Al estilo de Black Mirror: empresa de IA lanza app que recrea seres queridos fallecidos

La polémica propuesta de una startup de Los Ángeles reaviva el debate sobre el impacto emocional y ético de la inteligencia artificial en la memoria y el duelo

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Video promocional de 2wai app. Crédito: @CalumWorthy/X

La aparición de una nueva aplicación de inteligencia artificial que permite recrear digitalmente a seres queridos fallecidos ha generado una ola de reacciones en redes sociales, donde numerosos usuarios la han comparado con uno de los futuros distópicos propuestos por la serie Black Mirror.

La startup 2Wai, con sede en Los Ángeles, se ha situado en el centro de la polémica tras el lanzamiento de su app en la App Store de Apple, que ofrece a los usuarios la posibilidad de interactuar con avatares digitales de familiares que ya no están. Esta propuesta ha despertado tanto fascinación como alarma en la opinión pública.

La aplicación de 2Wai permite la creación de “HoloAvatares”, representaciones digitales que, según la empresa, no solo imitan la apariencia y la voz de la persona fallecida, sino que también comparten sus recuerdos.

El lanzamiento de 2Wai reavivó
El lanzamiento de 2Wai reavivó el debate sobre cómo la IA podría alterar la manera en que enfrentamos el duelo y recordamos a los seres queridos. (@CalumWorthy/X)

El video promocional, que superó los 4,1 millones de visualizaciones en X (antes Twitter), muestra a una familia interactuando con la abuela fallecida en distintas etapas de la vida: desde una mujer embarazada que conversa con la versión digital de su madre, hasta el nieto que, ya adulto, le anuncia a la “abuela” que pronto será bisabuela.

El mensaje del video, “Con 2Wai, tres minutos pueden durar para siempre”, resume la ambición de la empresa de crear lo que su cofundador, Calum Worthy, describe como “un archivo viviente de la humanidad”. Worthy plantea la pregunta: “¿Y si los seres queridos que hemos perdido pudieran formar parte de nuestro futuro?”.

La propuesta de 2Wai ha sido recibida con una avalancha de comparaciones con el episodio “Be Right Back” de Black Mirror, emitido en 2013. En esa historia, una joven utiliza una inteligencia artificial basada en los datos de redes sociales de su pareja fallecida para comunicarse con una réplica digital, que posteriormente adquiere forma física como androide. La serie, reconocida por explorar los límites y dilemas de la tecnología, anticipó el debate que ahora se traslada al mundo real con el lanzamiento de esta aplicación.

Vista previa de 2wai en
Vista previa de 2wai en la App Store. (Apple)

Polémica en redes sociales y debate ético

Las reacciones en X han sido mayoritariamente negativas y, en muchos casos, viscerales. Comentarios como “Esto es lo más perverso que he visto” o “La muerte y la pérdida son parte normal de la vida. Con esto están creando adultos dependientes y lobotomizados.

Es realmente repugnante” reflejan el rechazo de una parte significativa del público. Otros usuarios han calificado la tecnología de “combustible para pesadillas” y han advertido sobre el riesgo de que la aplicación “debería ser destruida”. La referencia a Black Mirror ha sido recurrente, con frases como “Hay literalmente un episodio de Black Mirror sobre esto” y recordatorios de que la serie “ya nos advirtió” sobre los peligros de este tipo de avances.

El debate ético en torno a la app se ha intensificado a medida que expertos y usuarios plantean interrogantes sobre el impacto de estas tecnologías en el proceso de duelo, la memoria y la identidad personal.

La aplicación crea avatares a
La aplicación crea avatares a pedido del usuario. (2Wai)

La posibilidad de que un niño establezca vínculos duraderos con una versión digital de su abuela, como se muestra en el video promocional, ha suscitado preocupación sobre la distorsión del apego y la dificultad para aceptar la pérdida. En tanto, la rápida evolución de la inteligencia artificial y la robótica alimenta temores sobre un futuro en el que los androides físicos de personas fallecidas puedan convertirse en una realidad, lo que abriría cuestiones aún más complejas sobre el consentimiento, la identidad y la comercialización del dolor humano.

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