El primer humano con un chip cerebral de Neuralink, la empresa de Elon Musk: así cambió su vida

Gracias a una innovadora interfaz cerebro-computadora, ahora puede realizar acciones digitales usando sus pensamientos sin necesidad de moverse

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Noland Arbaugh asegura que ha podido ser más independiente gracias a esta tecnología.

Cuando Noland Arbaugh sufrió un accidente de buceo en 2016, creyó que nunca volvería a mover nada por debajo de su cuello. Ocho años después, en enero de 2024, se convirtió en el primer ser humano en recibir un implante cerebral de Neuralink, la empresa de neurotecnología de Elon Musk.

Desde que despertó de la cirugía, el estadounidense ha logrado controlar una computadora solo con sus pensamientos, un avance que redefine los límites de la interacción entre el cerebro y la tecnología.

El implante fue colocado mediante una cirugía especializada y ha permitido a Arbaugh realizar actividades que daba por perdidas, como escribir, navegar por internet y jugar videojuegos.

Noland Arbaugh asegura que su
Noland Arbaugh asegura que su vida ha cambiado totalmente desde que tiene el chip: ahora puede hacer cosas por él mismo y no depender de los demás. (Neuralink)

“Crecí jugando videojuegos”, declaró al medio británico BBC, y añadió que había tenido que renunciar a esa parte de su vida tras el accidente. Gracias al dispositivo, ha podido volver a competir con sus amigos en juegos digitales. “Ahora les gano a mis amigos en los juegos, algo que realmente no debería ser posible, pero lo es”.

La tecnología detrás del implante

El chip implantado en el cerebro de Arbaugh mide 23 milímetros de diámetro y 8 milímetros de grosor. Está equipado con 1.024 electrodos distribuidos en hilos ultrafinos y flexibles que se insertan en áreas específicas del cerebro mediante un robot quirúrgico diseñado para trabajar con precisión milimétrica. El sistema permite implantar hasta seis hilos por minuto, asegurando una conexión precisa con las neuronas.

Una vez instalado, el dispositivo detecta señales eléctricas generadas por los pensamientos motores y las convierte en comandos digitales que se transmiten de forma inalámbrica a dispositivos externos. En el caso de Arbaugh, esta tecnología le ha permitido interactuar nuevamente con el entorno digital, algo que describe como una forma de recuperar su autonomía y dignidad.

El chip cerebral de Neuralink
El chip cerebral de Neuralink se compone de más de 1.000 electrodos distribuidos en 64 hilos insertados en la corteza cerebral. (Neuralink)

Desafíos técnicos y personales

A pesar de los progresos, el proceso no ha estado exento de dificultades. Según contó Arbaugh, en un momento el dispositivo falló, lo que provocó que perdiera el control de su computadora. Esta desconexión parcial entre el chip y su cerebro generó una gran angustia, pero los ingenieros de Neuralink lograron ajustar el software para restaurar e incluso mejorar la conexión.

Arbaugh también reflexionó sobre las implicaciones emocionales de su situación. “Perdí toda privacidad, toda independencia. Es un aprendizaje brutal aceptar que necesitas ayuda para absolutamente todo”, confesó al medio británico. El implante, sin embargo, ha aliviado parte de esa carga, permitiéndole recuperar actividades que antes consideraba imposibles.

Debate ético y privacidad cerebral

El caso plantea además interrogantes éticos sobre los límites de la interacción entre humanos y máquinas. El neurocientífico Anil Seth, de la Universidad de Sussex, explicó a Nat Geo que este tipo de tecnologías abre un debate sobre la privacidad y el control de los datos cerebrales. “Cuando permitimos que la tecnología acceda a nuestra actividad cerebral, cedemos algo más que control: entregamos lo que pensamos, sentimos o creemos”, advirtió.

El chip cerebral de Neuralink
El chip cerebral de Neuralink se compone de más de 1.000 electrodos distribuidos en 64 hilos insertados en la corteza cerebral. Neuralink

Aunque reconoce los riesgos, Arbaugh se muestra esperanzado respecto al futuro de esta tecnología. Su aspiración es poder controlar su silla de ruedas con la mente o manejar un robot que lo asista en su vida cotidiana. Estas posibilidades, aún en desarrollo, representan un horizonte relevante para personas con discapacidades similares.

El futuro de las interfaces cerebro-computadora

El caso de Arbaugh es parte de un creciente interés por las interfaces cerebro-computadora (BCI, por sus siglas en inglés). Empresas como Synchron también están desarrollando dispositivos similares, aunque con métodos menos invasivos.

Uno de los sistemas de Synchron se implanta a través de las venas del cuello hasta el cerebro. Un usuario de esta tecnología ha logrado combinarla con las gafas Vision Pro de Apple, lo que le ha permitido explorar entornos virtuales como montañas y cascadas.

Noland Arbaugh asegura que su
Noland Arbaugh asegura que su vida ha cambiado totalmente desde que tiene el chip: ahora puede hacer cosas por él mismo y no depender de los demás. (Rebecca Noble/The New York Times)

En el caso de Neuralink, el chip de Arbaugh forma parte de un estudio clínico que se extenderá por seis años. No está claro si el dispositivo será retirado al finalizar el ensayo o si será reemplazado por una versión mejorada. El futuro de la tecnología en su caso sigue siendo incierto, pero Arbaugh ha manifestado su voluntad de seguir participando en el proceso, aún con los desafíos que implica.