
El mundo de la inteligencia artificial suma un nuevo protagonista en el terreno audiovisual. OpenAI presentó Sora, una aplicación diseñada para generar videos cortos con imágenes y sonidos completamente creados por IA. La plataforma, que por ahora funciona únicamente en iOS y bajo un sistema de invitaciones, busca convertirse en un espacio social donde los usuarios compartan clips similares a los de TikTok, pero con un giro radical: todos los contenidos son sintéticos.
Con este lanzamiento, OpenAI se adentra en un mercado donde el entretenimiento y la creación de deepfakes se combinan. Los videos generados en la aplicación permiten insertar rostros digitales, voces artificiales y escenas completas producidas a partir de simples instrucciones escritas. La compañía liderada por Sam Altman asegura que el sistema está optimizado para mantener la coherencia de los personajes en diferentes contextos, algo clave para que los resultados resulten creíbles.
El estreno de Sora ocurre en un momento en que la creación de contenidos con IA genera tanto entusiasmo como preocupación. Por un lado, promete transformar la forma en que las personas producen y consumen videos en redes sociales. Por otro, plantea interrogantes sobre el uso indebido de estas herramientas y los límites en torno a la privacidad y la manipulación digital.

Cómo funciona Sora
La aplicación utiliza Sora 2, el modelo de video más avanzado de OpenAI hasta la fecha. Una vez que el usuario se registra, puede crear una versión digital de sí mismo grabando su rostro en diferentes ángulos y pronunciando una serie de números. A partir de ese modelo, es posible generar clips en los que aparece su imagen, ya sea como protagonista o como cameo en videos ajenos.
El sistema permite definir quién puede emplear esa identidad digital, desde todos los usuarios hasta únicamente contactos aprobados. Si alguien genera un video con la imagen de otro, el propietario recibe acceso completo a ese material en su cuenta, lo que ofrece cierto nivel de control.
La interfaz se organiza en un feed “Para ti” (FYP), al estilo TikTok, en el que desfilan videos creados por la comunidad. Los clips suelen durar pocos segundos y pueden contener guion, diálogos, música y efectos visuales añadidos por la IA.

Entretenimiento y riesgos
La propuesta de OpenAI está pensada como una experiencia divertida y creativa, con ejemplos que van desde escenas absurdas hasta recreaciones sorprendentes. Sin embargo, también ha despertado inquietud. La facilidad para producir deepfakes hiperrealistas hace que sea difícil distinguir lo real de lo generado, lo que incrementa el riesgo de desinformación o de usos dañinos.
OpenAI asegura que ha implementado barreras de seguridad que restringen la generación de contenido sexual explícito, violencia gráfica, propaganda extremista o incitaciones a la autolesión. Además, intenta limitar la creación de videos con personajes públicos o celebridades. Aun así, los primeros usuarios han comprobado que los filtros no son perfectos: algunos contenidos pasan desapercibidos y otros se bloquean aunque no representen riesgos claros.
Creatividad ilimitada, con matices
Los usuarios pueden añadir rostros de otras personas a los clips con solo seleccionarlos en la pantalla de generación. Basta con introducir una indicación —por ejemplo, “discusión en la oficina”— para que el sistema cree un guion, genere las voces y produzca un video completo. En las primeras pruebas, se detectaron errores como sincronización deficiente de labios o movimientos poco naturales, pero en general los resultados son convincentes y logran causar impacto.

La aplicación permite también recrear escenarios ficticios con personajes de fantasía. No obstante, algunas licencias creativas, como figuras protegidas por derechos de autor o celebridades, están restringidas salvo que los titulares lo autoricen. En contraste, figuras como Pokémon han aparecido en videos generados sin mayores limitaciones, lo que abre un nuevo debate sobre propiedad intelectual.
Una apuesta frente a la competencia
El lanzamiento de Sora ocurre pocos meses después de que otras compañías como Meta lanzaran productos similares, en su caso con el canal de video Vibes. La diferencia es que Sora se centra en la personalización extrema mediante deepfakes, convirtiendo a cada usuario en el centro de la experiencia.
OpenAI busca así no solo innovar en la generación audiovisual, sino también mantener su liderazgo frente a rivales que exploran la misma área. El modelo de negocio aún no está definido, pero el atractivo inicial radica en la gratuidad y en la novedad de crear versiones digitales hiperrealistas de uno mismo.
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