Teletrabajo desde cualquier lugar: el engaño en el mundo digital laboral que está de moda

La promesa del teletrabajo se diluye ante cambios coyunturales que obligan a regresar a la oficina, fenómeno agravado por la automatización y el avance de la inteligencia artificial

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El teletrabajo se tambalea: casi
El teletrabajo se tambalea: casi la mitad de las ofertas “remotas” exigen presencia física - (Imagen Ilustrativa Infobae)

La promesa de trabajar desde cualquier parte del mundo seduce a miles de profesionales en búsqueda activa de empleo. Sin embargo, la realidad oculta detrás de muchas de estas ofertas pone en evidencia una tendencia preocupante que se repite cada vez con mayor frecuencia.

La plataforma para buscar empleo, Teal, ha detectado que casi el 50% de las vacantes etiquetadas como “remotas” exigen obligaciones presenciales, lo que contradice las expectativas de quienes buscan verdaderas oportunidades de teletrabajo. Esta situación se refleja en foros y redes sociales, donde se multiplican relatos de candidatos decepcionados.

Los filtros de empleo y el “teletrabajo parcial”

Las plataformas de empleo han visto cómo las menciones de “trabajo remoto” funcionan como reclamo en publicaciones de vacantes en crecimiento desde 2023. Sin embargo, según un reciente análisis de Teal, sobre 129.340 anuncios, casi la mitad impone requisitos como días de oficina, límites geográficos o traslados periódicos.

Cada vez es más frecuente
Cada vez es más frecuente que se vea reducida la modalidad de teletrabajo - (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Recibí una oferta para un puesto anunciado como remoto en LinkedIn. Estaba muy ilusionado porque llevaba meses buscando esa modalidad. Cuando llegó el contrato, detallaba asistencia obligatoria a la oficina para reuniones, entrenamientos y jornadas colaborativas. Cuando pregunté si eso significaba ir varios días en semana, me respondieron: ‘Normalmente tres o cuatro días en la oficina. ¿No era esto lo que buscabas?’”, describió uno de los tantos usuarios de la plataforma Reddit.

El trabajo desde casa corre riesgo de desaparecer

El auge de la inteligencia artificial y los cambios tecnológicos acelerados han reconfigurado el mercado. El especialista en IA, Jon Hernández, ha advertido que la supuesta flexibilidad que ofrecen muchas compañías está lejos de la realidad, ya que “la inestabilidad atraviesa funciones que antiguamente se consideraban seguras, especialmente aquellas asociadas al teletrabajo”.

En sus declaraciones, Hernández subrayó: “La IA está avanzando a una velocidad inesperada. En menos de un año, podrían desaparecer empleos que hoy se realizan desde casa, como atención al cliente, soporte técnico, creación de contenidos e incluso tareas administrativas”.

La llamada “edad dorada” del teletrabajo, que tuvo su mayor impulso entre la pandemia y 2023, ha ido perdiendo terreno conforme muchas empresas refuerzan políticas de retorno a la oficina. Los motivos más esgrimidos por los empleadores son la defensa de la cultura corporativa y la supuesta exigencia de decisiones cara a cara.

Casi un 50% de los
Casi un 50% de los empleos remotos esconden exigencias de oficina - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Argumentan también que los nuevos empleados rinden más bajo supervisión presencial y que la innovación se da con mayor facilidad entre colegas en un mismo espacio físico.

Sin embargo, para quienes apostaron por el teletrabajo, el giro en las condiciones implica —además de regreso a los desplazamientos— costes económicos, emocionales y un claro desequilibrio entre vida personal y laboral.

Impactos en el empleado por volver a la presencialidad

La presión por una presencia física se traduce en dificultades logísticas y personales. Una empleada relató a través de Reddit que tras meses de trabajo remoto, una videollamada imprevista le comunicó el retorno obligatorio a la oficina, pese a que no tiene vehículo y vive a 64 kilómetros (40 millas) del centro de trabajo. La respuesta de su empresa fue que el desplazamiento personal no es de su incumbencia.

Los costes de ese brusco cambio no sólo recaen en el bolsillo del empleado, también en su estabilidad emocional y profesional. Muchos experimentan una profunda desilusión al aceptar ofertas que acaban transformándose en esquemas híbridos o presenciales, en los que desaparece la flexibilidad prometida y se pierde autonomía sobre la gestión del tiempo.

La realidad muestra que rechazar ese salto de una flexibilidad prometida a otra inexistente no es un capricho. Implica repercusiones económicas, emocionales y profesionales concretas. La capacidad de adaptación tecnológica y la lectura detallada de condiciones se plantean como imprescindibles para quienes busquen sostener su rol en un mercado en plena transformación, donde la inteligencia artificial y las exigencias presenciales reconfiguran cada trimestre el tablero laboral.