulatorias estadounidenses, como la FTC, ya demostraron en el pasado su disposición a bloquear grandes fusiones para evitar riesgos de cartelización.
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